Entrevistamos a La Directa sobre el reportaje de Infiltrats
Hablamos con Ester, periodista del medio de comunicación La Directa y parte del equipo que ha investigado las infiltraciones policiales.
El domingo 12 de enero, el programa 30 minuts de 3Cat emitía un reportaje de investigación de La Directa donde se revelaba como al menos cuatro agentes de la Policía Nacional se infiltraron en movimientos sociales de los Països Catalans, más concretamente en Barcelona, Girona y València, a principios de los años 2020. Los casos, conocidos gracias al trabajo de tres años de investigación del equipo de la Directa, revelan por primera vez cuáles fueron los principales errores cometidos por los policías, fundamentales para descubrirlos.
Según se muestra en el documental, producido por 3Cat con la colaboración de la Directa y la productora Polar Star Films, cuatro agentes de la promoción número 33 de la Escuela de Policía de Ávila, bajo las órdenes de la Comisaría General de Información, adoptaron identidades falsas durante más de dos años.
Hoy estamos en Suelta la Olla de Hala Bedi Irratia con Ester, periodista del medio de comunicación La Directa y parte del equipo de investigación que ha investigado las infiltraciones policiales.
Las reacciones tras el documental
“En primer lugar, fueron los mismos colectivos y personas afectadas por las infiltraciones quienes emitieron un comunicado conjunto y en él hacían contar que consideran que estas operaciones de espionaje son constitutivas de un delito de tortura y que al final responden a una operación del Estado para controlar y perseguir la disidencia política. En el comunicado, también denunciaban que las prácticas desarrolladas por los policías infiltrados al final han sido operaciones que han sido intencionadas y han tenido un impacto emocional muy grave tanto para los colectivos como las activistas afectadas. Por otro lado, están todas las reacciones de varios partidos políticos. Inicialmente a nosotros, como la Directa, ni el Ministerio del Interior ni la Comisaría General de Información quisieron contestarnos a las preguntas. Simplemente, en un breve correo, el Ministerio del Interior se limitó a defender la actuación de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, explicando que actúan siempre con exceso sometimiento al ordenamiento jurídico.Y, bueno, sí que es verdad que, posteriormente, periodistas de varios medios de comunicación formularon varias preguntas en varias ruedas de prensa y Marlaska sí que ha acabado avalando estas implicaciones y defendiendo a los agentes argumentados que han actuado siempre para prevenir hechos delictivos. Luego, por otro lado, representantes políticos de las formaciones como la CUP, Los Comuns, Compromís, Oficina Republicana o Junts per Cataluña sí que han denunciado públicamente las infiltraciones porque ellos también consideran que están vulnerados derechos fundamentales y han defendido que se investiguen estos hechos. Incluso, Compromís y Junts han presentado de nuevo una batería de preguntas para exigir respuestas a Marlaska. Y, luego, aparte, también la CUP anunció que quería reactivar la Comisión de Investigación de las Infiltraciones en el Parlamento de Cataluña, que es una comisión que se inició hace unos cuantos meses, que elaboró un calendario de comparecencias para exigir explicaciones.
Los errores de los infiltrados
Y es cierto que, en el caso de las infiltraciones destapadas en Cataluña, fue a raíz del primer caso, la policía infiltrada bajo la identidad de Marta Hernández Pons, que, a raíz de este caso, los colectivos empezaron a sospechar de los otros tres agentes infiltrados que hemos destapado posteriormente. Al final, lo que hemos descubierto es que, en los cuatro casos, los cuatro agentes compartían muchas similitudes y detectarlas nos ha ayudado a continuar estirando el hilo y que integrantes de los colectivos hayan sospechado de estas personas que se hacían pasar por activistas y que se pusieran en contacto con La Directa para poder investigar, a raíz del primer caso, las otras sospechas que había en los otros tres casos. Y el hecho de detectar una serie de coincidencias en los cuatro casos también nos hizo tener más certeza de que se trata de una operación coordinada de infiltración de múltiples agentes bajo la dirección última del Ministerio del Interior Español.”
Preguntamos a La Directa sobre los principales errrores que cometieron los agentes infiltrados. “Algunos de los patrones de comportamiento que detectamos en el primer caso, en el de Mark, y que se han reproducido en los otros y que nos ayudaron a descubrir a los cuatro agentes que hemos descubierto son, por ejemplo, el hecho de que tenían un perfil político bajo a la hora de participar en debates o asambleas, que no tenían un discurso político, pero a la vez eran personas comprometidas con los movimientos sociales y que asumían ciertas responsabilidades. Y todos ellos, en muy poco tiempo, militaron en múltiples espacios. Todos ellos desaparecían de vez en cuando, tenían intervintencias comunicativas y presenciales, porque al final tenían que buscar una coartada para llevar esa doble vida.
Tampoco hablaban mucho de su pasado, ni tenían trabajos fijos, y al final todo ese cúmulo de similitudes que ha habido en el patrón de comportamiento hizo que, tras el caso de Mark, investigáramos el resto de activistas ficticios de los que tenían sospechas y de los cuales los colectivos se pusieron en contacto con nosotros para poder investigar estos dos casos. Uno de los errores que más ha impactado es cuando el activista de Girona, Oscar Campos, llamó a la policía infiltrada en Girona, bajo la identidad falsa de María Pérez Yoamengual, la cual fue pareja de Oscar durante tres años, y en esa conversación telefónica grabada, Oscar le dice que le ha descubierto, y ella, en vez de colgar, mantiene una larga conversación con él, en la cual afirma que es una policía infiltrada.
La Directa pudo grabar esa conversación, y parte de esa conversación se ha incluido en el documental de infiltrados y ha salido publicada ahora. En esa conversación, la policía infiltrada en Girona reconoce que forma parte de la misma formación que los otros y confirma que son bajo las órdenes de la unidad de información, que se ocupa de terrorismo, radicalismo violento y demás, según lo que explica esa policía. Y también afirma que hay otros policías infiltrados en otros municipios del Estado español.
Este es el error que destapamos en el caso de la infiltrada de Girona, pero, por ejemplo, en el caso de Daniel Hernández Pons, que fue el infiltrado en Movimientos Sociales de Barcelona, esta policía estuvo facilitando su geolocalización en tiempo real porque había vinculado el teléfono móvil a una cuenta de correo de un colectivo social, y eso nos permitió comprobar que cuando, por ejemplo, decía que estaba en Palma con su familia, pues en realidad estaba en Madrid. Y también este policía cometió otro error, que lo consideramos el error más relevante, porque lo cometió cuando regaló un pendrive a una activista de San Andrés de Palomar. El activista, cuando supo que estábamos investigando a esta persona, nos facilitó el pendrive y pudimos recuperar unas fotos del dispositivo que él pensaba que había borrado definitivamente, pero no, y en estas fotos aparecía vestido con uniforme de policía, de paisano o con otros compañeros policía.
Y luego, por ejemplo, también otro error, en el caso del policía infiltrado en Valencia, descubrimos que la foto que tenía en el WhatsApp de su móvil como activista asistido, estaba hecha desde el piso donde el primer agente infiltrado que descubrimos, Hernández Pons, se había alojado con otros activistas de Barcelona. Descubrimos que la foto que tenía el policía infiltrado en Valencia había estado hecha desde ese piso donde se habían alojado los activistas de Barcelona y con Márquez Hernández Pons durante el periodo de infiltración.”
El método: las relaciones sexoafectivas
Preguntamos a La Directa sobre cómo ha sido el proceso y acompañamiento a las víctimas, dado que uno de los métodos que usaron fueron infiltrarse a través del uso de las relaciones sexoafectivas (mantenidas, incluso, durante tres años). Nos dicen qeu “no han sido investigaciones fáciles, porque al final los hechos son hechos muy graves y han tenido un impacto muy duro en todas las personas y colectivos afectadas, y conocer de primera mano los impactos emocionales que han supuesto estas investigaciones policiales a todas las personas afectadas no ha sido una tarea sencilla. Nosotros lo que también defendemos como periodistas, teniendo en cuenta los impactos que han tenido estas infiltraciones, es que como mínimo se tendrían que investigar los hechos, reparar a las afectadas y depurar responsabilidades, porque estamos hablando de hechos muy graves, infiltraciones sin autorizaciones que han tenido un impacto en la vida y en las prácticas de militancia de muchas personas. Y además se dan casos como el caso de Dani o el caso de Girona, que los policías infiltrados han establecido relaciones sexoafectivas. En el caso de Girona, la policía tuvo tres años manteniendo una relación con el activista, y en el caso de Dani se han establecido relaciones sexoafectivas con varias mujeres y se da ese agravante de género, porque se ha hecho un uso de la corporalidad de las mujeres y se les ha instrumentalizado para obtener una información privada y reservada.” Este tema está en los tribunales, antes del reportaje, por denuncias de infiltraciones anteriores. De hecho, la abogada de CGT, Laia Serra, que lleva la denuncia judicial conjuntamente con Iridia, afirma que no fue una casualidad, sino que era el método.
“El método fueron las relaciones sexoafectivas. El policía encadenó y superpuso relaciones con mujeres de diferentes proyectos políticos de la ciudad de Barcelona para entrar en determinados espacios y dar credibilidad a su personaje y obtener toda una serie de información privada. En el caso de Mark Hernández Pons, el primero que destapamos, y en el caso de Ramón Martínez Hernández, el infiltrado en Valencia, su estrategia en estos dos casos fue crearse un personaje amable, respetuoso, siempre dispuesto a ayudar a todo el mundo, dispuesto a asumir muchas responsabilidades de los colectivos en los que se habían infiltrado”-relata Ester. Esto hizo que, enseguida, se ganara la confianza de los colectivos, según lo que nos han explicado el entorno activista que estableció relaciones de amistad y relaciones de militancia en estos dos casos. Y luego, en el caso de María, la infiltrada en Girona, el método de infiltración principal sería la relación sexoafectiva de tres años que estableció con el activista Oscar Campos, que no es un activista cualquiera, sino que es una de las caras más visibles del activismo independentista y antifascista de Girona, porque ha sido uno de los encausados en una macrooperación en la que activistas fueron encausados por cortar las vías de tren en Girona durante el primer aniversario del 1 de octubre. En este caso, en el caso de Girona, incluso la Fiscalía, tras la querella que se presentó, ha afirmado que el objetivo de la relación sexoafectiva establecida entre la infiltrada y el activista Oscar Campos era, respectivamente, la obtención de información privada del activista.”
Por qué eligieron estos movimientos sociales
Respecto al porqué quieren infiltrarse en espacios como el centro social La Cinètika, entidades vecinales como Resistim al Gòtic o Cuidem Benimaclet, el movimiento por la vivienda o de apoyo a personas migradas en Girona y Salt o el centro social okupado anarquista l’Horta, Ester nos dice que “es precisamente una de las tantas preguntas que hemos formulado al Ministerio del Interior, y la cual no nos ha respondido, pero nos gustaría que nos respondiera. Como opinión personal, diría que nos encontramos ante un Estado sin escrúpulos, pero también con miedo a los movimientos sociales, los cuales consideran que son una amenaza para el status quo. Lo que está claro es que se quería captar información de interés para lo que ellos consideran el orden y la seguridad pública, y que se está investigando a gente simplemente por su ideología, porque los colectivos investigados no se podrían catalogar como unos supuestos delitos de terrorismo o crimen organizado.
Por ejemplo, en el caso de Cuidem Benimaclet, es una asamblea vecinal donde hay gente mayor, jóvenes, familias, que simplemente se han organizado para intentar paralizar un proyecto urbanístico que amenaza la huerta del barrio de Benimaclet de Valencia. Entonces, obviamente, lo que podemos afirmar es que se están investigando a gente por su ideología, y no por unos supuestos delitos de terrorismo o crimen organizado o delincuencia.
El papel de los movimientos sociales
Respecto al papel de los movimientos sociales de Cataluña y el País Valenciano en el contexto de la infiltración, Ester nos cuenta que “en todos los periodos de infiltración, al final, los movimientos sociales continuaron con su actividad política, participando en movilizaciones y protestas, en convocatorias para paralizar desahucios, jornadas, incluso en reuniones o protestas tras la pandemia, reclamando vivienda o reclamando un rescate social de las personas tras la pandemia. Bueno, lo que quiero decir es que al final la actividad de los movimientos sociales se desarrolló con total normalidad, porque en ningún momento sospechaban que lo que hacían pasar por actividades eran en realidad policías infiltrados. Hay movimientos colectivos que eran objetivos de la policía, como en el caso del movimiento independentista o por la vivienda en Cataluña, cuando también la gente infiltrada en Girona se infiltra en el movimiento independentista por la vivienda o en el movimiento independentista de Girona.
En el caso de Barcelona, ambos agentes infiltrados se infiltraron en el movimiento libertario o en el caso del primer agente en el movimiento estudiantil también, en el movimiento por la vivienda. En el caso de Valencia, interesaba el CSO l’Horta, que es un centro social okupado anarquista donde se desarrolla buena parte de la actividad política y social de Valencia. También pusieron el foco en el movimiento antifascista de la ciudad.”
Ester nos cuenta como “con la infiltración en los diferentes colectivos afectados en los diferentes territorios han conseguido como un mapa, una imagen de cuáles son los principales movimientos sociales de esta ciudad.
¿Implicaciones legales para los agentes infiltrados?
En los casos de infiltraciones de Valencia, Girona y Barcelona se trata en concreto, como decíamos, de “cuatro agentes de la promoción número 33 de la Escuela de la Policía de Ávila y que teóricamente se infiltraron todos a principios del 2020.”
“No ha habido implicaciones legales para los agentes infiltrados, que nosotras sepamos. De hecho se han presentado tres querellas y una demanda y ahora mismo tanto los juzgados como la Fiscalía han desestimado investigar estos hechos. Y entonces los colectivos afectados han interpuesto las demandas, las querellas. Tienen que decidir ahora si deciden pasar a otro escalón judicial y presentarlas en el Tribunal Europeo. Lo que sabemos es que todos se infiltraron en la misma época, en la primavera del 2020, que justo coincide cuando empiezan a levantarse las medidas restrictivas por la pandemia. Todos ellos están entre 2 y 3 años infiltrados y todos ellos formaban parte de la promoción 33 de Policía, los cuales ingresaron juntos en la Escuela Policial de Ávila y juraron cargo también juntos en junio del 2019.
En la Escuela Policial de Ávila es donde se forman todos los policías del Estado y tal y como se publicó en el documental Infiltrados. En el documental, la portavoz del sindicato policial de un grupo, Laura García, sí que subraya que se tienen bastante en cuenta a la hora de definir qué agentes infiltran, las características físicas a la hora de elegir el perfil, y se tienen también en cuenta la personalidad o la resistencia psicológica. De acuerdo con estos criterios, la Comisaría General de Información puede buscar una tipología concreta entre policías que aún no tienen una adquisición en las áreas policiales de inteligencia e información. Lo que también sabemos es la cadena de comandamiento de estas infiltraciones.
Al final, el responsable máximo es el Ministerio del Interior, en este caso el ministro Fernando Grande-Marlaska, por debajo de él encontramos al secretario de Estado y de Seguridad, Rafael Pérez Ruiz, y también encontramos el director general de la Policía o el comisario general de Información. Por lo tanto, las denuncias que se han presentado no son únicamente contra estos agentes infiltrados, sino también a todos sus superiores jerárquicos en última instancia.
¿Cómo defenderse de estas infiltraciones?
“No podemos estar al final 100% seguros, pero si tenemos en cuenta la información que se ha publicado hasta ahora, todo parece indicar que las infiltraciones policiales son una estrategia más del Estado para captar información de los movimientos sociales. Por lo tanto, pueden continuar pasando. Las infiltraciones son una estrategia más que tiene el Estado, además de las captaciones de activistas como confidentes de la Policía a cambio de bonificaciones o las implantaciones digitales, que también se han dado caso. Los movimientos sociales han sabido sacar aprendizaje y dar una respuesta, las respuestas políticas, comunicativas y jurídicas colectivas a las infiltraciones.
Por ejemplo, se han creado grupos de apoyo mutuo para tratar las infiltraciones desde lo colectivo, porque al final se debe entender la infiltración policial desde una dimensión estructural, no desde lo individual. Y una manera que han tenido de defenderse es utilizar la represión del Estado como fuerza para empoderarse aún más desde los grupos de apoyo o desde la acción jurídica. Porque, como explicaba también antes, organizaciones antirrepresivas como Iridia o Alerta Solidaria están ofreciendo acompañamiento emocional jurídico y hasta ahora se han presentado tres querellas y una demanda por las infiltraciones. Y a medio plazo, en caso de que la investigación no proceda en territorio estatal, con los recursos que se quieran interponer, se podría iniciar un procedimiento por vulneración de derechos fundamentales ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.”
El periodismo alternativo en el contexto de seguridad y vigilancia
Tal y como dice Ester, “es fundamental. Sin medios de comunicación verdaderamente independientes, yo creo que este tipo de investigaciones no serían posibles. Al final, la independencia económica es la que nos permite tener una independencia editorial para poder fiscalizar los poderes políticos y económicos y poder denunciar esta vulneración de los derechos sociales y políticos por parte de las fuerzas y cuerpos de seguridad. Y es algo que también nos han trasladado las personas y colectivos afectados, que han manifestado el agradecimiento al equipo de la directa y de 3Cat por haber realizado este documental, que al final también es una forma de dar credibilidad a ese testimonio y poder iniciar una reparación de todos los impactos sociales, políticos y psicológicos que han tenido estas infiltraciones .
¿Y ahora qué?
“Bueno, por un lado, el Ministerio del Interior y la Comisaría General de Información deberían de dar todas las explicaciones que se les ha exigido para poder obtener toda la información posible del funcionamiento y objetivo de estas situaciones. Y en el plano judicial, se tendrían que investigar estos hechos y depurar responsabilidades. Estamos hablando de unos hechos muy graves, y para que pueda haber una reparación para las afectadas es muy importante que se investiguen los hechos, que se decreten sin dudas sus testimonios y que el sistema judicial reconozca su relato y no se las culpabilice. Por lo tanto, deben investigarse judicialmente unos hechos que ahora mismo se encuentran en un limbo legal.
El Ministerio siempre ha defendido que estos policías infiltrados no necesitaban de una autorización judicial porque eran agentes de inteligencia. Esta figura de agentes de inteligencia es una figura que, según el Ministerio, actúa bajo las órdenes de la Comisaría General de Información, y la actividad de estos agentes queda recogida en expedientes secretos al amparo de la Ley de Secretos Oficiales de 1968, una ley franquista. Esta figura de agente infiltrado es una tipología diferente de la de agente encubierto.
La agente encubierta es una figura que sí que está reglamentada en la Ley de Enjudiciamiento Criminal, pero solo para supuestos de terrorismo, crimen organizado, tráfico de estupefacientes, y la gente encubierta sí que necesita autorización judicial. En el caso de estas infiltraciones, el Ministerio defiende la figura de la gente de inteligencia que no está recogida, que se encuentra en este limbo legal, y entendemos que se ha hablado de esta figura de agente de inteligencia para intentar eximirse de cualquier responsabilidad porque no se encuentra recogida en ninguna normativa y se encuentra en un limbo ilegal y, además, amparada también en esta Ley de Secretos Oficiales de 1962.
La Directa, apoyo al periodismo independiente
“La directa es un medio de comunicación en catalán de actualidad, investigación, debate y análisis. Nacimos en el año 2006 siempre con la voluntad de ser una herramienta comunicativa que hiciera visible las prácticas de los movimientos sociales, los servicios políticos, sociales y culturales que plantean un modelo alternativo al actual y los colectivos invisibilizados por muchos medios de comunicación. Y, bueno, actualmente contamos con 4.000 suscriptores y somos una cooperativa que suma además unas 300 socias en la cooperativa y es gracias a esta base social que el medio de comunicación puede subsistir y publicar investigaciones como esta y además publicar mensualmente una revista en papel y actualizar diariamente la web de La Directa. Pero para poder continuar teniendo esa independencia económica, pues tenemos que mantener y aumentar todavía más esa base social que nos sostiene y que nos permite hacer investigaciones como esta.
Entonces, pues animar también a la gente a que se suscriba y a que apoye el periodismo independiente porque es el que realmente puede poner el foco en toda esta opacidad y en tramados de abusos y vulneraciones de derechos sociales y políticos”
Cerramos con una cita de Jonathan Martínez, que escribe en Nacio Digital: “Los aparatos del Estado se inmiscuyen en la sociedad civil organizada porque entienden que un ciudadano consciente es, en el fondo, un potencial mal ciudadano. Pero los infiltrados no desempeñan un mero papel informativo. Fulanito ha hecho esto, menganito ha hecho lo otro. El infiltrado policial persigue en los movimientos sociales el mismo objetivo que, según Chomsky, persigue el neoliberalismo en las redes de trabajadores. Socavar la ayuda mutua, disolver solidaridades, instaurar desconfianzas y generar una sociedad en la que solo haya un yo y no un nosotros.”
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