Foto de las jornadas “¡Aquí hay tomate!” del Movimiento por la Alimentación Sostenible en Espejo.

Hace 4 años que la empresa Cultivos Araba lanzó la iniciativa de instalar un macroinvernadero de 20 hectáreas en tierras de cultivo del municipio de Valdegovía. Producirán tomates que luego venderá Eroski, valiéndose de tecnologías avanzadas para la fertilización, ventilación y riego. Además, entre otras cosas, las instalaciones necesitarán de calefacción durante varios meses del año, para lo que instalarán quemadores de gas.

Las instituciones públicas se han mostrado favorables al proyecto desde el principio, destinando a esta iniciativa privada una cantidad de dinero público que asciende a 1,1 millones de euros entre el Gobierno Vasco y la Diputación de Araba el último año. Argumentan, entre otras cosas, la creación de empleo.

En cambio, colectivos locales del mundo de la soberanía alimentaria y la alimentación sostenible, agrupados en el Movimiento por la Alimentación Sostenible, rechazan el proyecto. Las explotaciones agrarias de este calibre consumen grandes cantidades de energía para calentar la infraestructura para producir fuera de temporada, consumen grandes cantidades de agua, contribuyen a agudizar el cambio climático, desestabilizan el territorio al ser multinacionales o grandes empresas que cierran cuando no obtienen grandes beneficios y dificultan la continuidad de la agricultura local y familiar.

En este caso, a pesar de que las obras de la primera fase del proyecto comenzaron en julio de 2021, el pasado 15 de junio informaron de varios cambios, entre ellas el retraso de las obras y la posibilidad de que no llegue a abrirse nunca, por el alto precio de la luz, el gas y el agua. Además, varías tareas se desplazarán a Irun y los sueldos serán mucho más precarios de lo prometido (los salarios anunciados de 1500 euros pasarán a ser salarios de temporada).

Ante estas novedades, el Movimiento por la Alimentación Sostenible ha querido manifestar la “decepción y malestar” que el proyecto está generando entre habitantes de la comarca. Sostienen que se desvanece la posibilidad de encontrar el “buen empleo que habían prometido”. Además, han mostrado su preocupación ante macroproyectos de este tipo que dependen de la compra de muchos insumos, pueden resultar económicamente inviables y desaparecer: “son gigantes de barro”.

“La creación de empleo en Valdegovía y su comarca debería basarse en otro modelo de Desarrollo Rural. Más que conceder una fuerte subvención a un empresario que gestiona su negocio a 900 kms de distancia para generar empleo de baja calidad y con personas de fuera del entorno, sería más adecuado fortalecer el tejido productivo ya existente y apoyar las nuevas iniciativas que surgen entre las personas que ya tienen arraigo en el territorio”,  han concluido.