En la tarde del 19 de agosto de 1993 la Ertzaintza trasladó a Juan Calvo al hospital Santiago de Vitoria-Gasteiz para ser atendido de las heridas sufridas en el momento de su detención. El auxiliar de enfermería Patxi Bezares Díaz de Tejada, actualmente celador, le curó las heridas leves. Él fue una de las últimas personas que vio a Calvo con vida. Al volver al trabajo la mañana siguiente, sus compañeros le contaron que Calvo había vuelto a ser trasladado al hospital de madrugada por la Ertzaintza, muerto y con evidentes signos de violencia por todo el cuerpo. Entró en el depósito, y lo que vio le produjo un gran impacto, tal y como les ocurrió a los médicos que trataron de revivir al detenido infructuosamente. Después de 30 años, Bezares cuenta por primera vez lo que él y otros profesionales sanitarios vieron y padecieron aquel día y los meses siguientes. Relata, entre otras cuestiones, acoso policial.