“La paz es la revolución del proletariado mundial”
Estas son las palabras de Rosa Luxemburgo que nuestro invitado Juan Ibarrondo ha elegido para comentar el dibujo del escenario geopolítico del que hemos hablado hoy, a colación de las nuevas relaciones entre Trump y Putin sobre posibles acuerdos de paz, dejando a un lado a Ucrania.
El patio de recreo está revuelto. El nuevo mandato del presidente estadounidense está siendo tan predecible y populista como veíamos venir. La aparente estretegia de encarnar el “matón” en el escenario político internacional lo sitúa en una posición incierta. Las promesas hiperbólicas y manerismos histriónicos deberían estar convulsionando la estabilidad económica y el comercio. Sin embargo, nos encontramos con que su guerra arancelaria ha girado las tornas hacia un lugar en el que es él quien dicta las reglas de juego, no parecen las más adecuadas para su propio país, pero se reserva el factor sorpresa como arma.
En su primer mandato el muro de la frontera sur parecía ser la apuesta ganadora para su gestión, el buque insignia. En este segundo gobierno, Trump presumía de ser capaz de acabar con la guerra de Ucrania en un sólo día. Durante esta semana se darán rondas de conversaciones en París y Riad, que podrían ser clave en el advenimiento de la guerra.
La alianza Rusia-China hunde sus lazos en el tiempo. La Unión Soviética llevaba la voz cantante en un panorama polarizado por la lucha entre el capitalismo y comunismo. Hoy es China quien resulta más relevante en el escenario internacional, siendo probablemente la mayor obsesión de Trump, la más constante de todas sin lugar a dudas. El papel de Rusia parece haberse relegado a un plano más discreto: Ibarrondo menciona el ejemplo del continente africano. China invierte a expuertas en paises costeros con la excusa del desarrollo de su plan “collar de perlas”, e invierte en otros tantos países africanos buscando consolidarse como la potencia hegemónica. Rusia financia Grupo Wagner y poco más.
Europa y Ucrania por su lado, están luchando por no ser dejadas de lado. No parece que el propio país en sufrir la guerra esté siendo tenido en cuenta por la diplomacia internacional tanto como debiese. La Unión Europea por otro lado está trabajando para tener una mayor relevancia en los procesos de paz, favorecer al que podría ser un próximo integrante en el club europeo y no andar siempre un paso por detrás de Trump.
A continuación, la entrevista completa:
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