Violencia, disciplinamiento de la fuerza-trabajo migrante e imperialismo: el fortalecimiento de la Fortaleza Europa
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Inurri Gorria: Violencia, disciplinamiento de la fuerza-trabajo migrante e imperialismo: el fortalecimiento de la Fortaleza Europa00:08:18
En épocas de crisis como la actual vemos como, cada vez más, se consolida y fortalece la “Fortaleza Europa”. El discurso y las políticas anti-migratorias crecen y se intensifican, tanto desde “izquierda” (sea socialdemócrata, sea rojiparda) como desde derecha. Fortaleza Europa quiere decir los miles de migrantes que mueren cada año durante su ruta migratoria hacia Europa. Fortaleza Europa son las políticas de inmigración, las leyes de extranjería, las expulsiones de migrantes culpables solo de no tener papeles y el acoso y abusos policiales. Pero Fortaleza Europa son también las medidas de “regularización” temporal de los migrantes para que puedan ser brutalmente explotados
Hace unas semanas dio mucho que hablar la nueva propuesta de ley migratoria del gobierno francés, con la que se facilitaría la contratación de los migrantes sin papeles y, a la vez, se agilizarían las prácticas de expulsión y repatrio de los mismos. A pesar de lo que podría parecer, no hay nada de contradictorio en estas normas que, en realidad, no hacen que apuntalar la tendencia del capitalismo hacia los migrantes: sobre-explotación de su mano de obra, aumento del ejército industrial de reserva y disciplinamiento forzoso de la fuerza-trabajo migrante. La propuesta de ley del gobierno de Macron resume muy bien la función de la necropolítica migratoria dentro del IMPERIALISMO CONTEMPORÁNEO y su imagen paradigmática: la FRONTERA.
Muchas veces se piensa la frontera en términos geográficos y territoriales, como algo estático: la frontera como BARRERA. Pero en realidad la frontera no es una barrera estática, sino un PROCESO. El poder de mando del capital a través de la frontera no se ejerce a través del cierre de la frontera, sino del CONTROL de los movimientos y de los transitos.
En este sentido, tenemos que entender la frontera, dentro del capitalismo contemporáneo, como:
1. Una VIOLENCIA brutal y continuada (antes, durante y después de cruzar la frontera física).
2. Un MÉTODO para disciplinar y abaratar la fuerza de trabajo.
3. El PARADIGMA de la globalización capitalista y del imperialismo contemporáneo.
1. Frontera y la violencia como norma.
La violencia en la frontera no es la excepción sino que es la norma. En este sentido, la frontera, como dicho, no es un límite geográfico estático, sino un PROCESO, un proceso de violencia constante y estructural, que empieza al principio de la migración, pasa por la externalización del control y de la violencia de la frontera y sigue hasta después de haber cruzado la misma (con la violencia sobre la vida “ilegal” de las personas migrantes). Ya Frantz Fanon decía que en las “zonas del no ser” la violencia y el terror son la norma del gobierno. La frontera entre centro y periferia imperialista es, hoy en día, el “límite” entre “zona del ser” y “zona del no ser”.
2. Frontera y disciplinamiento de la fuerza de trabajo
La frontera es un “MÉTODO” para disciplinar y mercantilizar la fuerza de trabajo, para convertir los trabajadores migrantes en mano de obra barata. La frontera no sirve para evitar el proceso migratorio, sino para controlarlo y convertirlo en “eficiente” para la producción capitalista. La migración es necesaria por el modo de producción capitalista, porque necesarios son el ejército industrial de reserva y una mano de obra a bajo coste, que sirva a la clase propietaria para sacar mayores ganancias y abaratar el valor global de la fuerza-trabajo. Migración controlada y “productiva” quiere decir fuerza de trabajo semi-esclava en el campo, en los invernaderos de Andalucía o de Puglia en Italia, en la recogida de fruta en Lleida o en Suiza, igual que en las vendimias del Estado francés. Fuerza de trabajo controlada y en constante disciplinamiento -desde las infra-viviendas a la violencia (física, sexual y emocional) sobre los cuerpos migrantes-. Ese disciplinamiento violento de la fuerza de trabajo es otra cara de la frontera.
3. Frontera y capitalismo global
La frontera es consustancial a la globalización capitalista. La globalización, contrariamente a las lecturas “globalistas”, no ha acabado con las fronteras ni con los Estados. Lo que se ha dado ha sido un nuevo reparto funcional dentro del capitalismo, donde las fronteras han asumido mayor peso necropolítico y los Estados mayor función de control y represión. En un mundo en constante movimiento (de capitales, mercancías y ALGUNAS personas), la frontera es el paradigma biopolítico del imperialismo, marcando quién tiene derecho a circular y quién no. Y los Estados, con sus fuerzas armadas y control de frontera, pero también con sus Leyes de Extranjería y sus campos de concentración (CIEs), son los sujetos que tienen autoridad sobre la vida y la muerte en la frontera (como proceso), los que pueden decidir que vidas merecen la pena ser vividas y que muertes no merecen ni ser lloradas.
Como decía al principio, la frontera es EL PARADIGMA DEL IMPERIALISMO CONTEMPORÁNEO. En efecto, estas tres funciones están muy ligadas con el imperialismo: porque imperialismo es, ante todo, violencia militar y dependencia (violencia económica y política). Es la construcción de un “centro” y de una “periferia”, de una zona del ser y una zona del no ser, que, en el mundo globalizado, se convierten también en una frontera biopolítica entre “humanos” (personas con derechos) y “personas periferizadas” (para quienes los derechos se convierten en privilegios). La violencia (tanto la explícita como la económica), en este sentido, es la vara de medir esa frontera entre “ser” y “no ser”.
Con la mercantilización y disciplinamiento de la fuerza de trabajo, pasa lo mismo: históricamente el imperialismo se ha caracterizado por la explotación de una fuerza de trabajo semi-esclava en la “periferia”, generando una mayor plusvalía en el centro imperialista. En el mundo globalizado este proceso se sigue dando, pero hoy en día las fronteras no son solo geográficas, sino, una vez más, biopolíticas. Y así el trabajo semi-esclavo y la mano de obra barata hay que traerla a Occidente (bajo la forma-migración) y hay que disciplinarla in situ (bajo la forma y “método” de la frontera). Y esta dialéctica de sobre-explotación de la periferia y de los migrantes en el centro se mantiene gracias al doble ejército industrial de reserva que, mediante la frontera, se crea, tanto en el centro como en la periferia imperialista.
Finalmente con la cuestión de la globalización: hoy en día el imperialismo ha cambiado de forma respecto al de principio del siglo XX. Hoy no es tanto un imperialismo “estado-céntrico”, sino que nos encontramos ante un imperialismo transnacional, del que participan Estados, organizaciones internacionales, empresas transnacionales etc. Y con la gestión de la migración esto lo vemos clarísimo: la migración de Sur a Norte no es una cuestión de intereses nacionales. La gestión de la migración no la hacen Alemania, España o Italia. Es una cuestión de geopolítica internacional, donde participan todos los actores de la UE (Estados, Comisión Europea, BCE…), alianzas militares (OTAN), empresas y organizaciones transnacionales (FRONTEX). Las potencias imperialistas son, a la vez, la causa de la migración, sus beneficiarios y su límite (geográfico y biopolítico).
Por todo ello, la lucha contra el imperialismo es, hoy más que nunca, lucha contra la frontera -su violencia, su método y su paradigma-. Lucha contra la frontera que, desde el centro imperialista, tiene que tomar la forma de la lucha de clases (alianzas y organización entre explotados, contra la clase explotadora) y lucha internacionalista (solidaridad y organización entre pueblos contra el imperialismo).
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