Ventanas

Hay ventanas que con su apertura traen aire freso, olores que nos confortan y luz, tan necesaria para sostener nuestra vida. Otras en cambio, pueden traernos corrientes de aires fríos, olores nauseabundos y provocar sensaciones poco confortables. También usamos las ventanas para nombrar otros “huecos”, más allá de los tangibles. Existen ventanas digitales que también nos enseñan un mundo (que no el mundo), ventanas para hablar de lo que es posible, “las ventanas de oportunidad” o para hablar de lo socialmente aceptado, la denominada “ventana de Overton”, esa que muestra lo socialmente aceptable.
En estos tiempos, vemos como algunas se abren, como la ventana de Overton mientras algunas ventanas digitales hacen de engrase para que la apertura llegue a lo máximo posible hacia el lado del fascismo. En este sentido, pareciera que tampoco hay ningún miedo a romper marco, cristales y lo que sea necesario. Aunque estas ventanas no sean físicas, también están trayendo mucho ruido y mucho, mucho frío.
Quienes provocan la apertura hacen mucho ruido, son muy visibles y generan muchas pasiones para algunos, mucha preocupación para otras y pareciera que cierta indiferencia para unos cuantos. Pero más allá de lo más visible es importante mirar también a quienes callan, se colocan de lado e incluso están deseando entrar por las ventanas que otros están abriendo. Climáticamente vemos en grandes titulares que señalan a Estados Unidos a quienes niegan el cambio climático y venden las bonanzas del CO2, vemos menos las denuncias más cercanas a quienes, en nuestro entorno, intentan aprovecharse de él con lavados verdes muy lucrativos. En lo social, se escandalizan algunos titulares por la violación de derechos de migrantes en Estados Unidos, mientras se normaliza que en la UE los estados negocien en euros cuánto vale la vida de quien migra.
Se crean condiciones para la no vida controlada por quienes manejan las ventanas del ruido. Son sin duda, tiempos revueltos.
Pero también hay otras ventanas, las ventanas para la esperanza. Sin caer en optimismos Mr Wonderful, es importante pensar que, en nuestro cotidiano, otros mundos existen y resisten. Con muchas dificultades, sí, en tensión constante con un sistema que los ahoga, pero vivos, demostrando que hacer las cosas de diferente manera puede dar otros resultados que sí sostienen vidas. Reivindicando que nuestros territorios, nuestros pueblos y nuestros lazos, nuestras comunidades, en lo físico pero también en lo digital, existen y son capaces de reproducir otras formas de hacer que colocan la justicia social y ecológica en el centro. La esperanza supone ser consciente de la realidad, pero buscar formas nuevas de hacer para conseguir resultados distintos porque creemos y vemos que es posible.
Preocupa quien habla de optimismo y replica las mismas prácticas que se predican desde los púlpitos (tradicionales y digitales), y quien teniendo poder dice abstenerse en ciertas cuestiones que son básicas para la vida. Algunos no se posicionan para mantener cuotas de poder, otros simplemente esperan el momento para colarse por las ventanas que otros están abriendo. Quien no se posiciona, ya se está posicionando.
Mientras algunas ventanas se abren y el aire es cada vez más frío, la energía para poder calentarnos queda en pocas manos. La energía es poder y mientras algunos la dominen podrán regular el frío que nos hacen llegar. Los retos para las esperanzadas serán intentar que el frío entre lo menos posible y reproducir redes y hogueras alrededor de las que abrigarnos y construir juntas.
Isa Álvarez Vispo
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