En torno a la felicidad
Siempre queremos y querremos más.
.- Son miles y miles los datos que se han analizado sobre la felicidad día a día, quizá sean los estudios más largos jamás llevados a cabo. “Estamos programados para estar insatisfechos” dicen muchos exámenes que en la Vida hemos pasado, al menos aprobado, y así, sabemos, que por muchas veces que nos enamoremos, siempre caemos de nuevo en el error de pensar que en otro lugar o con otra persona estaríamos mejor, que la felicidad definitiva se hallará, esta vez sí, tras esa subida de sueldo o en una vida nueva en otra casa o ciudad. Pero la felicidad definitiva nunca llega. Sin embargo, este descubrimiento más que una debilidad, es una gran fortaleza, pues nos permite dudar por fin de aquellos que nos venden una felicidad fácil y duradera, “cuando la realidad es mucho más compleja”.
Si lo tenemos casi todo, ¿por qué no somos felices? Esa es la pregunta que debemos hacernos ¿qué nos hacía o nos hace infelices y qué nos da la felicidad con la idea de repetirlo?
Estamos programados para estar insatisfechos. Tenemos un mecanismo en el cerebro que hace que nos adaptemos a todo: te curas de una enfermedad y al cabo de poco vuelves a dejar de valorar como merece la pena en verdad el estar sano.
Si no nos aburriéramos nunca, no tendríamos necesidad de progresar. La infelicidad nos ayuda a seguir programando y progresando, el cerebro tiende a recordar ¡quizá demasiadas veces! los momentos más felices. Por eso creemos casi siempre que hemos sido más felices de lo que fuimos.
Tanto en los días más felices de nuestra vida como en los más infelices siempre vemos y recordamos los nombres de la gente que queremos. Las relaciones son esenciales, las emociones son el centro de casi todo lo que hacemos.
Ya tenemos todo aquello con lo que nuestros abuelos y padres habían soñado, sin embargo nunca antes habíamos sufrido tanta depresión, ansiedad, estrés, abuso de drogas, falta de autoestima y trastornos alimentarios. Debemos asumir, asegurar, que el progreso económico, por sí solo, ya no nos lleva ni nos llevará a ser más felices.
Todas las enfermedades físicas en las que la sanidad invierte tanto presupuesto afectan menos a nuestro bienestar psíquico que la enfermedad mental. La depresión y la ansiedad son las que más influyen en nuestra infelicidad.
Algo estamos haciendo mal.
.- Poner la competitividad y la productividad por encima de nuestro propio bienestar. Nos hace que, cada vez con más frecuencia, sintamos que solo valemos si tenemos un cuerpo y un currículum perfectos.
Cómo midamos el éxito de nuestras escuelas y de la educación puede ayudarnos a redefinir el lugar al que queremos ir. La realidad hoy es una alarmante baja autoestima de los jóvenes debido a la falta de apoyo emocional de los padres y la excesiva competitividad en las escuelas.
La soledad es otro gran factor.
.- Es el factor que está detrás de casi todos los casos de infelicidad que aparecen en nuestras bases de datos.
La infelicidad es una parte inevitable y necesaria de la vida. No se puede ser feliz todos los días del año, pero sí estar satisfecho o tratar de estarlo siempre. Así que hay que enfrentarse a los días malos. Y esa aceptación ya es una clave.
A veces la mejor forma de ser feliz es aprender a soltar, a dejar muchas cosas a las que nos aferramos en demasía y equivocadamente. Está claro que no nos hacen ni nos pueden hacer bien y mucho menos felices.
La persona feliz es la que nunca se afana por tener mucho. Seamos felices, disfrutando plenamente de lo que tenemos no en cuanto a su cantidad pero sí en su calidad.
Estar en Paz, no significa vivir una Vida sin problemas ni ruidos.
Paz significa tener la certeza interior de que todo está, más o menos bien, y que todo, en definitiva, terminará bien para TODXS. Por encima de todo nos debe guiar la ALEGRÍA DE VIVIR y que, esa alegría, no sea algo meramente superficial ya que está, debe estar, ligada a algo mucho más profundo. SUMAK KAUSAI
“En una palabra el PIB lo puede medir todo pero nunca medirá lo que hace que valga la pena VIVIR BIEN LA VIDA. (Zygmunt Barman)
ES TARDE.
Es tarde
pero es nuestra hora.
Es tarde,
pero es todo el tiempo
que tenemos a mano
para hacer el futuro.
Es tarde,
pero somos nosotros,
esta hora tardía.
Es tarde,
pero es madrugada
si insistimos un poco.
POR SER FELICES.
Pedro Casaldaliga
UN MAR DE FUEGUITOS:
No hay dos fuegos iguales.
Hay fuegos grandes y fuegos chicos
y fuegos de todos los colores.
Hay gente de fuego sereno que ni se entera del viento,
y gente de fuego loco que llena el aire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman;
pero otros, otros viven y arden la vida con tantas ganas
que no se puede mirarlos sin parpadear,
y quien se acerca, se enciende.
Eduardo Galeano, El libro de los abrazos
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