Siempre me ando quejando del optimismo que supuran los diferentes movimientos sociales de la ciudad. Parece que las campañas y acciones de protesta ante las injusticias satisfacen ampliamente las expectativas de sus organizadores, que tristemente se olvidan que vivimos en una ciudad conservadora y que esto se demuestra no solo en las urnas, sino en las actitudes insolidarias de la ciudadanía: racismo, clasismo y una actitud hostil ante cualquier cambio innovador. Quizá el termómetro de progresismo se puede medir por las cartas al director que se publican en el periódico del grupo Vocento.

Pero tengo que reconocer que en Gasteiz también se han producido acciones que han supuesto un verdadero jarro de agua fría en las mentes de nuestra ciudadanía bienpensante. Desde el 3 de marzo del 76, las procesiones ateas, o el derribo de la estatua de la Virgen Blanca sirven como, lejano ejemplo.

Y últimamente me enorgullezco que surjan iniciativas tan interesantes como la ocupación de casas para su uso como vivienda. Casos como los del Errekaleor, un barrio paradigmático de la especulación, suponen un vendaval de aire fresco en esta nuestra pusilánime ciudad. Asi como también la ocupación de casas vacías propiedad del Ayuntamiento por jóvenes para vivir fuera de la tutela familiar.

Intentar formas de vida ajenas a los mandatos del sistema es, a todas luces, un orgullo que debemos exportar y presumir. Ojala cunda el ejemplo y se pueda seguir agrandando este hermoso fenómeno, que se sigan ocupando no solo casas para vivir, ni solo por jóvenes; locales para que las personas con inquietudes artísticas puedan utilizar como talleres, espacios para el trueque, laboratorios de reciclaje y otras tantas iniciativas que puedan surgir para minimizar el camino al colapso que nos ofrece el capitalismo.

Convertir nuestra ciudad en una atractiva Ciudad Okupa que atraiga la mirada del mundo es un objetivo no solo loable sino transformador. Dejémonos de vender catedrales en obras insinuadas por escritores de bestsellers, basta de ya de tonterías de Green capital, olvidémonos de tanta sostenibilidad capitalista…Empecemos desde ya vender nuestra ciudad como una ciudad okupa, donde la vida sea el centro de atención y no la producción y el consumo.

Atraigamos a que nos conozcan y seamos ejemplo de resistencia ante las políticas depredadoras de las instituciones, que se sepa, que se comente que en nuestra ciudad otra vida es posible. Mostremos a nuestros miserables próceres que se puede hacer un urbanismo ajeno a la mafia especulativa de Ensanche 21, otras formas de consumo que no sean las grandes superficies, formas de vida basadas en la diferencia y el cuidado de nuestra manada. Gasteiz Ciudad Okupa, un crisol de iniciativas que modifique el gris paisaje de la greencapital, es el pulso que debemos echar: ocupemos y defendamos los espacio que construimos en nuestra cotidianidad…

Pero para ello es necesario construir redes de resistencia y creacion, por eso es necesario acudir el próximo sábado día 3 a la manifestación en defensa de Errekaleor, a ver si la convertimos en un hito que marque la nueva marca de la ciudad Gasteiz Ciudad Okupa!