El carácter estructural de la guerra y el imperialismo cultural: algunas claves para entender la ofensiva imperialista global.
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Inurri Gorria: El carácter estructural de la guerra y el imperialismo cultural: algunas claves para entender la ofensiva imperialista global.00:05:15
Con la guerra de Ucrania y la nueva ofensiva de la OTAN en Europa Oriental ha vuelto en el centro del debate político de la izquierda el tema del imperialismo. Me gustaría profundizar dos cuestiones respecto al imperialismo, una más general y otra como clave para entender la fase actual: la cuestión de la guerra como sine qua non del modo de producción capitalista y la cuestión del imperialismo cultural como fábrica de una opinión pública global.
Respecto a la guerra, mucho se está hablando del papel de la industria armamentística de EEUU en la ofensiva actual. La guerra, así, se explicaría como una cuestión de intereses de los grandes fabricantes de armas, que tienen una gran influencia sobre la política exterior estadounidense. Claramente este argumento tiene una parte de verdad (el poder político del monopolio armamentístico), pero oculta otra cuestión, mucho más importante para explicar la guerra: la relación estructural entre guerra imperialista y crisis capitalista.
La guerra no es solo una cuestión de intereses empresariales y del complejo industrial-militar. La guerra es consustancial al capitalismo y un factor estructural, es una fuerza destructora de lo viejo y creadora de lo nuevo. En efecto, la guerra no es solo rapiña y expropiación, sino que implica destrucción de las fuerzas productivas, necesaria para aviar un nuevo ciclo de acumulación capitalista, una vez que se haya agotado el viejo. Es decir, Hay que entender la guerra en su relación dialéctica con la crisis capitalista y los ciclos de acumulación. Como ya decía Marx, en la teoría de los modos de producción, “la violencia es, en sí misma, una fuerza económica”.
La segunda cuestión que me gustaría plantear, tiene a que ver con la aceptación y apoyo a la ofensiva de la OTAN y la construcción de una opinión pública imperialista global. Muchas veces este apoyo se lee como fruto del papel de los medios de comunicación y de su propaganda de guerra, que imponen el relato OTANista y nos bombardean con ello. Este aspecto es importante e innegable, porque gran parte de la que en el caso de Ucrania se ha definido “guerra hibrida” es, efectivamente, una guerra mediática.
Pero hay otro factor que hay que tener en cuenta para explicar la construcción de esta sociedad civil imperialista, y que viene de más lejos: el imperialismo cultural. El imperialismo cultural es un rasgo específico del imperialismo de EEUU. Mientras, hasta la mitad del siglo XX, el imperialismo hegemónico (el del Imperio británico) se expandía por medio de armas y comercio, con la nueva fase imperialista post-II Guerra Mundial, caracterizada por la hegemonía de EEUU, se empieza a notar un nuevo rasgo del imperialismo: el imperialismo ideológico-cultural y el monopolio de la cultura.
Frente al Imperio británico, que exportaba mercancías y capitales, el imperialismo yankee empieza a exportar IDEOLOGÍA. Después de la II Guerra Mundial EEUU hace una inversión de miles de millones de $ para convertirse en la guía ideológica y espiritual del mundo, invirtiendo en la academia y en la industria cultural. El imperialismo cultural yankee no quiere solo dominar la política y la economía de los países, quiere dominar y forjar las almas de la sociedad. Quiere crear el sujeto de la civilización capitalista: la sociedad civil.
Para aterizar estas cuestiones y entender de que hablamos cuando decimos imperialismo cultural, nos valga un ejemplo. El caso más paradigmático es el de la industria cinematográfica. Gracias a Hollywood, EEUU construye un relato sobre la historia y sobre el presente, construyendo un imaginario global. Hoy en día el 80% de las imágenes que circulan en el mundo son producidas por EEUU. No es que EEUU tenga el monopolio de la producción, sino que tiene el monopolio y control del mercado mundial. Hoy en día Bollywood (India) produce cada año 3 veces más películas que EEUU. Nollywood (Nigeria) produce muchas más pelis que EEUU y China una cantidad parecida.
Pero, cuando pensamos en serie y pelis, ¿Cuántas series de India o Nigeria nos vienen a la cabeza? Cuántas pelis chinas? Y, por contra, cuántas series de Netflix y pelis de Hollywood?
Eso es tener el monopolio de la cultura y de la ideología: EEUU, gracias a Hollywood y Netflix ha construido un mundo a su imagen y semejanza, un sentido común global y un imaginario a escala planetaria, que toma la cultura, la forma de vida y la civilización capitalista como referente a seguir. Si queremos luchar contra el imperialismo hoy en día no basta oponernos a sus guerras y al terrorismo global de la OTAN. Tenemos que plantearnos la lucha anti-imperialista en términos de lucha ideológica y de hegemonía cultural. Lo que hay que organizar no es solo la lucha de clases, es una guerra de civilización.
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