Crónicas de una Lesbiana – Grecia: un gran campo de concentración
Estos meses atrás hemos estado viendo cómo se construían en el continente griego muros de hormigón de 3 metros de altura alrededor de varios campos donde malviven solicitantes de asilo o protección internacional.
Enseguida saltaron las alarmas, porque la condición de refugiada no puede llevar asociada su estancia en una prisión ‘per se’.
Allá por marzo volvió a Lesbos la señora Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, para declarar que Europa daba a la isla de Lesbos 150 millones de euros para la construcción de un nuevo campamento “abierto” (y recalcó lo de abierto varias veces) que sustituya al ignominioso y flamante Moria 2.0 del Ministro de Migración y Asilo, Sr. Mitarakis.
Y a finales de mayo, el sr. Gianluca Rocco, jefe de la Organización Internacional para las Migraciones en Grecia (IOM), defendió el carácter abierto de los campamentos, destacando que cuando no hay libertad de movimiento, se viola la ley europea.
‘Todos los campamentos tienen cercas -declaró-, algunos tienen un muro, algunos tienen concertinas, algunos tienen una combinación de muro y concertinas. Lo importante es que la población de los campos tenga libertad de movimiento, que pueda entrar y salir de las estructuras cuando quiera, según las directivas europeas. Los solicitantes de asilo solo pueden ser detenidos por razones concretas y durante un período determinado. A menos que Grecia decida no cumplir con las leyes y directivas europeas, no son centros cerrados’, zanjó el jefe del IOM.
Curiosa ceguera la de este señor cuando el IOM está en Moria 2.0 desde sus comienzos, siendo éste un campo de concentración de donde solamente pueden salir sus moradores un día a la semana, solo durante tres horas y solo según un listado decidido por la dirección del campo para cada momento. Lejos esta realidad y la de muchos otros campos de la libertad de movimiento que marca la legislación europea y con la que se llenan la boca sus dirigentes. Incluyo aquí al señor Rocco.
Y esto lo saben todos. Todos vienen a Grecia, visitan los campos, le dan palmadas en la espalada al gobierno griego y se van tan contentos. Pero aquí, aquí se quedan miles de personas retenidas, ‘quasi’ detenidas, ‘quasi’ secuestradas por un gobierno fascista que hace lo que Europa quisiera pero no se atreve a legislar.
Porque según los informes, el gobierno griego ha puesto en marcha un ‘Sistema Integrado de Gestión de la Seguridad Electrónica y Física’ en 39 centros de recepción, en gran parte financiado por la UE. Todos lo saben! Estos proyectos, además de la construcción de los muros de hormigón, incluyen drones que patrullen desde el cielo, puertas magnéticas con cámaras termográficas integradas, máquinas de rayos X, sistemas de alarma por rotura de la verja perimetral y cámaras de seguridad en los puntos de entrada y salida. También se ha propuesto cerrar las puertas de los campamentos en torno a las 9 de la noche para evitar que la gente salga.
Pero estas personas no son criminales a los que encerrar, y tienen derecho a la libertad de movimientos. Estos “guetos” sin ninguna duda van a conducir a una menor integración con la comunidad local, menor control por parte de periodistas y ONG’s de lo que ahí adentro suceda y peores condiciones de vida para sus moradoras, además de convertir todos estos espacios en cárceles no reconocidas.
Estos muros y todo lo que ello conlleva, se hacen para satisfacer los reflejos racistas y xenófobos de la ‘clientela de extrema derecha’ del partido en el gobierno (Nueva Democracia).
El gobierno griego, a pesar de las buenas palabras y las sonrisas para con los dirigentes europeos, no quiere integrar a estas personas en la vida social y económica del país: lo que pretende es, primero, conseguir que no lleguen, de cualquier manera y a cualquier precio; y segundo, si llegan, mantenerlos encerrados fuera de la vista de los lugareños y turistas el tiempo necesario hasta que se los lleven otros gobiernos a sus países. O, lo que es peor, hasta ser deportados.
Y mientras llega alguna de estas dos cosas, Grecia los quiere mantener en centros de detención pagados con el dinero de todas nosotras.
Ahora hace poco más de un mes se inauguró el nuevo campo de recepción e identificación de la isla de Samos. Abierto, según Europa. Cerrado, según quienes allá han ido a dar con sus huesos. Y ya están las licitaciones para la construcción de los de Lesbos y Chios.
Nos queda claro que Grecia, no es solo ‘el escudo de Europa’ como la señora Ursula Von der Leyen declaró en su visita a la frontera norte con Turquía la primavera del 2020. Grecia, en materia de migración y asilo se ha convertido desde hace unos años en un gran campo de concentración para quien huye de guerras y otras violencias y quiere pedir asilo en nuestra Europa.
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