¿Contranatura?
Sumergidx entre apuntes para opositar a guarda forestal, y a pocos días del 28J, no puedo evitar subrayar párrafos en los que encuentro paralelismos evidentes a nuestra propia existencia. Me estoy refieriendo a la de lxs humanoides disidentes de sexo y/o género, aunque fácilmente extrapolable a la de cualquier sujeto que no ostente una posición de privilegio en la pirámide cisheteropatriarcal, capitalista y racista. Vamos, que me lleva a esas cositas, llamadas interseccionalidades, sobre las que nos enseñan los transfeminismos (aprovecho para mostrar mi más sentido desprecio a terfas y abolos, a quienes el castigo DIVINO compostará en el mismo cubículo que a los machunos).
Me sorprendo a mí mismx haciendo apología de un día de estos remarcados en el calendario, con lo poco que me gustan. Quizás sea que esté un poco hasta el tete de ciertas fobias interiorizadas, individual y colectivamente, y este año me apetezca celebrarme, celebrarnos.
Ahí va el primer párrafo: “No siempre es clara la separación entre árboles y arbustos. Algunas especies, por lo general, tienen porte arbustivo, y ocasionalmente pueden convertirse en árboles. En estos casos, hemos optado por emplear el termino “arbolillo”, prevaleciendo la estructura y la forma sobre la altura”. ¿Le recuerda esto a alguien a las casillas del DNI?¿Y tú qué eres, árbol o arbusto?…la realidad está llena de terceras casillas. Lo kuir siempre ha existido, desde antes que nuestra especie, y, oh, sorpresa, la excepción es la norma. Así lo demuestra la ciencia, con sus continuas y eternas reculadas, reformulando sus teorías que se autodestruyen, a medida que se constatan nuevas realidades.
Otro ejemplo: “Este real decreto adapta y deroga el anterior, respecto a las especies protegidas clasificadas en categorías que han desaparecido en la nueva ley, y su catalogación, descatalogación, o cambio de categoría de especies”. ¿Le recuerda esto a alguien a la mal llamada ley trans, a las políticas aplicadas a las personas migrantes, a tantos otros ejemplos…? Podemos dejar de existir como realidades, aparte de físicamente, de la noche a la mañana, cambiar de carpetita y cajón en los que se nos guarda, con todo lo que ello conlleva, y buena suerte en la vida. Por cierto, si no nos gusta ser los sujetos oprimidos en estos sistemas humanos, estaría bonito plantearnos por qué permitimos, y ejercemos, estos paralelismos opresivos sobre otras especies, y sobre el medio y el territorio.
Y ahí va el último: “Los corzos tienen una adaptabilidad ecológica fuera de lo común. Pero nuestras prácticas les imponen un modo de vida basado en el miedo constante. A ser descubiertos, a atravesar una carretera, a la escasez de comida, a no encontrar refugio, y, por supuesto, a morir. Ese entorno, generador de una gran ansiedad, les obliga a asumir grandes concesiones entre los peligros acechantes y el beneficio que puedan extraer de todo ello. Su comportamiento se ve profundamente modificado”. ¿Le resuena esto a alguien? ¿Alguna vez, o tal vez a diario, te has identificado en estas dinámicas? Así de jodidxs estamos de la salud mental (entre otras), y quizás sea también este malestar el origen de hostilidades y confrontaciones entre diferentes realidades del mismo colectivo. Con el miedo impregnado en el cuerpo, sintiendo culpa por tu propia existencia, sintiendo el miedo a que te descubran, incluso cuando ya te descubriste tú sólx hace mucho tiempo, con el chip de alerta en automático por si algún factor del medio se pone chungo, y agresión al canto. Con las miniagresiones normalizadas que vas a recibir cada día en tu cotidiano, por defecto. Y claro, pues aquí cada cual se busca la estrategia de supervivencia, como puede y como sabe…por cierto, una celebración por el apoyo mutuo, que también venía ya de serie en la naturaleza que nos parió. Lo siento, no somos tan originales. Amiguis, no olvidemos que es posible, y que nos merecemos vivir mejor. Que no nos acostumbremos, por miedo, a conformarnos con las migajas que nos conceden, y de las que encima tenemos que estar agradecidxs.
Lo sentimos, pero nuestro plan es seguir existiendo, y, como los corzos y los arbolillos, lucharemos cada día por habitar el medio que nos van arrebatando e interviniendo, y para ello sacaremos pancartas, dientes, garras, PLUMAS, trececatorces sutiles, macarradas no tan sutiles, y, sobre todo, mucho amor del bueno, calorcito de manada.
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