“Allí empezó todo el infierno”
El pasado lunes 7 de febrero la presa política vasca Iratxe Sorzabal realizaba estas declaraciones en la Audiencia Nacional, donde se celebró un juicio contra ella.
A pesar de que han pasado unos días, todavía me estremezco cuando recuerdo lo ocurrido ese día; Iratxe sentada en esa silla, en Madrid, ante los jueces y fiscales, temblorosa, angustiada… y sobre todo teniendo que revivir lo sufrido por ella durante sus duros días de detención.
“En el coche me pusieron un antifaz, me aplicaron las descargas, me golpean, me insultan, me soban, me vejan, me asfixian con una bolsa” relata con la voz entrecortada. Un relato que por tantas veces que lo hayamos escuchado a ella y a miles de vascos y vascas, no deja de estremecer en lo más profundo.
Aterrorizada, destrozada, en carne viva, el infierno… son algunas de las expresiones que Iratxe utiliza durante toda su declaración en sede judicial para explicar lo que vivió durante 5 días de incomunicación.
Da la extraña coincidencia de que este juicio se celebra sólo unos días antes del 13 de febrero, Día contra la Tortura en Euskal Herria. Tomando como referencia el asesinato de Joxe Arregi en 1981, después de pasar 9 días a manos de la Policía Española.
Y en este caso la coincidencia es extraña no sólo por la cercanía en las fechas, sino porque el caso de Iratxe tanto ahora como entonces genera un gran revuelo mediático. A eso ayuda que en su caso, y son muy escasos, tenemos fotografías que certifican lo contado por Iratxe.
Unos días antes, el 21 de enero, el PNV hacia público un informe donde hablaba de la injusticia que han padecido los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Lo que más me gusta de ese informe es la parte donde dice, literalmente: “…invita a la sociedad vasca a reflexionar para construir un memoria reparadora y empática por el sufrimiento de estas victimas inocentes”. Ejem…
Tendría para un libro sólo con esta frase, pero yo me pregunto; ¿memoria reparadora? ¿Con quién? ¿Para qué? ¿Víctimas inocentes? De verdad os digo, que yo no sé si el PNV está ya en clave electoral, y tiene que dirigir sus proclamas a las gentes de derechas españolas para pescar en ese río, porque por lo demás yo no entiendo el discurso tan, pero tan poco reparador y empático que lleva meses realizando.
Porque no hay más ciego que el que no quiere ver, y la existencia de una tortura extendida, sistemática y atroz contra el independentismo vasco es una realidad que nadie, nadie en Euskal Herria puede negar. Pero no sólo eso, debiera ser una realidad que nadie, nadie puede obviar. No solo en Euskal Herria, sino también para quien se considere demócrata en el Estado español y en cualquier parte del mundo.
Recuerdo mi segundo día de detención en una comisaria en París. Me llevan a una oficina a tomarme declaración y allí me ofrecen un bocadillo. Les digo que no, que no me fio, que igual está drogado y no sé lo que me van a hacer. El policía que después me tomará declaración me dice: “tranquila, nosotros no somos como los españoles”. Esa frase se me quedará grabada a fuego para siempre.
Me duele que a día de hoy casi nadie, más allá del independentismo vasco de izquierdas, tenga el coraje y la valentía, como lo hace con otras violencias y otras víctimas, de salir públicamente a denunciar lo sufrido por Iratxe y miles de vascos y vascas en estas últimas décadas. Me duelen los demócratas, las izquierdas, los feminismos… que callan y miran hacia otro lado. Me duelen los silencios políticos, el relato de una parte, la negación del sufrimiento.
Me duelen la culpabilidad de las torturadas por haber hablado, y la culpabilidad de las que no lo fuimos por habernos librado, me duelen los muertos en comisaría y sus familias. Y me duele que haya personas supuestamente tan humanas y concienciadas con los sufrimientos a las que no les duela la imagen de Iratxe el pasado 7 de febrero.
Reconocimiento, reparación y garantías de que no vuelva a suceder. Ni más ni menos.
DENAK ETXERA ETA MUXU BANA!!!
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