“8 de marzo en Lesbos” – SC Nátzab-
8 de marzo en Lesbos. No os voy a dar sus nombres, ni sus países, pero aquí tenemos tres rutas migratorias que nos traen a nuestras hermanas hasta Moria: Oriente (Afganistán, Pakistán, Bangladés, Myanmar..), Oriente Próximo (Turquía, Syria, Irán, Irak, Kurdistán; incluyo aquí países como Marruecos, Argelia y Tunez..) Y países del África Negra (Zimbabue, Congo, Gabón,Camerún, Nigeria, Ghana, Togo…) Tres rutas muy diferentes, pero un mismo peligroso tránsito.
Os esbozo unas historias:
Unas hermanas de sangre… y de violación. Una de ellas está tan hundida que ni habla, ni prácticamente levanta la cabeza, porque para ella la vida ya no tiene sentido. La otra, la cuida, y nos cuenta su historia mirándonos a los ojos:.. el médico que suturó sus heridas no dudó en suturar un poco más de la cuenta… ella confirma que esta mutilación genital es necesaria para probar de cierta forma su valía si un día decide casarse.
Otra, una mujer ya viuda: ha parido dos veces; en vez de labios y clítoris tiene dos pequeños agujeritos en un área de piel lisa cicatricial.
Otra, es una mujer joven que ha huido de su país de origen tras haber sufrido la ablación femenina por parte de su padre y los amigos de su padre (en este caso fue la extirpación del clítoris). En su país dejó dos hijos de corta edad… y fue violada antes de llegar a Grecia.
Otra es una joven, condenada a muerte en su país cuando descubrieron que era lesbiana. Violada varias veces en su camino hasta Grecia.
Otra, una mujer que ha sido violada desde niña por su padre y después por el hombre (o mejor dicho, el viejo) con el que la casaron.
Otra, una mujer que dice que le duele la tripa desde hace 5 meses… Hablando, acaba explicándonos que el dolor comenzó justo después de que 7 hombres de poder le agarrasen y le violasen, uno tras otro, mientras estaba en su país. Tiene una cicatriz en el bajo vientre, que nos cuenta que es producto de un navajazo con el que uno de sus violadores la hizo abortar cuando se enteró de que había quedado embarazada como producto de la violación. Da positivo en el test de VIH.
Y por no seguir dando más ejemplos; el último, una chica de apenas 15 años que fue violada durante el largo trayecto de huida desde su país… y a la que aquí, en Lesbos, no se le puede ayudar a conseguir el estatus de vulnerabilidad porque la violación ocurrió hace demasiado tiempo.
Aquí vemos mujeres que durante su periplo han sufrido violaciones múltiples y que desde entonces presentan desgarros, sangran, tienen dolores abdominales, estrés postraumático, infecciones endometriales, vaginales…
Mujeres violadas en su país, en el trayecto, o en el campo de Moria, o en su país, en el trayecto y en el campo de Moria. Por cierto, ninguna investigación sobre estas violaciones: ni en sus países, ni en el trayecto, ni en el campo de Moria.
Estas son las mujeres por las que el 8 de marzo no hicimos huelga. Son nuestras compañeras y cada día les va la vida. La mayoría están intentando superar estas agresiones. Todas, repito, todas, son supervivientes.
Por estas mujeres, nuestras hermanas, nuestras sores, aquí cada grupo hizo su propia celebración, que no huelga. Porque que se encuentren a gusto, con espacios de seguridad en los que puedan compartir historias, risas, bailes,… las alegrías y los pesares de la vida con nosotras sus iguales, es muy importante aquí en Lesbos.
Vivimos una realidad tan distinta a la de allá, cada día, con estas mujeres que tienen detrás unas historias de agresiones tan grandes, que siento que nuestro feminismo no basta: no me basta a mí ni les basta a ellas, porque sus prioridades son otras y vemos que muchísimas europeas no incorporan el discurso a su vida diaria y a su práctica política al día siguiente de unos actos como los de la huelga del 8. Estas hermanas tienen su 8 de marzo cada día, pero no como disfrute de derechos sino como reivindicación de su existencia. Algunas de ellas son de una fuerza increíble a pesar de todo lo sufrido y nos hacen ver que ese feminismo que se manifestó el 8 no les representa todavía.
Estas mujeres, nuestras sores, deberán estar representadas y tener voz en ese feminismo. Pero su propia voz, sin que las acallemos ni las suplantemos nosotras.
Y que nuestro feminismo acabe incorporando sus luchas es nuestra responsabilidad, de todas nosotras; porque el feminismo es una lucha que ha de ir englobando todas las otras; porque ahora mismo siento que es el único movimiento que tiene fuerza y respuestas a este maldito sistema. Pero tiene que ser un feminismo negro, decolonial, antiracista y antifascista; sino se volverá colaboracionista, como el feminismo liberal.
Por ellas y por nosotras, aquí en Lesbos, como allá, seremos una, o el feminismo no será!
Eσεθέ Nάτζαμπ (SC Nátzab),
Mytilene (Lesbos), Marzo 2019
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