“Si paramos nosotras, se para el mundo” -Oihana San Vicente-
Maitane tiene 43 años y una niña de 14. Su marido lleva ejerciendo violencia física y psicológica contra ellas dos mucho, muchísimo tiempo. Hace años que se lo comentó a su familia y algún amigo, pero todos le dijeron que no hiciera nada, que no se metiera en líos.
Josune tiene 62 años, y aunque de salud no está demasiado fuerte, tiene a su cuidado, en su casa a su madre y al padre de su marido. En casa y fuera de ella, es Josune quién se hace cargo de ellos dos. A su marido le parece normal, que siendo la mujer sea ella quien se encargue de los dos ancianos.
Maria tiene 68 años, es viuda y aunque tiene una pensión de viudedad, no le da para comer todos los días, y pagar las facturas, y los gastos de su hijo, que como está en paro, ha decidido ir a vivir a casa de su ama. Qué va a hacer, por los hijos lo que sea!
Ainize tiene 7 años, su aita y su ama se encuentran encarcelados en cárceles a miles de kilómetros de su casa, para poder estar un ratito con ellos tiene que recorrer muchas horas de carretera, y dejar de jugar con sus compañeras los fines de semana.
Amina tiene 27 años, hace poco que está con nosotras en Euskal Herria. Viene de Sahara, donde ha dejado a su familia e intenta conseguir trabajo para poder reunificar a la familia, aunque no tiene mucha suerte. Ya sabemos, mejor alguien de aquí, que será más de fiar.
Karmen tiene 48 años, hace unos 10 años se quedó en paro y ha malvivido estos últimos tiempos. Hoy en día trabaja en una fábrica, pero es consciente que cobra menos que sus compañeros masculinos por hacer el mismo trabajo. Sabe que si se queja le echan, qué puede hacer??
Lucia y su marido estaban felices por tener familia numerosa, pero la realidad hace la vida de Lucia difícil cada día. Es ella, y casi exclusivamente ella, quién despierta y viste a los críos, los lleva a la ikas, los recoge y les pone la comida, les lleva de vuelta, y después extraescolares, y la ducha, las etxekolanas, la cena… y así todo el día, y así… todos los días.
Nuria pone la lavadora, plancha y cocina todos los días en su casa… porque a su marido se le da mal, y mejor no perder el tiempo en discutir, para acabar haciéndolo mejor la mujer.
Agurtzane y Ainhoa llevan meses en celdas de aislamiento en la prisión de Granada. La cárcel ha decidido que la limpieza de la prisión recaiga únicamente en las mujeres presas, les parecerá que esa labor no es cosa de hombres. Por negarse y denunciar están en lucha.
Paula tiene un carné de identidad que no le representa. Está escrito que se llama Ander, pero no es ella, no es su nombre. Cuando va a pedir trabajo y se presenta a la entrevista nota en la cara de su interlocutor, casi instantáneamente, que ese día tampoco conseguirá trabajo.
Maricarmen está jubilada, y aunque tenía miedo de aburrirse, puede estar tranquila porque no es el caso. Su hijo y su yerna trabajan mucho, no les cabe otra, y es ella la que cada día recoge a sus dos nietas en la ikastola y les da de comer. Ah! Y en vacaciones o días de huelga con ella, con quién mejor que con la amona.
Historias, reales o ficticias, historias reales y ficticias. De mujeres valientes, luchadoras, sacrificadas, generosas y explotadas… sobre todo explotadas.
El sistema político de hoy en día no solo no combate, sino que con sus políticas económicas y sociales impulsa la explotación y vulneración de derechos básicos de la mitad de la población mundial, de nosotras, las mujeres. Un sistema de desigualdades políticas, económicas e ideológicas.
Porque más allá de las buenas palabras, de lo políticamente correcto nos siguen matando, violando, apalizando, pagando menos por el mismo trabajo, obligándonos a llevar el peso de los cuidados de menores y ancianos, mandan sobre nuestros cuerpos y nuestras identidades de género… sí, ellos mandan, y nosotras obedecemos… Nosotras qué???
Nosotras nos queremos, nos queremos vivas, alegres, felices, libres… Y en esa lucha lleva décadas el movimiento feminista, también en Euskal Herria. Gracias a esa lucha se han dado avances… pero no es suficiente. Tenemos que seguir luchando, reivindicando y denunciando esta injusticia.
El próximo 8 de marzo tenemos una nueva oportunidad para ello. El pasado 8 de marzo en muchos países del mundo se celebraron huelgas de mujeres, este año las mujeres de Euskal Herria queremos trabajar ese reto. Más allá de una huelga laboral, hablamos de una dejación de todo tipo de trabajo, remunerado o no, que desarrollamos las mujeres cada día. En el ámbito de la enseñanza, el consumo o los cuidados especialmente.
Un reto, un punto de encuentro, de lucha y de superación. Queremos sacar a la calle todo ese trabajo que hacemos en lo privado. Porque si paramos nosotras se para el mundo… decidimos parar, para seguir caminando!!
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