Luis Álava Sautu, el candidato asesinado por denunciar irregularidades
Se cumplen 76 años desde que Luis Álava Sautu fuese fusilado esposado al preso comunista Andrés Asiain el 6 de mayo de 1943.
Luis Álava Sautu fue un político alavés nacido el 18 de noviembre de 1890 en Murgia, un político que sería asesinado a sus 53 años de edad, el 6 de mayo de 1943.
Luis Álava realizó sus primeros estudios en un colegio religioso de la localidad alavesa y posteriormente se trasladó a Madrid y Bélgica, donde cursaría la carrera de ingeniero agrónomo y químico, para dedicarse más tarde a la fabricación de colas y gelatinas.
Su acercamiento al PNV se producirá a raíz de su estancia en Madrid. Durante la década de los años diez se incorporó como socio, primero al recién creado Centro Vasco de Vitoria, y posteriormente a la Juventud Vasca, convirtiéndose en uno de sus miembros más destacados. El 7 de marzo de 1917, la Comunión Nacionalista Vasca lo designará candidato para las elecciones de diputados a Cortes por el distrito de Murgia.
Su candidatura fue apoyada por la Juventud Vasca de Bilbao y obtuvo 1.503 votos, por detrás de los 2.926 de Urquijo. Las elecciones, plagadas de irregularidades, dieron lugar a importantes protestas. A consecuencia de ellas Luis Álava fue detenido en Areta por la Guardia Civil. Durante los siguientes años siguió trabajando activamente dentro del mundo nacionalista.
Al estallar la sublevación militar de julio de 1936, ostentó el cargo de presidente de la Junta Municipal del PNV de Gasteiz, pese a lo cual no fue detenido ni perseguido. A finales de 1937 comenzó a funcionar una red de resistencia organizada por Pepe Michelena a instancias del propio lehendakari, José Antonio Aguirre. Su función fue la de prestar ayuda a los presos nacionalistas, mantener las líneas de comunicación entre las cárceles y el exterior, impedir la captura de militantes y simpatizantes escondidos, facilitando su huída a Francia y transmitir información a las embajadas de los países democráticos sobre las condenas de muerte.
La estructura orgánica de esta red estaba compuesta por un responsable político por cada territorio, que llevaba el nombre de Delegado. Desde la finalización de la Guerra en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, Luis Álava desarrolló una importante labor, facilitando apoyo a los presos políticos y sus familias. Todo ello no pasó inadvertido a su primo, el dirigente nacionalista Juan Ajuriaguerra. En noviembre de 1938 se llevó a cabo una importante reunión de Delegados de Bizkaia, Araba, Gipuzkoa y Nafarroa para tratar de dar un impulso nuevo a la organización. Luis Álava sería nombrado en esta reunión secretario general de la organización interior, responsabilizándose también de la convocatoria de las reuniones generales. Dentro de la misma, utilizaría diferentes nombres como “Vicente”, “Victorino” o “Venancio”. Luis Álava conseguiría, junto con la delegación guipuzcoana, extender la red hacia otras zonas del estado como Burgos y Galicia y mantener estrechos contactos con los sacerdotes vascos presos.
Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, esta red centró su labor en la transmisión de información política, economía y militar para las tropas aliadas. En el interior, la responsabilidad de este Servicio recayó en Luis Álava. El ex-dirigente del PNV no había sufrido directamente los efectos de la represión y desarrollaba una vida aparentemente normal.
Juan Ajuriaguerra le encargó el reclutamiento de nuevos miembros y confidentes capaces de suministrar información de los organismos oficiales. Otros miembros de esta red fueron José María Sanz Eguren, Victor Ruiz de Gauna, Ceferino, Andrés Silva, Francisco Madinaveitia y Victor González de Herrero. Álava captó a este último y aprovechó su condición como perito radiofónico para establecer una primera emisora clandestina en su propia casa. La segunda fue responsabilidad de otro de los miembros de la organización, Primi Abad. Para el desarrollo de esta operación contaron con el apoyo del ejército francés, que les facilitó las dos emisoras morse en julio de 1939.
Álava trató de instalar una importante delegación en Bizkaia en medio de graves dificultades. Para ello se entrevistó con Anacleto Ortueta, -antiguo miembro del PNV, que pasaría posteriormente a ANV- y que había contactado a su vez con los comandantes del Eusko Gudarostea presos en las cárceles de Bizkaia y Burgos. Sin embargo, este contacto no se llegó a fructificar, por la negativa de Ajuriaguerra y Solaun, debido a las suspicacias que levantaba el antiguo militante nacionalista.
Entre 1937 y 1940 la red dirigida por Luis Álava consiguió enviar al Gobierno Vasco en el exilio un importantísimo volumen de información, que, a su vez, fue remitido al Ejército francés. Los informes se centraban en aspectos militares, aunque también incluían datos de tipo político e incluso religioso con la intención de que fueran utilizados por la propaganda antifranquista en las publicaciones nacionalistas del exterior.
El grueso de la información se refería a la organización del ejército de Franco, la “Legión Cóndor”, la localización de los aeródromos militares, o las fuerzas legionarias italianas. Junto a estos informes realizaron otros sobre la situación de presos, las condenas de muerte (caso de los sacerdotes vascos), situación sociopolítica, los enfrentamientos entre carlistas y falangistas en el País Vasco, etc. La mayor parte de la información era facilitada por otros miembros como Sanz y Polo, a los que Álava había conseguido captar para la organización.
La entrada de las tropas alemanas en París y la ocupación de la sede del Gobierno Vasco propiciarán la caída de los integrantes de la organización. La captura de importantes documentos comprometedores en la sede de Eusko Jaurlaritza en París y el retraso de sus responsables en comunicar esta circunstancia a la dirección del Servicio Interior resultarán decisivos.
Luis Álava fue detenido en Gasteiz el 2 de enero de 1941, donde le fueron incautados un aparato emisor de radio, así como una cierta cantidad de dinero. Tras los primeros interrogatorios intentó descargar la responsabilidad de la red sobre un nacionalista recientemente fallecido, algo que no impidió la caída del grueso de los miembros del aparato clandestino. En total, fueron detenidos 28 activistas, de los cuales 21 fueron procesados en un Consejo de Guerra. La vista se celebró el 21 de junio de 1941 bajo la acusación de “Adhesión a la Rebelión”.
Tras el primer juicio, celebrado en julio de 1941, Luis Álava fue procesado y condenado junto con otros 19 miembros del aparato. Diversas personalidades políticas y miembros de la jerarquía eclesiástica se movilizaron en protesta contra este consejo, como el Arzobispo de París. El Mariscal Petain llegó incluso a reunirse personalmente con el Ministro Español de Asuntos Exteriores, José Félix de Lequerica y le entregó diversas misivas entre el 16 y el 20 de agosto, solicitando, sin éxito, un indulto para los condenados.
Por disentimiento del Auditor, el caso pasó al Tribunal Supremo de Justicia Militar. En la nueva vista, celebrada el 18 septiembre de 1942, el Tribunal Supremo confirmó la pena máxima para Luis Álava, condenando al resto a 20 y 30 años de cárcel. La importante campaña lanzada por el nacionalismo en el ámbito internacional para salvar su vida no dio los resultados esperados. La noche del 5 de mayo de 1943 se le comunica la sentencia y la mañana del día 6 será fusilado, esposado junto a Andrés Asiain, preso comunista.
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