“¡¡Feliz curso nuevo 2018-2019!!” -Oihana San Vicente-
Se pasa el verano, aiii que rápido se pasa el verano. Y entrando en septiembre empezamos a sentir el estrés post-vacacional. Sí amigas, empieza un nuevo curso político. Y cómo vivimos esto, ¿con agobio o con ilusión? Yo, desde luego, prefiero la segunda. Y lo digo desde la sinceridad, porque me parece que este curso que iniciamos va a ser apasionante en muchos aspectos.
Para empezar, el curso pasado sucedieron cosas de un calado político tan importante que dibuja un panorama en Euskal Herria diferente a los anteriores.
Después de 60 años, es el primer inicio de curso sin la existencia de la organización armada ETA. Un paso que cierra formalmente una etapa (aunque todavía quedan por resolver las consecuencias de ese enfrentamiento político y armado) y que abre las puertas, más si cabe, a una etapa nueva en nuestro país.
Pero el curso pasado también vivimos las movilizaciones más numerosas que se han dado en los últimos años, demostrando así que una gran mayoría de Euskal Herria está activa, ilusionada y con ganas de seguir persiguiendo ese sueño de construir una sociedad basada en otros valores; en el feminismo, la justicia social, el respeto a los derechos civiles y políticos… y cómo no, en la defensa del derecho a decidir de nuestro pueblo.
Todo ello, acompañado de un acuerdo histórico en el parlamento vascongado entre EHBildu y PNV que recoge tres aspectos fundamentales para el futuro: el reconocimiento de Euskal Herria como nación, el derecho a decidir y la necesidad de instrumentos propios de país (como un poder judicial vasco entre otros).
Un curso pasado que nada deja atado, pero que si unimos todas las piezas (éstas que he mencionado y muchas otras) abre más si cabe la puerta del camino que muchas de nosotras seguimos recorriendo en busca de una euskalerria independiente, feminista, socialista y euskaldun.
Pero los caminos son largos, y al inicio de cada curso político es importante analizar dónde estamos y dónde queremos llegar. Porque un acuerdo escrito en un papel o una movilización de un día (aunque haya reunido a 175.000 personas) no es garantía de nada en esta lucha. Este curso estoy segura que va a ser, una vez más, rico en reivindicaciones y movilizaciones sociales; desde el feminista con Feministon Herria o el 8 de Marzo, desde la educación, reivindicaciones sindicales y laborales, euskalgintza con Euskaraldia y Korrika y así muchas más. Va a ser un curso en el que la reivindicación del derecho a decidir seguirá dando pasos firmes en el aspecto social; desde organizaciones como GED, Eusko Ikaskuntza u otras y viviremos mirando de reojo, y no tan de reojo, a lo que vaya sucediendo en Kataluña. Y cómo no, se nos presenta un año apasionante en el ámbito institucional, con diferentes citas electorales a finales de mayo.
Araba lleva años demostrando que quiere ser parte de esa nueva Euskal Herria. Una Araba que decidió expulsar de sus instituciones a la derecha española, que ha dado pasos de gigante en su euskaldunización, que saca a la calle con dolor pero con orgullo reivindicaciones como la del 3 de marzo, y que desde el sentimiento de izquierdas y abertzale defiende con uñas y dientes valores de justicia, autogestión y modelo diferente de país. Sí, por suerte Araba no es la cuna de la derecha rancia y xenófoba que algunos nos quieren vender, aunque desde luego ninguna situación es irreversible.
Las mujeres y hombres abertzales y de izquierdas de Araba tenemos una responsabilidad; seguir empujando para que esa realidad sea cada vez más mayoritaria, tanto en las instituciones como, sobre todo, en la calle. Sí amigas, se nos presenta un curso político apasionante, con mil motivos para pelear, salir a la calle o ir a las urnas.
Porque como dijo Eduardo Galeano: “Mucha gente pequeña en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas… pueden cambiar el mundo”
Como siempre, mis últimas palabras para vosotras, las que lo disteis y lo dais todo para cambiar el mundo: DENAK ETXERA ETA MUXU BANA!!
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