“Con estas palabras dio por finalizada su existencia la organización vasca Euskadi Ta Askatasuna el pasado 3 de mayo. Una frase, un comunicado, de gran calado y mucho significado, político y emocional.

ETA nació del pueblo en el año 58, en un contexto de dictadura franquista, pero con un objetivo claro desde el inicio: traer la libertad y la paz a Euskal Herria. Unos jóvenes que se organizaron en un principio para hacer propaganda política y acciones de desobediencia; repartiendo panfletos, colocando ikurriñas en los campanarios de las iglesias… Pero que ante tanta violencia del Estado decidieron defenderse, defender este pueblo no sólo por métodos políticos sino también armados.

Que ETA ha sido un agente político de primer nivel para entender la historia reciente de nuestro país es innegable, aunque ahora muchos medios de comunicación y representantes de partidos políticos quieran vendernos otro relato: acciones como las realizadas contra Melitón Manzanas, Carrero Blanco y muchas otras cambiaron el rumbo de Euskal Herria y del propio Estado Español. Las campañas contra narcotraficantes, a favor del movimiento obrero, contra macro proyectos o las fuerzas de seguridad nos mostraban lo que no queríamos que fuera nuestro pueblo.

Más allá de valoraciones éticas o morales ETA nunca dejó de ser del pueblo, porque siempre pensó en él, lucho por él. Así lo hicimos todas y cada una de las personas que en algún momento de su historia formamos parte de esta organización. Con sus aciertos y sus errores, con el dolor que sabemos que hemos provocado, y con el dolor tan inmenso que hemos padecido. Porque refrendo totalmente las palabras de la organización: tanto dolor nunca debió de ocurrir.

Nunca debió de ocurrir porque nuestro pueblo tiene derecho a decidir su futuro en paz y libertad, ahora y antes, y si así nos lo hubieran permitido en la mal llamada transición española muchas cosas hubieran sido diferentes.

Junto con el nacimiento de ETA resurgió un movimiento social, cultural, político y obrero de grandes dimensiones en la defensa de nuestro pueblo, nuestro idioma y nuestra libertad. Cientos de canciones populares son testigos atemporales de todo aquel resurgir. Durante 60 años este pueblo se ha mantenido vivo, y hemos avanzado en el reconocimiento y utilización del euskera, en las relaciones con los tres territorios de Ipar Euskal Herria, en el deseo hoy en día mayoritario de la necesidad de decidir nuestro futuro en paz…

Leo el último agiri de la organización ETA y no puedo evitar recordar a nuestras compañeras que ya nos están, a nuestros kides que siguen en la clandestinidad, el exilio o las cárceles españolas, francesas y portuguesas. “Denok eman behar dugu zerbait, gutxi batzuk dena eman behar ez dezaten” dice una frase muy popular.

Y leyendo ese agiri, con los recuerdos sentidos por los que faltan y esa frase en la mente me empieza a subir una energía por el cuerpo, no sé si es ilusión, rabia u orgullo de país. Pero lo que tengo claro es que todo ello sigue vigente. Quienes toda la vida llevamos peleando por la libertad de Euskal Herria, y somos muchos miles, seguimos y seguiremos en esa batalla, con más ganas que nunca, con más fuerza que nunca. Y ahora, también es el momento, como antes, de que todas demos un poquito para que ese camino sea más fácil de caminar.

Tenemos país, tenemos una comunidad luchadora y tenemos proyecto… sólo nos faltan las presas, exiliadas y deportadas.

Por ellas y con ellas seguimos luchando, por una Euskal Herria independiente, socialista, feminista y euskaldun. Porque se lo merecen, porque nos lo merecemos.

DENAK ETXERA ETA MUXU BANA!”