“Ante el colapso. Por la autogestión y el apoyo mutuo”
“ANTE EL COLAPSO. POR LA AUTOGESTIÓN Y EL APOYO MUTUO”, constituye el titular del nuevo libro, que Carlos Taibo daba a conocer hace un més en Bilbo.
En mi escotilla de hoy intentaré ofrecer a mi modo y manera un resumen del mismo, intercalando reflexiones personales de su lectura.
Carlos, habla de nuestro actual capitalismo, como un Sistema miope, de mirada corta o cortoplacista, que busca la mayor rentabilidad en el menor tiempo posible. Un sistema, que carece o renuncia a proyectos en el futuro, y que por ello se vuelve más criminal que en etapas anteriores, convencido que sobra gente, no necesaria siquiera para ser explotada y a la que es preciso marginar o eliminar con nuevos métodos.
Taibo ubica el “colapso” en el tiempo, entre los años 2020 y 2050, un colapso constituido por el cambio climático o calentamiento global y a la vez por el agotamiento de las fuentes energéticas fósiles (petróleo, carbón, gas…).
Frente a quienes ven un capitalismo fortaleciéndose, él lo ve como un sistema desbocado, con menos futuro, y que ha perdido el freno con el que jugó en el pasado. Mientras, nuestra sociedad lo percibe como una fatalidad ante lo que no cabe más que esperar a su desaparición como el frio en invierno, y sin hurgar en nuestras propias responsabilidades y quehaceres.
La marginación y la precarización en las pasadas llamadas “crisis”, ha sido una constante por parte del Sistema. Hoy el desarrollo tecnológico suma nuevas “crisis” a las no solucionadas con anterioridad y sectores cada vez más amplios de población se ven afectados. Carlos ve al Sistema interesado en el diseño de nuevas formas de darwinismo social que acabe con los superfluos, sectores cada vez más amplios de la sociedad, con los que no se cuenta ni para ser explotados.
Mientras, la buena conciencia y el buen vivir acompaña a los beneficiados o no tan maltratados por el Sistema:
-que protestamos contra la pobreza en el mundo mientras consumimos cada vez más productos del Sur;
-que nos preocupa el medio ambiente a la vez que demandamos más productos químicos;
-que nos manifestamos ante el poder de turno por la solución de nuestra problemática: ¡PEDIR Y ESPERAR!
Hanna Arendt, judía y marxista, afirmaba que nunca nuestra sociedad ha estado tan atada y de tan adentro al Sistema que, somos parte del Sistema, somos Sistema. Hemos de reconocernos en nuestro sometimiento a él. Si lo errores siempre nos son ajenos, nunca contribuiremos a la erradicación de los mismos. Votaremos y volveremos a votar, pero la libre elección de amos nunca elimina ni los amos ni los esclavos. Nosotros somos los pilares donde descansa este orden, mejor dicho, desorden establecido.
Respecto a la ubicación del “colapso” en el tiempo y la forma que pudiera adoptar y la gravedad que pudiera constituir para el Norte, me siento un tanto escéptico.
Uno recuerda cuando Fernández Duran en la década final del siglo pasado, en “LA EXPLOSIÓN DEL DESORDEN” hablaba de la ingobernabilidad imperante, esperando que desembocase en antagonismo o proyecto contrapuesto al Poder.
Mucho después, en el 2015 escuché a quien hablaba de la “implosión del Sistema”, un Sistema que se desmorona por sus propias contradicciones…
Recuerdo también a tantos diciendo que las luchas no se pierden, sino que se acumulan, aunque de forma paradógica.
Pienso que quizás olvidamos la condición humana apresada hoy por una filosofía consumista, que tiene más seguidores que filosofía alguna en la historia de la humanidad.
Y recuerdo a un viñetista que decía que “que los escándalos del Poder corrompen al pueblo llano”.
Respecto a las formas a utilizar para aniquilar a los “superfluos” que Carlos insinúa con un nuevo darwinismo social tampoco le doy más importancia. Se calcula que las guerras hoy matan anualmente una media de entre 145-150.000 personas al año. Pero dejan un mal sabor de boca por sus formas. En cambio la desigualdad creciente mata mucho más que las guerras y de forma más barata y silenciosa sin levantar protestas. Aunque tampoco he de olvidar al crítico literario marxista Fredric Jameson, a quien, como a mí, le resulta más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo.
Frente a la cuestión de la contaminación medioambiental ya hubo un tiempo atrás, proyectos perversos y criminales que nos beneficiaban al hombre blanco, al Norte, a costa del llamado Tercer Mundo. El jefe económico del Banco Mundial y posteriormente jefe del Gabinete Económico del presidente Obama, Lawrence Summers, recomendaba la exportación de las industrias altamente contaminantes de los países desarrollados a los del Tercer Mundo en un informe interno desvelado por la revista The Economist, en la década de los años 90 del pasado siglo.
Summers defendía el vertido de los residuos tóxicos en aquellos países cuya población tenga bajos salarios, ya que las demandas de un ambiente más limpio suelen ir unidas al nivel económico de los afectados.
Además, la aparición de enfermedades causadas por los residuos “es mucho más alta en un país donde la población sobrevive hasta que se presenta un cáncer de próstata, que en un país en que la mortalidad de menores de cinco años es de 200 por mil”, añade el documento.
Otro de los puntos destaca el hecho de que los países poco poblados están escasamente contaminados, por lo que la exportación de ciertas industrias que conllevan fuertes índices de polución repartiría el grado de contaminación mundial.
Esta declaración, que yo recuerde, no mereció comentario alguno en los medios de comunicación por parte de políticos, sindicatos ni movimientos sociales (8-02-1992).
Hala Bedi babestu nahi duzu?
Hala Bedin proiektu komunikatibo libre, komunitario eta eraldatzailea eraikitzen ari gara. Egunero, ehundaka gara proiektuan parte hartzen dugun pertsonak, eragiten digun errealitatea behatuz eta hura eraldatzen saiatuz, herri mugimenduekin batera.
Gure edukiak libreak dira, inork ez digulako agintzen zer argitaratu dezakegun eta zer ez. Eta eduki hauek dohainik eta modu libre batean zabaltzen ditugu, hedapena, elkarbanatzea eta eraldaketa helburu.
Halabelarririk gabe, Hala Bedi ekonomikoki sostengatzen duten bazkiderik gabe, hau ez litzateke posible izango. Egin zaitez halabelarri eta babestu Hala Bedi!