Lemoiz apurtu! Una lucha de ayer y de hoy
Quienes solo empezamos a pintar canas poco vivimos en persona la lucha popular que en su día se articuló en torno a Lemoiz y otros proyectos nucleares para Euskal Herria. Yo tenía 8 años cuando el gobierno del PSOE en Madrid, vía moratoria nuclear, desistió de abrir dicha central. El triunfo de un pueblo, de un movimiento ecologista, social y político que fue pionero en sus acertados análisis sobre las consecuencias nefastas de un proyecto nuclear de tal calado.
48 años se han cumplido en septiembre de esa gran victoria popular, pero ¿y dónde estamos ahora?
Vivimos un momento de aceleración y no retorno en algunos casos de urgencias y crisis estructurales de gran calado; energética, climática, migratoria, de cuidados, económica y un largo etcétera. Unas crisis que ha acelerado el capitalismo y su modelo ultradesarrollista, pero también unas crisis a las que va a intentar responder ( o adecuarse) el capitalismo desde sus recetas.
Ante esta situación quedarnos paradas, no hacer nada, no es una opción. Por encima de nuestras contradicciones, incertidumbres o desacuerdos existe una idea común: se nos agota el tiempo. Se le agota al planeta y a los pueblos que vivimos en él.
Euskal Herria es un pueblo muy pequeño, un pueblo sin soberanía para poder definir y decidir su futuro, no solo en términos de autodeterminación nacional, sino también de soberanía energética, alimentaria o económica. Pero como decía, “esto es lo que hay” no es una opción hoy en día. Y es desde nuestra realidad desde donde debemos hacer frente a los grandes retos del futuro.
Estas ultimas semanas se viene dando una activación militante y un gran debate político en torno a la transición energética. Y en contra de los que piensan que el debate, la confrontación ideológica y los desacuerdos son negativos, me gustaría hacer una lectura positiva del momento que estamos viviendo respecto a este tema. ¿porqué?
En primer lugar, 30 años después del cierre definitivo de Lemoiz o 5 años del cierre definitivo de Garoña el debate sobre la crisis climática y energética se encuentra en el centro del debate político. En el centro de la agenda del planeta, de los estados y en Euskal Herria de todos los agentes políticos, sociales y oligopolistas del sector. Las crisis y la guerra de Ucrania han acelerado una situación, y con ello un debate, que cobra centralidad, y eso en estos tiempos que corren es muy importante.
En segundo lugar, la situación de emergencia climática es muy grave y eso nos va a hacer movernos a todas, en una dirección o en otra, y ahí puede estar la clave. Está en juego quién liderará esa respuesta, en qué dirección y con qué intereses. Y también está en juego quién pagará las consecuencias de todo ello.
En tercer lugar, es claro que ante esta situación debemos de tener responsabilidad de país, visión de país y actitud de país. Euskal Herria debe hacer una transición hacia otro modelo de energía, y más allá de tener claro lo que no queremos, debemos ser capaces de construir ese otro modelo.
Un modelo que pasa por un cambio radical en nuestra manera de vida, en nuestro modelo de consumo y de lo que hasta ahora hemos entendido por desarrollo. Y eso no es nada fácil, eso es seguro. Pero junto con ello, debemos ser capaces de plantear un modelo basado en la soberanía energética, una situación ideal donde mediante el 100% de energías renovables seamos auto suficientes o os acerquemos mucho ello.
Desde una perspectiva de izquierdas esa transición deberá ser justa, democrática y compatible con la preservación del patrimonio natural, cultural y social del país. Pero eso requiere de muchos análisis, reflexiones, estrategias y planificación.
Tiempos de crisis, tiempos de oportunidades. Mientras Iberdrola o Petronor hacen publicidad verde pero se siguen llenando los bolsillos, mientras algunos partidos políticos siguen insistiendo en extracciones de gas o centrales nucleares, la izquierda vasca y los sectores populares debemos de tener responsabilidad con nuestra gente y aglutinar mayorías sociales en torno a un debate estratégico, el de planificar una transición energética justa y democrática para este país. Es un reto difícil, pero debemos de afrontarlo. Cada una desde su posición, desde su realidad, desde sus reivindicaciones particulares, pero todas juntas para alcanzar una estrategia compartida. La lucha de Lemoiz, Garoña y otras tantas nos han enseñado que es posible hacer frente a la maquinaria capitalista y sus mega proyectos, que la voluntad de la gente debe de ser escuchada y que las luchas dan frutos. Ese es el camino, vamos a ello!!
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