Vicente Velasco Garrán, la víctima olvidada de los «incontrolados»
Vicente Velasco Garrán falleció el 10 de octubre de 1976 tras sufrir, según la versión oficial, una paliza de sus compañeros de trabajo por no querer hacer huelga en el primer aniversario de los asesinatos de dos miembros de ETA (Txiki y Otaegui) y otros tres del FRAP. Años más tarde, Jose Ignacio Alvarado Meabe, presidente del Comité de Empresa de Aceros de Llodio desde 1987 hasta su cierre, ha hecho un trabajo de investigación para aclarar la muerte. Los «incontrolados», policías o militantes de extrema derecha, son los principales sospechosos.
¿Quién era Vicente Velasco Garrán? ¿Por qué nadie ha sido juzgado pese a haber muerto debido a una paliza? ¿Por qué no se abrió una investigación? Las dudas sobre la muerte de este vecino de Laudio nacido en Palencia, comienzan a despejarse gracias al trabajo de excompañeros suyos 40 años más tarde.
Corría el año 1976 y se cumplía un año desde los fusilamiento de tres miembros del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), José Humberto Baena, José Luis Sánchez Bravo y Ramón García Sanz, y dos de ETA, Juan Paredes Manot (Txiki) y Ángel Otaegui.
Vicente Velasco Garrán tenía 39 años de edad, había nacido en Palencia, pero trabajaba en Aceros de Llodio, empresa destacada de la localidad alavesa. Fallecía el 10 de octubre en el hospital de Basurto, Bilbo, pero los hechos de esta muerte se remontan a días atrás.
Las primeras versiones, las oficiales, hablaban de que un piquete de los trabajadores de la misma empresa había acabado con la vida del trabajador. La versión difundida por los dos medios oficiales y las fuerzas policiales era que había sido apaleado por no haber hecho huelga el 27 de septiembre, primer aniversario de los asesinatos ya mencionados.
Sin embargo, esta versión no caló en el pueblo ni en su alrededor. Según testigos, esta muerte se debe a una paliza mortal de dos trabajadores del pueblo, pero de los llamados «incontrolados».
Pero, ¿por qué unas versiones tan distintas ante un hecho tan grave? 40 años más tarde, Jose Ignacio Alvarado Meabe, presidente del Comité de Empresa de Aceros de Llodio desde 1987 hasta su cierre en 1992, ha puesto en marcha un trabajo de investigación para aclarar lo sucedido. Las conclusiones, no las ha dejado encerradas en un cajón: las transmitió a la alcaldía de Laudio y al Grupo de Paz y Convivencia del Gobierno Vasco.
Una muerte que se le achaca a los piquetes mientras los trabajadores no aceptan las acusaciones
Según la investigación llevada a cabo por Alvarado Meabe, Velasco Garran estaba en el bar Marbella junto a otros dos compañeros de trabajo. Sobre las 02:00 de la mañana, estos dos salieron de allí y Velasco Garrán fue el último en abandonar el establecimiento. Cerca del bar, los dos compañeros que estuvieron tomando tragos junto al trabajador posteriormente fallecido escucharon unos gritos. Horas más tarde, se encontraron el cuerpo de Velasco Garrán ensangrentado en las escaleras donde vivía.
El trabajo de investigación habla claro: fueron dos trabajadores «incontrolados» de Aceros de Llodio los que dieron la paliza mortal a Velasco Garrán, tras una discusión en el bar Marbella de la localidad alavesa. Dos trabajadores relacionados con movimientos ultras de la extrema derecha.
Estas dos personas eran más que conocidas en el pueblo. Más que nada, por tener una ideología de extrema derecha. Es más, los nombres y apellidos de estos dos individuos estaban más que extendidos en el pueblo, pero la Guardia Civil no hizo ningún esfuerzo por aclarar los motivos de la muerte y para llevar a los culpables a los juzgados.
Una paliza el día anterior a la huelga
Los golpes que recibió Velasco Garrán no fueron el día de la huelga. Esa es otra de las conclusiones claras de la investigación. Se sucedieron el 26 de septiembre, un día antes de la huelga. Por lo tanto, es más que sospechoso que las versiones policiales atribuyan a la huelga la paliza. Según Alvarado Meabe, ese fue uno de los motivos por el que la Policía reprochó la muerte a dos militantes de izquierda, para proteger a los dos asesinos.
Sin embargo, y mientras que los dos culpables campan a sus anchas, el trabajo del expresidente del Comité de Empresa de Aceros de Llodio no ha sido solo aclarar la muerte de su excompañero. Otro objetivo ha sido el de limpiar el «buen nombre» de los empleados de la fábrica. Es más, recuerda que ha habido muchas huelgas en Aceros de Llodio, pero que nunca se utilizó la violencia contra quienes no participaron en las protestas.
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