“Tuvimos el honor de escupirle a las tripas”, el testimonio de los Guardia Civiles que asesinaron a Iñaki Ormaetxea Antepara
Se cumplen 29 años desde que la Guardia Civil asesinó en Morlans al vecino de Urbina y militante de ETA Iñaki Ormaetxea Antepara junto a otros dos compañeros. Dos Guardias Civiles relatan como los asesinaron y, sin ningún tapujo, alardean de los asesinatos: “Yo tuve el placer de escupir a las tripas de los etarras”, afirman. “A esos ya nunca los va a llevar Pedro Sánchez a su casa; ya no tendrán ni gusanos, fueron vilmente acribillados”.
Era el 17 de agosto del año 1991. Ese día, fue el último de la vida de Iñaki Ormaetxea Antepara, Patxi Itziar y Jokin Leunda. Los tres militantes de ETA fueron asesinados en Morlans (Donostia) a consecuencia de los disparos de la Guardia Civil. Los tres militantes presentaban impactos de bala disparados a escasa distancia. Los tribunales comenzaron a investigar, pero archivaron la causa con rapidez. El primero de los tres, Ormaetxea, era vecino de la localidad alavesa de Urbina. Tenía tan solo 24 años de edad
A primera hora de la tarde, la Guardia Civil rodeaba la casa Tolaretxe, situada en la parte alta del barrio de Morlans y comenzaba un asalto que se prolongó durante unas cuatro horas. La operación de la Guardia Civil se caracterizó por el empleo de abundante armamento, incluidas granadas y botes de humo que lanzaron al interior de aquella vivienda con el objetivo, supuestamente, de hacer salir a quienes se encontraban en la casa.
El entonces director de la Guardia Civil, Luis Roldán, cuyas actividades corruptas todavía no eran conocidas públicamente, viajó hasta Donostia paracomparecer ante los medios de comunicación en el Gobierno Civil, y destacar la importancia de la operación que acababa de llevar a cabo el instituto armado español.
Las familias de los fallecidos, HB y Gestoras pro-Amnistía se encargaron de desmontar la versión oficial difundida por el Gobierno Civil de Gipuzkoa. Iñaki Ormaetxea apareció en el baño con dos impactos en zonas no vitales y otra herida en la cara que le fracturó la base del craneo y le ocasionó la muerte. Este último disparo fue realizado a unos 25 centímetros.
El Juzgado de Instrucción número 1, dirigido por Fernando Andreu, abrió diligencias previas sobre la actuación de la Guardia Civil y siete agentes estuvieron procesados. Sin embargo, el Gobierno Civil de Gipuzkoa parecía preocupado por otra cosa: su reacción fue enviar a la Fiscalía las declaraciones de los portavoces de HB en los que denunciaban la actuación de la Guardia Civil.
Finalmente, Andreu ordenó el archivo de las diligencias en noviembre de 1993, al considerar que “no se han encontrado indicios racionales de criminalidad contra persona alguna como personalmente responsable de las tres muertes”.
“Cuidado con los boinas verdes, tiran a matar”
27 años después, el periódico digital El Español entrevistó a dos de los Guardias Civiles que asesinaron a Ormaetxea y sus dos compañeros. “Si tenía que caer alguien, caíamos nosotros; el objetivo era la Guardia Civil, pero el miedo nos lo tenían a nosotros”, explica Paco, legionario antes que Guardia Civil. “Nunca pudieron con nosotros, nunca”, insiste. “Le supimos hacer frente”, apunta José Luis, el otro Guardia Civil. “En sus cartas decía: ‘Cuidado con los boinas verdes, tiran a matar’. Y era así”, menciona José Luis.
Los dos narran que era habitual abrir fuego contra militantes de ETA, como el día que murieron estos tres miembros del comando Donosti en Morlans. Tanto Paco como José Luis añaden un testimonio sin ningún tapujo. “Yo tuve el placer de escupir a las tripas de los etarras”, afirman. “A esos ya nunca los va a llevar Pedro Sánchez a su casa; ya no tendrán ni gusanos, fueron vilmente acribillados”.
“Se disparaba sin mirar”, asegura José Luis. “¡En las paredes había más de 600 impactos de bala!”, detalla. “Había compañeros que llevaban las tripas de los etarras en los tacones de las botas, se las hundieron en el pecho”. “Mira, se me pone la carne de gallina”, añade.
Además, la operación, seguida de cerca por el por entonces director general de la Guardia Civil, Luis Roldan, terminó con los agentes abrazándose, según relatan en la entrevista.
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