TMEO: humor irreverente desde 1987
Antes de Ocho apellidos vascos o Vaya semanita, la revista de cómic humorístico TMEO ya se mofaba de nuestra esencia identitaria. Y lo sigue haciendo…
Que el TMEO es una revista de humor “Eusko label” es algo fácilmente constatable: en todos sus números aparecen un buen número de txapelas. Una vez incluso convocamos un concurso invitando al personal a que nos dijeran cuántas habían aparecido en el número pertinente de la peculiar convocatoria. Imposible no hacer humor teñido del carácter humano, social, político… de la gran Euskadi siendo una revista nacida en Pamplona, surgida para reunir en sus páginas las aportaciones de un buen elenco de dibujantes que por entonces publicaban sus tebeos en fanzines “punkarras” de las cuatro provincias vascas. Pues a mediados de los ochenta, en el País Vasco existen muchísimos fanzines de historietas con pequeñas tiradas. En Gasteiz se publica Octopus; en Bilbao, el Apurtu; en Iruñea, el Hamelín, etc. Se suman los ánimos de todos los responsables y colaboradores en una sola publicación que se llamará TMEO con sede en Pamplona, de donde proceden sus originarios ideólogos.
El TMEO es ante todo una obra desmesuradamente grupal, y por serlo así, de naturaleza caótica. De estructura descentralizada —aquí no hay jefes— su línea editorial es el resultado de la suma de las enormes y complejas personalidades que la han conformado a lo largo de varias décadas, eso sí, con una tendencia muy clara hacia lo gamberro y el humor irreverente. Pese a quien le pese. Más de treinta años años de sátira social y política, sexo, escatología… Entre sus firmas destacan ilustres dibujantes del panorama vasco como Álvaro Ortega, Mikel Valverde, Abarrots, Ata, Mauro Entrialgo, Ernesto Murillo, Kini, Piñata, Larri, Santi Orue, Álvarez Rabo… Ese carácter grupal tiene que ver mucho con el funcionamiento en colectivo de cuño vasco: los gaztetxes o las txosnas.
En los 80 existían aquí muchísimos fanzines de historietas con pequeñas tiradas. En Gasteiz se publica Octopus; en Bilbao, el Apurtu; en Iruñea, el Hamelín, etc., que se unieron en una sola publicación que se llamará TMEO con sede en Pamplona, de donde proceden sus originarios ideólogos
Recordemos cómo la película Ocho apellidos vascos batía récords de taquilla gracias a un humor que se carcajea de la esencia de los estereotipos euskaldunes, incluso de los tópicos ligados al conflicto vasco y a la izquierda abertzale. Este filme seguía la estela de la serie televisiva Vaya semanita, que se estrenó en el año 2003 en ETB. Y nosotros, ante lo que parecía ser un éxito repentino y novedoso del chiste ligado a nuestra capacidad para reírnos de nuestra esencia identitaria, no dejamos de recordar que esto no era nada nuevo. Muchos años atrás, desde su fundación en 1987, la revista de comic humorístico TMEO ya se mofaba de ello. Y lo sigue haciendo… Ya en 1995 la portada del número 34 del TMEO llevaba por título Nuevo cine vasco. En ella se podía ver a la Ertzaintza grabando en vídeo en los Sanfermines a una pareja de vascos haciendo el amor escondida entre los setos. En el número siguiente, unos guardias civiles juegan al futbolín y varios de ellos gritan enfebrecidos “GALLLL”. En el 26, la portada refleja una batalla campal entre la kale borroka y la policía, llevando por titular “Jóvenes pero sobradamente preparados”. En el número 56, en el año 2000, el slogan de la página frontal dice ETA deja las armas. La escena transcurre en un descansillo de una escalera. Un joven vecino le está pidiendo a otro, que aparece encapuchado, que le deje un arma. El etarra responde: “Sí, tome, que ya no las uso”. El chaval añade: “¿Granadas le quedan?”. “Ya voy a mirar”, sentencia el terrorista.
Podríamos seguir y seguir enumerando docenas de portadas similares. Y, sorpresivamente, hablamos de una revista que siempre se ha vendido espléndidamente en Euskal Herria, adquirida en garitos abertzales, muchos de ellos. Constatándose así que el fenómeno de reírnos de nosotros mismos, incluso de los asuntos que más conflictos han generado en la sociedad vasca, no es algo nuevo. Pero a diferencia de Ocho apellidos vascos el humor del TMEO es mucho más ácrata, ácido e incómodo. También es verdad que esta publicación de humor ha arremetido contra las políticas generadas por el gobierno central con la misma sarcástica virulencia. O incluso con más énfasis si cabe, aportando una de cal y otra de arena. Por poner un ejemplo, en diciembre del año 2000, podemos leer el titular del TMEO sentenciando: Garzón detiene al Athletic de Bilbao. Y podemos observar a la Policía Nacional, que aparece encapuchada, introduciendo a los jugadores del club vasco en coches policiales. O, por poner otro, en el 2003, el número 76 lleva por titular en su portada Lotería de navidad en Euskadi. Aparecen dos guardias civiles realizando un sorteo de Navidad. Uno de ellos canta: “Fulanito Arruabarrenaaaa”. Y el segundo responde: “otro que va pa la trenaaaa”.
Pero cambiando de tercio: a menudo nos preguntan quién es ese señor con gorra, uniforme y galones que aparece con la cara meada en el dibujico que ponemos en el ángulo superior izquierdo de la portada de todos los temeos. Suponemos que algún tipo de autoridad: quizás un oficial, un consejero de un banco, un prelado eclesiástico, el presidente de un club de fútbol o el subdelegado del gobierno. Pero en realidad no tenemos ni puta idea. Lo único que sabemos con certeza es que en el TMEO vamos a seguir meando las caras de los que llevan los galones. Porque, ¿qué podemos hacer para driblar el panorama desolador que nos noquea por doquier? ¿Cómo podemos burlar tanta miseria y tanto mamoneo? Pues la verdad es que no lo sabemos muy bien, sólo se nos ocurre proponer a la ciudadanía que se cobije entre las páginas del TMEO, magazine redentor que no nos dará la solución de nada, pero por lo menos nuestro rictus encrespado quizás se relaje y deje atisbar una sonrisilla o, ¿quién sabe?, quizás surja de nuestro careto la más atolondrada de las carcajadas existentes, y es que la hilaridad, en estos tiempos de flagrante indefensión, puede ser el antídoto más eficaz para tocar los cojones a los estamentos, y es que ya lo cantaban los Kojon Prieto “estense bien seguros que si hay algo que les jode es el vernos bien contentos revolcados en el desmadre”.
¿Quieres apoyar a Hala Bedi?
En Hala Bedi construimos un proyecto comunicativo libre, comunitario y transformador. En el día a día, cientos de personas participamos en este proyecto, observando la realidad que nos afecta y tratando de transformarla junto a los movimientos populares.
Nuestros contenidos son libres porque nadie nos dicta qué podemos publicar y qué no. Y porque difundimos estos contenidos de forma libre y gratuita, con el objetivo de difundir, compartir y transformar.
Sin halabelarris, las socias y socios que apoyan económicamente a Hala Bedi, esto no sería posible. ¡Hazte halabelarri y apoya a Hala Bedi!