Piden que se depuren responsabilidades tras la última muerte de un preso en la cárcel de Zaballa
Una concentración convocado por Salhaketa ha denunciado la muerte de Jonathan Costillas Rituerto, joven de 24 años que el pasado lunes aparecía muerto en la cárcel de Zaballa. No creen que sea casualidad que en lo que llevamos de 2019 hayan muerto tres personas en la misma cárcel y reiteran que estas muertes ni son inevitables ni son naturales.
Dos días después de que la tía y el padre del joven fallecido el pasado lunes 1 de abril en la cárcel de Zaballa compareciesen junto a Salhaketa para denunciar que la muerte de su familiar también se podría haber evitado, la asociación en defensa de los derechos de las personas presas se ha concentrado frente a la Subdelegación del Gobierno español en Gasteiz para denunciar esta última muerte.
La familia lo tiene claro: quieren que se repartan las resposabilidades que se derivan de una muerte bajo custodia del Estado, cuando debería de ser éste el garante de la seguridad de todas las personas presas. Para ello, desean agotar las vías jurídicas para esclarecer los hechos, por lo que se han personado en la causa y utilizarán todos los recursos necesarios para enfrentarla.
Ven necesario un protocolo de actuación que dote de atención a las familias en todos los casos de muerte bajo custodia de las instituciones, facilitando información precisa sobre la causa de la muerte y explicación de dudas por el médico forense para que la familia pueda proceder a los trámites, cosa que no ha podido hacer la de Jonathan Costillas Rituerto.
Y es que han querido denunciar el trato de “desatención y de revictimización” que ha sufrido la familia las primeras horas y días tras conocerse la muerte de su allegado. El lunes 1 de abril por la tarde, y tras una llamada telefónica informando de la muerte de Jonathan, desde el C.P. de Zaballa les indican que acudan a los juzgados. Sin embargo, los familiares se encuentran con los juzgados cerrados. Tuvieron que aguantar un total de cinco días sin poder ver el cuerpo de Jonathan y el trato en los juzgados, cuando acudieron para solicitar verlo, “fue de una gran falta de sensibilidad”.
Es más, cuando han pasado 10 días del fallecimiento, la familia sigue sin tener las pertenencias ni las cartas de Jonathan, con instrucciones contradictorias entre cárcel y juzgados de cómo tienen que conseguirlas. En este sentido, denuncian no haber recibido ni un “pésame” por parte de la cárcel tras la llamada informando del fallecimiento de Jonathan: “No hemos vuelto a tener contacto telefónico con ningún responsable del Centro Penitenciario”.
Nombres y apellidos, para evitar que sea un número más
A petición expresa de la familia, han decidido poner cara a Jonathan “para que deje de ser un número más en esta lista inaceptable de fallecimientos en prisión”. Se llamaba Jonathan y se apellidaba Costillas Rituerto, había nacido el año 1994 y era vecino del barrio de Zaramaga. Tenía 24 años. Según ha podido saber la familia, Jonathan apareció ahorcado en su celda del módulo 7 el pasado lunes por la tarde.
La forma del fallecimiento resulta extraña para sus familiares y allegados, como extraño parece que no hubiera habido alertas previas con el fin de prevenirlo. “Reiteramos que esta muerte, así como la inmensa mayoría de las ocurridas en prisión, ni son inevitables ni son naturales”, lamenta la familia. Cabe recordar que desde 2011, tres personas han perdido la vida en la cárcel de Zaballa, las tres en lo que llevamos de 2019. Dicho de otra manera: a Salhaketa no le consta ninguna muerte en ocho años pero sí tres en prácticamente tres meses.
Tres muertes desde 2011, todas en 2019
Tres personas han fallecido en Zaballa desde 2011, las tres en lo que llevamos de 2019, según los datos que controla Salhaketa. “Son muertes silenciadas, sabemos que hay más”, denuncian. En el caso del primer fallecido en enero, le realizaron una autopsia y ésta demostró que el joven había fallecido por una sobredosis de heroína.
Salhaketa también dio a conocer en enero un dato: el 80% de las personas que están en prisión tienen drogodependencia. El compañero de celda del joven fallecido en enero, también tuvo sobredosis aunque no falleció: “No dudéis que, encima, este preso sufrirá represalias cuando la imprudencia ha sido de las Instituciones Penitenciarias”, advertían.
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