No es ninguna novedad que los populares utilicen propaganda populista con la intención de rascar unos pocos votos de cara a las elecciones municipales de 2019. Esta vez ha sido su presencia en una manifestación contra una familia concreta, pero podrían haber aprovechado cualquier otra circunstancia con los mismos ingredientes.

Fue hace más de tres años cuando el anterior alcalde de Gasteiz, el popular Javier Maroto, encendió fuego en la sociedad gasteiztarra con un discurso racista y xenófobo con el simple fin de conseguir más votos, Y los consiguió, subió 3.000 votos, pero la sociedad gasteiztarra supo responder de un modo constructivo apagando los fuegos. Tanto que al resto de formaciones políticas no les quedó otra que dejar por un momento sus diferencias y unirse para echar a Maroto.

Por desgracia, parece que no fue una estrategia puntual. A falta de poco más de un año para las próximas elecciones municipales, Maroto ha vuelto a Gasteiz junto a Alfonso Alonso para apoyar una manifestación en un contexto de «bullying social» -términos utilizados por diferentes personalidades de la sociedad civil gasteiztarra en referencia a la familia Manzanares Cortés-. La del 20 de enero no fue una manifestación puntual: un grup de personas se está movilizando los sábados con mensajes que recuerdan a discursos xenófobos que ya se han visto en la capital de Araba.

Esta vez ha sido una familia. Una estrategia que han elegido y han contribuido a crear con una familia y unas vecinas circunstanciales, pero claro está que podría haber sido cualquier otra circunstancia con ingredientes parecidos. Llegan las elecciones, desembarcan los ‘Marotos’.

Y el Ayuntamiento no consigue dar salida a un problema del cual es uno de los máximos responsables. 

Manifiesto diverso

Escritoras, activistas sociales o diferentes personalidades salieron públicamente al paso de la «manipulación y desinformación al respecto del llamado caso ‘Pichis'». Rechazaron de forma tajante cualquier estrategia de acoso a la familia Manzanares Cortés, para limitar sus derechos a la vivienda y su convivencia normalizada en Astegieta y el conjunto de la ciudad.

Mientras tanto, sigue en funcionamiento un manifiesto en el que se rechazan actitudes y manifestaciones de incitación al odio y llaman a las instituciones, medios de comunicación y a la sociedad civil a posicionarse y a actuar para proteger los derechos de la familia acosada.