Labastida, vista por aquel soldado italiano fascista que hacía fotos
1992. Una mujer encuentra una peculiar caja de madera junto a un cubo de basura en una calle en Vipiteno, localidad del Tirol italiano. Al abrirla, se encuentra con miles de viejas fotografías en blanco y negro. En una de las más de 4.000 fotografías que acaba de encontrar la joven en plena calle, aparece un hombre envuelto en un capote y tocado con una boina negra calada, adornada con una calavera fascista. Ese hombre es Guglielmo Sandri.
La joven, de nombre Samantha Schneider, contempla las fotografiás. Son imágenes antiguas de soldados italianos: pasando el tiempo en una plaza, preparandose para la batalla, afeitandose, caminando por una carretera, unas posando junto distintos monumentos e iglesias, otras acompañados de niños o mujeres… En una de las más de 4.000 fotografías que acaba de encontrar la joven en plena calle, aparece un hombre envuelto en un capote y tocado con una boina negra calada, adornada con una calavera fascista. Ese hombre es Guglielmo Sandri.
Pero antes de llamarse así, Guglielmo Sandri fue Wilhelm Schrefler (Merano, 1905- Vipiteno, 1979). Wilhelm luchó como soldado austro-húngaro en la I Guerra Mundial, la derrota le convirtió en ciudadano italiano. Con la llegada de Mussolini y el decreto de para la italianización de los apellidos alemanes, pasó a llamarse Guglielmo Sandri en 1935. Luchó en Etiopía, y en 1937 se alistó como voluntario en el Corpo Truppe Volontarie, en el Segundo Regimiento de la División Littorio, para luchar contra la República española. Más de 75.000 italianos envió el Duce para ayudar a los golpistas en sus propósitos. Sandri llegó en febrero de 1937 a Cádiz y estuvo dos años y medio recorriendo buena parte del estado español. Era teniente, hablaba alemán, y hacía fotos. Sin parar. Y no por encargo, sino por afición. Más que como lo haría un periodista de guerra lo hacia como un turista de paseo por Málaga, Guadalajara, Levante, Santander, Barcelona, Donostia, Gasteiz Bilbao… reunió miles de negativos. En sus fotos, apenas se ven cadáveres, ni sangre, ni heridos. El teniente Sandri prefería fotografiar paisajes, edificios, escenas de confraternización con la población civil franquista, los ratos de ocio, los grandes despliegues de tropas… Así fue dando testimonio gráfico también desde otro angulo, del transcurso de la guerra y la intervención italiana: la derrota en Guadalajara, la ofensiva en Cataluña, la conquista del Norte, la batalla del Ebro o el desfile de la victoria en Madrid.
Sabemos que Guglielmo Sandri pasó también por Labastida, gracias a estas fotografiás encontradas en la basura, que alguien tiró tras la muerte de la mujer de Sandri, y que ahora custodia el Archivo Provincial de Bolzano. En Labastida entonces, estaba instalado un destacamento de tropas italianas fascistas que ocupaban dos casas del pueblo. Una para los soldados y otra para oficiales. No sabemos cuanto tiempo permaneció en Labastida Sandri, tampoco sabemos en que fecha llegó. Estas seis fotografías que hizo, ahora rescatadas, nos permiten ver parte del pueblo en aquellos años. Al fondo o de refilón, algún soldado italiano. La iglesia, con una de las ventanas del campanario tapiada, la ermita del Cristo, el arco del Toloño o la casa de Larrazuria.
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