Las trabajadoras y trabajadores se encuentran en ERTE desde el 2 de septiembre; un ERTE que durará 6 meses y afecta a la mayoría de la plantilla. Aunque la empresa argumenta un final de contrato de suministros a BOSCH, el comité afirma que «esta medida forma parte de una hoja de ruta planificada por la nueva propiedad para imponer nuevas condiciones de trabajo, como así ha quedado de manifiesto en el proceso de negociación cerrado sin acuerdo, para la implantación de este ERTE».

A su vez, a pesar de las notables ganancias del grupo empresarial, las trabajadoras denuncian que «estos no han sido utilizados para reforzar la empresa y su proyecto industrial, sino que han sido derivados directamente al grupo». «La descapitalización de la planta de Vitoria ha sido permanente y el deterioro de las estructuras de la factoría ha llegado incluso a prescindir en la actualidad del departamento entero de ingeniería. A este revelador dato, debemos sumar el constante abandono de personal clave que no ha sido sustituido y que refleja la falta de interés que a la nueva dirección le merece el proyecto por mantener viva la planta», han explicado.

Ante esta situación, la estrategia de la nueva propiedad (B&B TRENDS) ha sido la de buscar el conflicto y el enfrentamiento con el Comité. La empresa ha comunicado que consumará la amenaza que llevaba dos años (de negociaciones) sobre la mesa: dejarán sin efecto el convenio colectivo vigente para el personal subrogado y aplicarán a partir del 1 de octubre el convenio del metal estatal para toda la plantilla. El comité lo califica de «chantaje inaceptable» y recalca que la plantilla está en una situación vulnerable por el ERTE impuesto.

Así las cosas, iniciarán movilizaciones semanales, además de una ronda de contactos con partidos políticos e instituciones.