Las familias de dos jóvenes que denunciaron a un entrenador de artes marciales por abusar sexualmente de ellas cuando eran menores recurrirán ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco la sentencia absolutoria dictada por la Audiencia Provincial de Araba.

El hombre estaba acusado de abusar de estas menores. Es más, en los años 2014 y 2015, años en los que denunciaron dichos abusos, una de las jóvenes tenía 13 años. Según denunciaron, el agresor aprovechaba los viajes que hacían a distintos puntos de la península o al Estado francés para participar en competiciones deportivas.

En el juicio, que se celebró en julio de este mismo año, la Fiscalía solicitó una pena de cárcel de ocho años, la acusación particular elevó hasta 12 años la petición y la popular ejercida por la Asociación Clara Campoamor reclamó 15 años.

Finalmente, el alto tribunal alavés ha decidido absolver al hombre al entender que no ha quedado acreditado ningún episodio de abusos sexuales y que hay “dudas razonables” y también “abundante y contradictoria prueba sobre los hechos denunciados”.

La Audiencia Provincial de Araba, en la sentencia señala que en varios episodios de los abusos denunciados por las jóvenes “no hay testigos”, los testimonios son “contradictorios” o solo existe la palabra del acusado contra la de las denunciantes, poniendo, de esta manera, en duda la palabra de las denunciantes. En este sentido, desde el tribunal argumentan que para condenar al entrenador «hace falta una convincente prueba de cargo».

Siguiendo con la deslegitimación de la palabra de las jóvenes, los jueces constatan “cierta incoherencia interna” en el testimonio de una de las adolescentes, aunque admiten que “la emoción aflorada durante parte de la narración” de los hechos durante el juicio “apoya” la versión de la menor. A pesar de ello, el agresor ha sido absuelto.

Uno de los colmos de la sentencia llega al final de ésta. El tribunal concluye que no se han acreditado los abusos, aunque critica la conducta “absolutamente inadecuada” que tuvo el entrenador cuando en un viaje por una competición deportiva durmió entre dos niñas en vez de hacerlo en una cama supletoria.

Además, tampoco comparte la Audiencia las “palabras de afecto” que se intercambiaba con las menores por el móvil por ser “excesivas e impropias de una relación entre un entrenador y la persona que recibe sus enseñanzas”. Señala, sin embargo, que esas expresiones no confirman el abuso sexual denunciado.

La acusación particular ejercida por las familias de las menores ha anunciado su intención de recurrir esta sentencia absolutoria ante el TSJPV y de “llegar hasta el final” en su intento de evitar que este tipo de abusos “que se cometen en la intimidad salgan gratis”, según ha explicado a la agencia EFE una de las madres.