Jose Luis Otxoa, la punta del iceberg de la impunidad policial
Diferentes crímenes sin reconocer o sin haber sido juzgados siguen marcando décadas después la historia de Araba y otros tantos pueblos. Unos crímenes que siguen impunes y que las autoridades pertinéntes hacen poco esfuerzo para resolver. Ejemplo de ello es José Luis Otxoa Iturrate, vecino de Gorbeialdea que resultó muerto hace 38 años, un 9 de diciembre de 1980.
La historia de este empleado de una gasolinera de la zona es una una de esas tantas que casi han caido en el olvido, si no llega a ser por el esfuerzo de las vecinas de Zuia para mantener viva la memoria. Este vecino de Bitoriano resultó muerto mientras trabajaba, atropellado por un coche policial.
El trágico suceso ocurrió un 9 de diciembre de 1980. El vecino de Gorbeialdea estaba trabajando en la gasolinera de Murgia, cuando lo que al parecer era un coche policial lo atropelló. Unos días mas tarde, el diario El País publicaba el siguiente titular: “Muerto al ser arrollado por el vehículo de presuntos policías”. Aunque la noticia cuenta con diferentes errores -como así lo hacen saber las vecinas del pueblo-, en ella se puede leer claramente lo ocurrido.
Los motivos de querer acabar con la vida de Otxoa no están claros, sin embargo, el modus operandi sí. Mientras realizaba su trabajo en la gasolinera rellenando el coche de Elías Ganzabal, otro vecino, un coche entró a gran velocidad en el establecimiento arrollándolo con resultado de muerte. Otxoa fallecía al instante.
Para depurar responsabilidades, sin embargo, cuando tanto las testigos como los miñones que se acercaron hasta el lugar pidieron la documentación a los ocupantes del vehiculo, estos aludieron ser policías. Según distintos medios, los ocupantes del vehículo estaban ebrios.
La muerte de José Luis Otxoa Iturrate nunca fue aclarada y los ocupantes de aquel coche jamás pasaron a disposición judicial. El pueblo de Zuia, sin embargo, lo olvidó y no fue hasta muchos años más tarde cuando la Fundación Euskal Memoria recogió los hechos.
38 años más tarde, el pueblo de Zuia quiere seguir recabando datos y más hechos del pueblo con el fin de preservar la memoria.
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