Transiciones Soberanas
A mendialdea nos vino Dalila Argueta, mujer amenazada por la defensa de la tierra y del territorio de Honduras. Llegó después de dos atentandos sufridos por defender un entorno social, económico, ecológico, cultural y, en definitiva, sustentador de un pueblo que se resiste a que una empresa extractiva contamine, entre otras cosas, las fuentes de vida que utilizaban para beber. Explotación minera a cielo abierto en la Comunidad de Guapinol, nombre del río que la atraviesa. Minería que se estableció con todos los permisos adecuados de las administraciones pertinentes, aun teniendo los pueblos originarios reconocido el derecho de decidir sobre sus propios territorios. Ya podemos ir observando que la ley Tapia no se inventó en la comunidad del fregado vasco, sino que es un modo de actuar global para apropiarse contínuamente de bienes comunales desposeyendo así a sus comunidades de las bases materiales de su subsistencia.
Desposesión como antesala de esta expulsión programada que metafóricamente llamamos migración. Persona migrante que rápidamente va a engordar el saco de las estadísticas que diferencian a los individuos por su no origen local. Una acción necesaria que permite mantener un modelo de negocio sin sobrecostes de adición ni humana ni ambiental.
Ya que, en palabras de Dalila, ”para mantener el consumo ilimitado en Europa, en América Latina están destrozando vidas por el control de las tierras”. También en otros pueblos del sur global ocurre lo mismo. La renovación de la dinámica capitalista requiere de la extracción de nuevos materiales que difícilmente pueden construir nuevas soberanías en las comunidades de destino.
El agua, el aire que respiramos, los bosques, los campos, las maneras de hacer, de hablar, de sentir, de organizarse, de trabajar la tierra, de cuidar, de curar… La reforma de la vida para la reproducción del capital deviene en destrucción natural, económica, cultural, social… a ambos lados de la línea del ecuador.
La transición hacia la emancipación de los pueblos camina hacia el horizonte de las soberanías comunitarias defendidas por mujeres como Dalila, que se organizan en torno a la preservación de los bienes comunales que son los sustentadores comunes a la vida.
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