Hosteleros vivillos y administración opaca
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En los últimos años un grupo de hosteleros acapara la atención de los medios y la indisimulada admiración de la ARICH y el Ayuntamiento por su decidida apuesta por la revitalización de la hostelería del Casco Viejo; revitalización basada en la apertura de una decena de locales que apuestan por el glamour, la modernidad, y la hostelería de día y de calidad.
Hablamos, claro está, de Mikel Martín Ibarrarán; Emilio San Juan Iturriaga, Pablo Grimaldi Mezquita; Rubén Freile Angulo y Eduardo Freile Angulo, y de sus locales de hostelería como Longo; Cube; El 97; Cómeme; Barrón; La Malquerida; Kokodrilo; Tabanco; Lutreola; La Ferretería o la concesión de la gestión de El Jardín de Falerina.Pero ¿y si, como en tantas ocasiones, el mensaje oficial, institucional y mediático no coincidiera necesariamente con la realidad, y estos personajes que se nos presentan como un grupo de intrépidos emprendedores apostando casi altruistamente por el Casco, en realidad no fueran sino una cuadrilla de avispados empresarios que, aprovechando que la ARICH y el Ayuntamiento están dispuestos a casi cualquier cosa con tal de imponer una imagen glamurosa de Casco Medieval, estarían haciendo un negocio redondo recibiendo nada despreciables ayudas económicas, apoyo y propaganda política e institucional gratuitas… al mismo tiempo que estarían incumpliendo con reiteración obligaciones fiscales y normativas laborales, llegando incluso en algunos casos a acumular importantes deudas con diversos organismos entre los que estaría esa misma institución municipal de la que tanto apoyo y subvención reciben?
Si esto fuera así se podría afirmar, como en su momento hicimos con Arroita, que estaríamos ante otros vivos del barrio. Con el agravante de que la principal responsabilidad no sería suya, sino de la institución municipal que les impulsa y apoya, y que demostraría con ello cuál es su concepto de comercio y hostelería de calidad para la revitalización del Casco.
A indagar sobre estas cuestiones e intentar dar respuesta a la pregunta planteada dedicamos nuestro quinto fanzine que con este post os presentamos y que demuestra una vez más que con la clase política y sus medidas rehabilitadotas para el Casco, la realidad supera con mucho la ficción. Conocer esta realidad e indignarnos con ella son los primeros pasos a dar por el vecindario del Casco y las personas que realmente apuestan por su pervivencia como barrio. Pero no podemos quedarnos ahí, debemos saber hacer que la indignación dé paso a la reflexión, y ésta a la actuación. Porque lo que está en juego es el futuro de nuestro barrio: El Casco Viejo. Alde Zaharra Bizirik!!!
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