Una boda, una estelada, Ley Mordaza y una concentración de la ultraderecha: los ingredientes para una multa surrealista
Horas antes de la celebración del referéndum del pasado 1 de octubre en Catalunya, la Ertzaintza identificaba cinco personas que asistieron una contra-manifestación para protestar por la presencia de una concentración de la ultraderecha en Gasteiz. Paradójicamente, el único sancionado ha sido uno de los que no fue identificado: un invitado a una boda que se celebraba a pocos metros.
El hecho de que la Ertzaintza o la Policía Local de Gasteiz aplican la Ley de Seguridad Ciudadana, más conocida como Ley Mordaza, no es ninguna novedad. Aunque debería serlo, ya que hace tiempo que el Ayuntamiento de Gasteiz y el Parlamento Vasco se pronunciaron oficialmente en contra de ésta, comprometiéndose a no aplicarla.
Aunque no sea ninguna novedad, lo que sucedió hace un año tiene todos los ingredientes de la aplicación más arbitraria y surrealista de la Ley Mordaza. Por desgracia, el surrealismo y la arbitrariedad tampoco han sido una novedad durante los más de tres años que lleva en vigor la ley. Pero ambos elementos cobran una especial evidencia en el caso que nos ocupa.
En vísperas del 1-O
30 de septiembre de 2017, sábado. Quedan apenas unas horas para que se abran los colegios electorales en Catalunya con el objetivo de celebrar el referéndum histórico del 1 de octubre. Gasteiz, al igual que toda Euskal Herria, también está en campaña, debido a la situación política generada en Catalunya y a la represión prevista para las próximas horas por parte de la policía española. De hecho, se habían vivido intensas semanas de concentraciones y diferentes acciones en la capital alavesa, en apoyo a la Diada o a la propia cita del pueblo catalán con las urnas.
Sin embargo, el día 30, día de reflexión en territorio catalán, la ultraderecha convocó diversas concentraciones por todo el estado español, tras haber despedido días antes a los agentes de la Policía Nacional o la Guardia Civil al ya famoso grito de «¡A por ellos!». En Gasteiz, la concentración ultraderechista se produjo en la Plaza Nueva, promovida principalmente por VOX; sin embargo, ésta no llegaría a reunir a más de dos docenas de simpatizantes con banderas españolas. Frente a ella, una contra-manifestación con casi un centenar de manifestantes con ikurrinas.
En la misma plaza, se produjo algún momento de tensión, aunque no llegaría a ocurrir nada reseñable. A pesar de ello, la Ertzaintza acabó identificando a un total de cinco personas: las cinco, de la contra-manifestación, nadie de la concentración promovida por VOX.
Una boda de jornada de reflexión
Como es habitual, al tratarse de un sábado, se llevaban a cabo varias bodas en el consistorio local. El protagonista de este caso, que se trataba del invitado a una de estas citas, decidió portar una estelada al Ayuntamiento, con el objetivo de mostrar su apoyo al pueblo catalán y a la cita del día siguiente. Como era de esperar, nadie de la boda fue identificado.
Pero algo raro en las comisarías de la Ertzaintza para entender lo que sucedió después. Meses más tarde, comenzaron a llegar las sanciones. Más que sanciones, llegó la sanción, una única sanción. ¿A uno de los identificados en la contra-concentración? ¿A uno de los asistentes a la misma? ¿A uno de los convocantes de la concentración de la ultraderecha? Triple error.
El sancionado con una multa que asciende a 602 euros es nada más y nada menos que el invitado a la boda de ese mismo día que portaba una estelada. Una persona que no fue identificada por los agentes, pero que, por lo visto, si que es conocido para ellos. El motivo: «Desobediencia o resistencia a la autoridad».
Del Ayuntamiento al Ararteko
Sin embargo, una pregunta parece no tener respuesta. ¿Cómo han podido multar al asistente a esta boda si no fue ni identificado? Según explica él mismo a Hala Bedi, solo tiene una respuesta: «Han venido a por mí». En la queja interpuesta frente al Defensor del Pueblo, explica: «Hubo unos insultos entre los grupos sin más consecuencias. Ni la Policía Local ni la Ertzaintza le pidieron identificación». Y hace referencia a dos medios que aquel día cubrieron la noticia: El Correo y Gasteiz Hoy.
Visto el despropósito, nuestro protagonista decidió acudir al Ararteko, con la intención de conseguir una retirada de la denuncia. La respuesta no fue esa, desde luego. «Me dijeron que me la comería con patatas, que las esperanzas eran mínimas… Mi abogado fue en la misma linea». Esto se debe a que, como en la mayoría de casos relacionados con la Ley Mordaza, la palabra de los agentes prevalece sobre el resto.
Con la intención de que la sanción no recaiga exclusivamente en manos del sancionado, el entorno cercano del protagonista ha organizado Resurrection Fest en el Gaztetxe de Gasteiz, para el próximo sábado 15 de septiembre. El objetivo de esta fiesta solidaria será recaudar suficiente cantidad de dinero como para pagar esta multa y, «si sobra algo, dar comienzo a una caja de resistencia para casos parecidos», según explican.
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