La presión mediática y la difusión del caso de ‘Noe’ hacen que la UPV-EHU ponga solución a su situación
Noelia Da Costa conseguía, tras años de esfuerzos, hace pocas semanas entrar al campus de Gasteiz de la Universidad Pública Vasca. Sin embargo, tenía una necesidad que transmitir al Departamento encargado de gestionar las ayudas de personas con necesidades educativas especiales: no puede ir sola al baño. La presión mediática y la difusión de su caso han conseguido que en 24 horas reciba una nueva llamada: el lunes día 8 de octubre ya tendrá una persona para acompañarle.
Noelia Da Costa comenzó la universidad hace tres semanas en el campus de Gasteiz de la UPV-EHU. Sin embargo, no pensaba que publicaría lo que relató días después de empezar: «Esta publicación que tanto me duele escribir ha llegado», decía.
Desde el mismo momento en el que Da Costa supo que conseguía entrar en la carrera, decidió ponerse en contacto con el Servicio de Discapacidad de la Universidad. En concreto, se puso en contacto con el Departamento encargado de gestionar las ayudas de personas con necesidades educativas especiales. Tras intercambiar diversos correos electrónicos, la madre de Noe y ella misma tuvieron una reunión en el mes de julio donde expusieron «todas y cada una de las necesidades que tendría de cara al nuevo curso».
Se habló, según relata ella misma, de las diferentes necesidades que se pusieron sobre la mesa, «pero hubo una en concreto sobre la que hicimos especial hincapié». Se refieren al hecho de tener una persona para ir al baño: «Es algo básico para lo cual por desgracia necesito ayuda». Cuando les plantearon la situación, alegan que no les pusieron ninguna pega. «Es más, me dijeron que estuviera tranquila que iba a tener todas mis necesidades cubiertas, puesto que se trataba de ‘una universidad inclusiva’«.
Las palabras chocan frontalmente con los hechos
Llega septiembre. Primer día de clase. A Noe le comunican algo nuevo que no le habían dicho hasta entonces: tendrán que ser sus propios compañeros y compañeras los que tengan que cubrir la necesidad del baño ya mencionada. El motivo que le exponen: una de las personas del Servicio de discapacidad está de excedencia. «Y me pregunto yo: Si nos caemos, ¿quién nos asegura a ambas?». Esa pregunta no se quedó en la cabeza de Da Costa y se la formuló, una vez más, al Departamento encargado: «Estamos en tramites«, esa fue la respuesta que recibió reiteradas veces.
Ha habido dos semanas en las cuales se ofreció una amiga que nuestra protagonista conoció en Bachiller. Gracias a ella, ha conseguido ir al baño durante estos días, «mientras encontraban a alguien, o eso decían». Sin embargo, se ofreció solo por dos semanas (lo que su horario le permitía) y una vez que la semana pasada terminó se puso de nuevo en contacto para preguntarles si se sabia algo: «No, no tenemos a nadie, pero tranquila mujer, estamos en ello. Esta semana, le diremos a la del servicio discapacidad de Álava que te cubra la necesidad», fue la respuesta que recibió.
Esta semana, por fin, le ha llegado ayuda. O eso creía. Desde el servicio de Álava le comunican, literalmente según relata la propia Da Costa: «Yo solo te puedo ayudar una vez. A las 12:00 me voy porque tengo media jornada». La conversación siguió: «¿Y que hago si necesito ir a partir de esa hora al W.C?, le pregunta Noe. A lo que la jefa del Departamento contesta: «Pídele ayuda a un compañero…». Soprendida, le pregunta: «¿Esto es broma no?». Uno de los últimos argumento que recibió desde la UPV fue que «no tiene bolsa de trabajo para estos asuntos». Y no ha tenido más conversaciones con los responsables.
Sin embargo, Noe, confiaba en la presión y en la difusión de cu caso. Y estaba en lo cierto. Tan solo 24 horas después de la publicación de la noticia, recibía una llamada: el lunes día 8 de octubre ya tendrá una persona para acompañarle.
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