La pila: Entrevista a Jean Marc Rouillan (activista de Action Directe)
En un lugar de Provenza (Francia) vive un legendario guerrillero, sobreviviente de muchas batallas. Jean-Marc Rouillan formó parte del núcleo fundador de varios grupos autónomos y armados. Ahora con unos sesenta años se encuentra en libertad condicional, tras cumplir un cuarto de siglo en prisión, diez de los cuales en aislamiento. Vive en un casa en lo alto del pueblo, soleado, con vista a los Alpes. No puede hablar de Action Directe y de las acciones por las que fue condenado.
Nos alegramos de verte fuera de la prisión. ¿Cómo te va la vida fuera?
No lo sé. Bueno, esa no es una pregunta fácil. No lo puedo decir, porque lo esencial de la vida de las personas ¿qué es?, ahora soy yo el que te cuestiona.
Lo esencial de la vida es ser libre, ser consciente…
…¿Tú eres libre? ¿Crees que eres libre?
No, no. Estoy condicionado por…
Así que… no me preguntes si soy libre. Yo era libre, cuando luchaba por la libertad. Ahora soy menos libre.
Pero ahora te debes sentir más libre que cuando estabas en la cárcel?
Eso depende. Depende de tu espíritu. Si los enfrentas permanentemente eres más libre que si te olvidas de que lo esencial es el enfrentamiento. La vida también es un narcótico muy poderoso, es decir, que uno se olvida de lo esencial, del porqué de su existencia. Te puedes creer libre, y no serlo en absoluto. ¿Y por qué? Porque te aislas de tu objetivo. La cuestión es saber si actualmente me alejo de mi objetivo. Y yo no lo sé.
Yo preferiría verdaderamente ser libre en las barricadas, o en medio de un movimiento extremadamente ofensivo. Allí encontraría el sentido de la libertad.
¿Crees que veremos este movimiento ofensivo?
Sí, todxs lo esperamos. Tengo una terrible desesperanza, y al mismo tiempo, una formidable esperanza que estallará.
Nos animas y nos das aire. Pero dices que todxs estamos bajo hipnosis…
Sí, todos y todas. Igual lxs militantes y lxs que se creen que son muy conscientes de aquello que pasa. ¿Crees que los buenos momentos son buenos momentos? ¿Qué es un buen momento? Lenin decía que la revolución es la fiesta de lxs trabajadores. Entonces, la alegría del buen vivir, es la revolución. Cuando unx se encuentra en las clases oprimidas, las alegrías y satisfacciones intensas están en la revuelta. Toda persona que ha participado en una insurrección, en los movimientos de los años setenta, y toda persona que ha participado en los tiempos de la guerrilla, saben muy bien que se llega a momentos de felicidad intensa, haciendo frente al enemigo.
Entonces, ¿cuál es el objetivo? Has dicho que hace falta ser consciente del objetivo…
Yo sé cual es el objetivo: hay que estar al lado del movimiento y del sitio donde sucederá. Tenemos que estar preparadxs todo el tiempo. Tiene que pasar alguna cosa. El verdadero momento en el que pasa alguna cosa esencial es cuando se invierte el orden social. Por eso en el fondo, yo quiero estar ahí al lado del movimiento y bien preparado (juego de palabras être près et être prêt – ser preso, o darse prisa).
¿Tus padres a qué se dedicaban?
Mi padre era profesor de instituto, progresista del socialismo revolucionario. Y mi madre se ocupaba de la casa y de educar a lxs niñxs. Puedo decir que he tenido una infancia feliz, y considero que he estado bien educado para no someterme al orden existente.
¿Cómo te has formado, aparte de con esta buena educación de tus padres?
¡¿Formado?!, ¡Formateado!, ¿Quieres decir cómo me he formateado? Es muy fácil. Tuve mucha suerte a los 16 años. Conseguí dos cosas: La música inglesa de la época, a principios de la década de 1960, y el mayo del 68. Yo tenía 16 años. ¿Te imaginas?
¿Qué tipos de música te agradan?
La música de Londres, Swinging London, los Rolling Stones, Neil Young, una música cargada de electricidad comparada con la antigua música de la época. Era transmisora de los levantamientos de lxs anti-autoritarixs, de lxs jóvenes, y cuestionaba todas las relaciones sociales del sistema.
Y después de 16 años, ¿otras experiencias “deformativas”?
Tuve la gran suerte de vivir en Tolosa, que era la capital de la segunda España, la capital de lxs rojxs. Yo digo “rojo” porque este es el término. Lxs anarquistas también estaban, y entre ellxs, se llamaban “rojxs”, ya que habían cogido el insulto de lxs fascistas y de lxs nacionales, que lxs llamaban “lxs rojxs”. Habían tomado esta etiqueta como se puede tomar la de “terroristas” y darle la vuelta. Durante el mayo del 68, me comprometo en un movimiento revolucionario, y tengo la oportunidad de conocer personas que habían hecho la revolución. Una gran suerte en comparación con muchxs compañerxs francesxs que hablaban mucho de revolución, pero que no habían podido hablar con personas que la habían vivido. La verdadera suerte fue esta oportunidad. Lo puedo decir: en comparación con lxs otrxs compañerxs del MIL en la conciencia del enfrentamiento que llegó a Barcelona, nosotrxs estábamos más formadxs que lxs del interior. Lxs del interior miraban a París, Nanterre, la Sorbona, y reproducían los conceptos de la extrema izquierda. Mientras que Criri y lxs compañerxs formadxs en Tolosa nos considerábamos guerrillerxs, y por tanto, poníamos menos problemas en relación con la acción armada. Lo teníamos más fácil que lxs del interior.
¿La conciencia de guerrillerxs de dónde proviene?
De lxs viejxs españolxs exiliadxs, de lxs maquis. Cricri tenía un tío, que había estado en la partida de Massana, que lo orientaba y asesoraba cada vez que lo veía: “Si vas a Barcelona, haz esto, esto otro, ve con cuidado, vístete bien, etc.”. Una memoria de lucha que lxs del interior no tenían.
¿Sabes el nombre del tío?
Se llamaba Torres. Era joyero en Andorra. Estaba relacionado con Massana con las acciones y las relaciones del lado de Andorra. Era originario de Lérida como Cricri.
¿Entonces, podemos decir que hay un nexo de unión entre lxs maquis [1] y el MIL?
Exactamente. Nosotrxs éramos anarquistas y publicamos en la revista del MIL un texto sobre Sabaté.
Cuando dices nosotrxs, ¿te refieres a lxs francesxs del MIL?
Nosotrxs no éramos francesxs… ¡Éramos lxs del exterior! Es muy importante esta incomprensión porque no se puede imaginar el rechazo de la guerra civil. La primera vez que llegamos a Barcelona, le dije a Díaz, un militante del GOA (Grupo Obrero Autónomo) muy conocido y que escribía, “yo soy anarquista”. Su cara reflejó un momento de terror, una cosa terrible. La CNT era una cosa del pasado. Sólo estaba el grupo de libertarixs en la Universidad Central, y ni siquiera asumían la palabra anarquista. La historia se reescribe. Bien, nosotrxs éramos anarquistas, y no obstante, encontrábamos guerrillerxs anarquistas y comunistas en el bar, en las familias de amigxs, por ejemplo el padre de Henry. Era nuestra vida cotidiana. Una suerte inmensa comparada con otrxs compañerxs del MIL, que tenían mucha ideología en la cabeza. Pero no podíamos imponernos.
¿Y qué podríais haber hecho?
Tendríamos que haber hecho una guerrilla extremadamente dura, lo máximo posible. Fíjate. Las vacilaciones por la ejecución de Creix. Tendría que haber dado un buen golpe sobre la mesa y decir “Si no hacemos eso, no vale la pena que continuemos”. Sí, si es un grupo clandestino y se tienen los medios, y no se hacen las acciones que son de tu responsabilidad histórica, pasas al lado de las cosas.
¿Por qué Creix?
Creix era un torturador cruel de detenidxs políticxs, un comisario de la temible BPS (Brigada Político-Social). Después de la ejecución de Manzanas, va a provocar un montón de detenciones en el País Vasco. Fue pilar fundamental en el proceso de Burgos a etarras y el responsable de la represión y de la muerte de obrerxs en Granada. Creix venía regularmente a Cataluña. Puig consiguió la información y era un objetivo importante en aquel momento del franquismo.
El paso a la lucha armada, representaba cambios. ¿Cómo lo viviste?
Naturalmente. No das el paso a la lucha armada porque un buen día te digas “Eso de las armas está guapo, voy a caminar con una pistola en la cintura”. Vino de manera natural en la progresión de nuestra implicación en la lucha. No creo que fuese importante, pero sí un paso esencial que dar en la dictadura. Las personas que te dicen “Yo era un resistente antifranquista” pero que no se implicaron más en la lucha me dejan un sabor agrio. Yo prefiero ver el lado revolucionario.
En tus tres libros “De memoria” sorprende que tengas conciencia histórica de cada momento que vives. ¿Dices que no eran inocentes cuando se habla de Puig Antich?
Comprendo que la familia haya hecho cosas sobre una persona que no conocían. Porque no conocían al Salvador clandestino: Una persona inteligente, consciente, politizada, que sabía lo que hacía. Me acuerdo muy bien de una conversación donde hablaba de su propia ejecución. Cabe tener en cuenta que nosotrxs éramos clandestinxs sin interrupción y arriesgábamos la vida continuamente, en cada viaje, en la carretera, en el paso de fronteras, en cada acción, como lxs maquis.
¿Cómo explicas “El luto de la inocencia”, subtítulo del libro “De memoria II”?
Estamos formateadxs por el sistema. Uno acaba creyendo en el sistema. Con la historia del MIL sabes lo que te espera. Sabes que tienes un enemigo delante que no te regalará nada, etc. Y uno termina por creer que lxs burguesxs no son tan malxs como lxs pintan. Siempre se tienen ilusiones sobre el sistema, incluso lxs que luchan. Es por eso que el luto de la inocencia es un hecho. Cuando un/a camarada cercanx es ejecutadx, es un hecho que te marca. Después de cada combate me he repetido siempre “La muerte está presente”, y es que es difícil no tener consciencia de la muerte cuando se está comprometidx en una lucha revolucionaria.
¿Cómo vivías esta presencia de la muerte?
El aprendizaje fue difícil. Y por tanto son años que disfrutamos a fondo, totalmente felices.
¿Años difíciles y felices?
Si, no es contradictorio. Volvemos a eso que decía al principio de nuestra conversación. Cuando escribí a Michel diciéndole que escribía el libro de los GARI, me respondió “Fue el año más feliz de mi vida”. Y asimismo, acabó en prisión. Los años de lucha, marcan.
Escribes muy bien. Tus libros enganchan, eres un autor de culto y nos preguntamos si te consideras más brillante con las pistolas o con la pluma.
De entrada, es inseparable. Sin las pistolas, no habría habido pluma… No sé si soy competente. No es la cuestión. La escritura por la escritura no existe.
Algunas lectoras se retraen en algunas frases tuyas como machistas…
Eso es cierto. Soy un heredero de un viejo movimiento revolucionario que era bastante falocrático. Se me reprocha que describo a las mujeres, pero no a los hombres. Os tenéis que dar cuenta que se trata de la escritura de un preso. Estoy en una celda y tengo derecho a la fantasía. He pasado veinticinco años en una celda y no tengo la misma relación con las mujeres que alguien que en su militancia de todos los días se encuentra con treinta mujeres. Me gritaban “¡Tío, exageras!”. En el libro “La parte de los lobos” decidí que la montaña, los Pirineos, eran el sujeto y el tema.
Describo los árboles y las montañas. Soy un preso que sueña que camina por la montaña. Pero en cambio, nadie me ha criticado diciéndome “¡Exageras con tus descripciones de la montaña!”. Con las mujeres es lo mismo. Soy un preso que escribe sus propios fantasmas.
En el primer libro, haciendo de seguridad de una reunión feminista, les reprochas “ni un triste beso”.
Describo una cosa falocrática. El movimiento de las mujeres hace una reunión en la Universidad, que es la primera reunión en Tolosa. Ellas deciden no dejar entrar a los hombres, pero al mismo tiempo piden tener una protección. Se lo piden a un grupo que no está muy comprometido con nadie, un grupo formado esencialmente por jovencitos de 16 y 17 años, militaristas en el sentido de pelearse todo el día. Y estos jóvenes no conocen la revolución feminista. Nosotros es verdad que estábamos enfadados, ya que no podíamos entrar, no podíamos escuchar. Entonces espiábamos por el cerrojo. En ese tiempo de las luchas violentas, no participaban mujeres. Es la verdad.
¿Cuál es el hilo conductor de la trilogía “De memoria”?
La historia son los compañeros de bachillerato que empiezan y que acaban en una organización de lucha armada en Francia. Es la historia de su vida, su evolución, y al mismo tiempo, lo que quiero retrasmitir es la época. Y no quiero seguir la cronología exacta de los hechos. No quiero mirar los archivos. Quiero retransmitir lo que me queda en la memoria. Escribo nuestro estado de ánimo en las tres novelas. No hecho tras hecho. Por ejemplo, soy incapaz de decir de memoria cuando nos vimos en Bruselas, el día del coche bomba, ¿qué coche conducías?
Conducía el segundo.
¿La DS?
No lo recuerdo. Sólo sé que eran coches robados en Holanda. Tú ibas detrás, y me ibas orientando. También recuerdo que cuando sacaste el seguro de la bomba, estábamos todxs allí, innecesariamente, mirando cómo lo hacías, a pesar de que nos decías que podía explotar.
¿Ves? No recuerdo el coche que conducías. Pero tengo en la cabeza toda la operación, las reuniones que hacíamos, qué decíamos, y la conciencia de lo que hacíamos. Algunas cosas se me han borrado, pero mi transcripción se basa en los hechos que recuerdo. Tengo la suerte en relación con la memoria de haber estado muchos años en la cárcel, y haber retenido, como lxs poetas en las prisiones turcas, que aprendían los poemas de memoria para acordarse de las personas que habían estado con ellxs.
En el libro “De memoria” explicas como anécdota que os pidieron financiar la Asamblea de Cataluña, y os propusieron ofreceros información de un atraco para conseguir dinero. ¿Hubo debate en el grupo? ¿Cómo verías una propuesta en la conjetura actual?
Por parte de ellxs sería imposible ahora mismo. Pero antes… Antes estaban los tres hermanos Solé en la organización, un primo Solé, y el tío, Solé Sabaris, que era, a pesar de todo, uno de los grandes capitotes de los socialistas, de la tendencia un poco a la izquierda. Había un contacto con la Asamblea de Cataluña. Y la persona que era el representante del MIL era Puig, ya que lo encontrábamos el más tranquilo, por eso su nombre de guerra fue durante todo el tiempo “El diplomático”. Gente como lxs de la Asamblea de Cataluña simulan ser personas que tienen miedo del terrorismo, pero al mismo tiempo nos proponían atracos que hacer. Hoy los cogen directamente de sus amigxs banquerxs.
Conoces bien la zona de Berga y de Manresa. ¿Qué recuerdas de estos lugares?
Es extraño. Berga se me ha quedado en el recuerdo de un color ocre. En invierno y en verano, el mismo color: ocre. En Berga estuvimos a punto de hacer que nos mataran en un control de la guardia civil. Pedí a los dos hermanos Solé si conocían la carretera dirección a Cardona. “Si, si, hay una salida más abajo”. Cogimos una carretera por la montaña en vez de ir directos por el valle.
¿Cómo fue eso de que estuvisteis a punto de hacer que os mataran?
Bajábamos de Bellver de Cerdeña por el atajo. Nosotrxs no pensábamos que la guardia civil nos podía esperar en Berga. Y de hecho sí, habían hecho un control en Berga, sin duda una táctica de los tiempos antiguos, un reflejo anti-guerrilla. Cuando tomamos carreteras pequeñas o caminos de tierra, los encontrábamos con más facilidad que cuando cogíamos la general. Ellos caminaban por la montaña.
Y en el control de Berga, ¿qué pasó?
Yo estaba en el asiento de detrás. Conducía Oriol [2] y Sancho [3] al lado o al revés. Yo tenía una vieja metralleta de la guardia civil, un naranjero. Y la guardia civil tenía una metralleta Z-45. Nos vieron llegar y nos dijeron alguna cosa, y seguidamente, uno cogió la metralleta y la levantó hacia nosotros. Dimos un paso adelante y mientras yo tenía la metralleta, un camión muy grande se interpuso entre ellos y nosotros. Un gran semi-remolque que cogió la carretera normal y permitió que girásemos a la derecha y escapásemos del control de la policía, que estaba únicamente en la curva a la izquierda. Eso me marcó. Si vuelvo a Berga me acordaré exactamente de la curva. El pueblo estaba detrás de nosotros. Había un desvío que iba a Cardona.
Estuviste diez años en aislamiento. ¿Cómo se puede soportar eso?
Yo también me lo pregunto. La única manera es la resistencia.
En cada libro eres el superviviente.
He pasado al lado de la muerte varias veces. Tenía capacidades físicas. No fuerza, pero era espabilado. ¿Sabes? En el MIL me decían “Tú serás el primero que matarán” ya que me arriesgaba mucho, ya que no contaba, no calculaba. Yo estaba en el movimiento guerrillero, era otra historia. Ellos constataban que me arriesgaba mucho, pero yo decía “me arriesgo menos que quien espera en casa”. Y efectivamente así pasó. Hay que ser preciso, técnico, y al mismo tiempo, no calcular.
¿Cómo ves la lucha armada de ayer, hoy? ¿Las condiciones objetivas, subjetivas?
Lo que ha quedado demostrado en Grecia es que cuando hay un pueblo que se pone en movimiento a nivel de masas, desafiando al sistema, hay una respuesta de grupos armados. Así que esta cuestión ya está clara: si hay una contestación, aparecerán las armas. Ellxs nos derrotaron militarmente, pero no nos han ganado políticamente. Eso está claro. Hay condiciones objetivas para retomar la lucha armada, sí. Hay una represión y opresión tal, que justifica un replanteamiento del monopolio de la violencia por parte del Estado. Es obvio. Pero no hay, al menos en Francia, condiciones subjetivas para retomar la lucha armada, porque la lucha armada no es el resultado de tres o cuatro personas que quieren hacer operaciones muy espectaculares. No se trata de eso. La lucha armada es una parte del movimiento revolucionario que se pone delante en la acción. Es sólo una parte de este movimiento.
¿La lucha armada es entonces una expresión más?
Una expresión estratégica. Cuando hablamos de expresión estratégica es en referencia al movimiento anarquista. Si el proletariado de Barcelona pudo en pocas horas tomar las armas, como hicieron Ascaso, Durruti… y conseguir una insurrección armada, es porque estos individuos y militantes llevaban diez años de experiencias fabulosas: tentativas de insurrección y operaciones de guerrilla urbana. Tienen experiencia. Si dices que la revolución tendrá lugar después de un enfrentamiento armado, el aventurismo no es de quienes se preparan, lxs que acumulan experiencias, lxs que preparan al pueblo, lxs que ensayan pequeños golpes para ver cómo reacciona el sistema, si tiene la capacidad de contrarrestar hechos de este tipo, etc. El verdadero aventurismo es decir “la revolución será un enfrentamiento armado” y no hacer nada para que eso llegue. Y distribuir propaganda esperando hasta el último momento. Eso es el aventurismo. Cuando ves el grupo “Nosotros”, y la FAI [Federación Anarquista Ibérica] cómo prepararon el 19 de Julio, se sabe que fueron consecuentes desde un punto de vista revolucionario. Ellxs creían en la insurrección, y no pararon de prepararla acumulando experiencias. Eso es importante.
Tú tratas en tus libros la violencia de una manera normal, sin hacer apología.
El problema de la lucha armada es que todxs discutían, lxs maoistas, lxs troskistas. Todxs discutían. Era evidente la lucha armada. El único problema era que ellxs discutían más que nosotrxs.
En prisión has aprendido mucho sobre la condición humana, sobre lxs torturadorxs y lxs torturadxs.
Ahora entiendo, por ejemplo, cómo un hombre puede ser torturador, lo comprendo, pero eso no quiere decir que lo acepte. Comprendo cómo alguien por un salario es capaz de matar a alguien. Es muy fácil, desde el momento que te pones en el lado del orden. No hay límites. Por ejemplo, hoy a un vigilante de prisión le dicen “tenéis que subir en un tren esta tarde prisionerxs hacia Alemania” y nada más habrá un vigilante de tanto en tanto que rechazará hacerlo. Lxs otrxs se suben al tren diciendo “no es grave, no pasará nada, podéis estar tranquilxs”. Comprendo al guardia móvil que envió a lxs judíxs a Alemania. Veo el proceso mental que lxs conduce a obedecer con una naturalidad abismosa. Y también del otro lado he visto que la sumisión puede llevar muy lejos. Yo no he visto en las centrales de seguridad, donde la relación de vigilante y prisionero están muy claras: están allá para eliminarte. Había gangsters, que cuando iban al taller, se paraban delante de la garita y decían “Os he hecho un pequeño pastel y un café. Están encima de la mesa”. ¡Iba a trabajar a la prisión y antes había preparado un pastel y un café para el vigilante de la galería! Lxs que critican a lxs prisionerxs cuando se rebelan son en primer lugar prisionerxs.
Eso es igual fuera…
Sí, pero dentro va mucho más lejos. Se sabe que el vigilante de la prisión está preparado para matarte. Fuera, tienen la posibilidad de desertar. En cambio, para un vigilante, marchar, dejar el trabajo, es un acto muy fuerte para ellxs. Fuera hay siempre la posibilidad de decir “a mí no me pagan por hacer esto”. He vivido revueltas y tentativas de fuga donde vigilantes han matado a presos. Después tienen depresiones nerviosas, pasan seis meses de hospital, pero en el momento, matan al/a la prisionerx.
¿Qué piensas de la prisión?
La prisión es la amenaza permanente dentro de la sociedad capitalista. La prisión está ligada al capitalismo. Hoy casi la totalidad de las personas podrían estar fuera. Hay medios técnicos como la pulsera. Yo también estoy contra la pulsera, pero podrían estar fuera. La pulsera es insostenible, lo digo por experiencia. Se siente una presión muy fuerte. Es un control electrónico en todo momento, una forma de opresión, pero es mejor que la prisión. Yo soy abolicionista. La prisión es el arma de lucha contra lxs pobres. La prisión es la amenaza a lxs resistentes. Yo no quiero soluciones a la prisión. No quiero participar en absoluto en hacer una nueva prisión, y no quiero, sobre todo, mejorarla. Es un principio. Es como el trabajo asalariado. No quiero mejorarlo como hacen lxs sindicalistas.
¿Qué piensas del trabajo asalariado?
¿En la prisión? Nunca he trabajado.
¿Y tus padres no te decían que hacía falta trabajar?
No. Lxs anarquistas españolxs, sí. Siempre me han repetido que hacía falta trabajar, que era esencial, que no se tenía que fumar, ni beber alcohol, ni tomar drogas, pero que hacía falta trabajar. Queda claro cuando escuchas a Lucio: “Hace falta trabajar, sino eres un parásito social, un bohemio”.
¿Y qué piensas del trabajo asalariado?
Estoy en contra del trabajo asalariado, estoy a favor de su abolición.
Pero hace falta tener dinero para ser autónomo y normalmente se obtienen del trabajo.
Acepto totalmente que las personas trabajen. En cuanto a mí, me dije a mí mismo que no trabajaría en mi vida. No he estado nunca asalariado hasta ahora, un año estuve contratado en una empresa para tener acceso a la libertad condicional. Es muy simple. Yo no he estado nunca en la situación de encontrarme en la obligación, o incluso en la necesidad, de trabajar. Cuando no estaba en prisión, estaba en la guerrilla o en la clandestinidad. Era también un rechazo al trabajo desde el principio. Sobre todo lxs de Tolosa no queríamos trabajo. De lxs compañerxs de bachillerato, ningunx había pensado que acabaría trabajando. Había un rechazo claro y limpio al trabajo. Era ideológico: nosotrxs no trabajaremos.
¿Cómo valoras tus años de lucha? ¿Qué sentimientos te generaron?
Yo estoy muy feliz de mi vida pasada. ¡Muy feliz! Por ejemplo, podría haber muerto en Berga, en el Pirineo, ejecutado en España. Todavía estoy vivo. Y no veo qué otra cosa podría haber hecho. No me veo como trabajador de correos, ni como diputado, eso imposible, ni como profesor ni…
…¿Y como escritor?
No, tampoco. Antes que nada un militante.
¿Y el militantismo no es una profesión?
Yo soy un militante profesional, como Durruti. Había muchxs revolucionarixs profesionales en el anarquismo. Si no, no habría tenido lugar la revolución del 36.
¿Y el arrepentimiento más importante de tu vida cuál es?
Por ejemplo, acabo el libro De memoria III con un arrepentimiento: fuimos a Madrid a preparar la operación contra Arias Navarro. Fuimos delatados por “El Barbas”, el antiguo dirigente de transportes de la CNT de Barcelona, que era un infiltrado de la policía…
…¿Nos puedes explicar esta historia, ya que el libro no ha sido publicado todavía en España?
Eran hechos del 77, cuando Franco ya había muerto. Encontramos a Arias Navarro en la primera fase de transición. Justo después del indulto. Había grupos autónomos en Madrid, Barcelona. Alguien nos dice que sabe donde localizar a Arias Navarro. Trabajaba en la calle Atocha. Nos dan la información en Tolosa. ¿Te imaginas? ¡La localización de Arias Navarro! El Verdugo de Málaga, un torturador, y muchas cosas más. Y nosotros decíamos “Adelante. No solamente por Puig. ¡Vamos, lo hacemos y nos la jugamos!”. Eso quería decir que ya estamos en otra lógica, una lógica de guerrilla. Habíamos hecho un salto. Así, la historia de lxs estudiantes de bachillerato que progresan con los años se ha acabado. Fin de la trilogía. Hemos llegado a la madurez, al cumplimiento. Estamos maduros. La historia de los GARI es otra historia muy bella.
¿Cómo va tu enfermedad rara? [4]
Es una enfermedad minoritaria. Yo siempre he sido minoritario, y por tanto cogí una enfermedad muy minoritaria. Somos unas diez personas en el mundo que la tenemos.
Y a nivel jurídico, ¿cuál es tu situación?
Estoy en libertad condicional. ¿Y cuáles son las condiciones? Asignación de residencia. Obligación de trabajo, y como hoy hay crisis, no todo el mundo tiene un trabajo. Y sobre todo un control minucioso de mis actividades y de aquello que digo. Nuestra historia ha marcado este país. Quieren que quede tan silenciado como sea posible. Como la guerra de Algeria.
Notas:
[1] El maquis, también conocido como la guerrilla, fue el conjunto de movimientos guerrilleros antifascistas que comenzó durante la Guerra Civil española.
[2] Oriol Solé Sugranyes. Militante fundador del MIL, ejecutado por la guardia civil, después de escaparse de la cárcel al ver que el Rey no daba amnistía a los presos políticos que lucharon con valentía contra la dictadura.
[3] Nombre de guerra de Jordi Solé Sugranyes. Militante del MIL.
[4] Jean se encuentra enfermo del raro síndrome Erdheim-Chester (es el caso numero 186 desde que se tienen registros de esta enfermedad), una dolencia que afecta principalmente al sistema óseo.
Entrevista realizada por Txema Bofill, Pep Cara y Gerard Vilardaga
¿Quieres apoyar a Hala Bedi?
En Hala Bedi construimos un proyecto comunicativo libre, comunitario y transformador. En el día a día, cientos de personas participamos en este proyecto, observando la realidad que nos afecta y tratando de transformarla junto a los movimientos populares.
Nuestros contenidos son libres porque nadie nos dicta qué podemos publicar y qué no. Y porque difundimos estos contenidos de forma libre y gratuita, con el objetivo de difundir, compartir y transformar.
Sin halabelarris, las socias y socios que apoyan económicamente a Hala Bedi, esto no sería posible. ¡Hazte halabelarri y apoya a Hala Bedi!