Violencias
Como no podía ser de otra manera, hoy 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la violencia contra las mujeres, es obligatorio nombrar a la terrible violencia machista, violencia que se manifiesta como el símbolo más brutal de la desigualdad en nuestra sociedad, una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, que les coloca en una posición de inferioridad con respecto a los hombres y que impregna todos los ámbitos de la vida tanto públicos como privados. La violencia machista no es un problema que afecte al ámbito de lo privado. Es un problema estructural que, en el caso que nos ocupa, adopta diferentes formas violentas no percibidas como tales por su naturalización, ocultamiento y, en muchos casos, por la superficialidad y manipulación en el tratamiento que se da a determinadas realidades sociales mostrándolas de forma aislada y desconectada del origen de todas ellas: LA DESIGUALDAD.
VIOLENCIAS QUE SE SOLAPAN
VIOLENCIA es la pobreza que, fundamentalmente, tiene rostro de mujer. Mujeres atrapadas en la precariedad laboral, mujeres que encabezan las familias monoparentales y que deben compatibilizar su vida precaria con las responsabilidades de cuidados. Como consecuencia, y según la ONG Save the Children, una de cada diez criaturas en Euskadi vive en la extrema pobreza y advierte que «sin una mayor inversión, ni voluntad política, muchos niños heredarán la pobreza de sus padres y serán condenados a la exclusión»
VIOLENCIA es la reforma de la RGI que intentan imponer los partidos PNV y PSE a pesar de las recomendaciones de Cáritas, el Ararteko y diferentes colectivos sociales por considerar que agravará aún más las condiciones vitales de quienes perciben esta prestación; mayoritariamente mujeres trabajadoras precarias y mujeres pensionistas.
VIOLENCIA es la situación de desigualdad económica que padecen las mujeres pensionistas en general pero sobre todo las mujeres mayores en particular como lo denuncia ONEKA, la Plataforma de Mujeres Pensionistas de Euskal Herria y que lo manifiestan de esta manera:
“ Ser mujer y además ser mayor, son factores de alto riesgo para sufrir violencia. Violencia que se manifiesta de muy diferentes maneras: humillaciones, vejaciones, control del dinero, abusos sexuales…” “La situación de pobreza y precariedad que sufren las mujeres mayores son factores propicios para este tipo de violencia” a los que habría que añadir “la soledad y abandono a que son sometidas gran cantidad de mujeres mayores como consecuencia de las PENSIONES DE MISERIA con que cuentan para subsistir y que, unido a la escasez de servicios, recursos y prestaciones públicas las colocan en una verdadera situación de INDEFENSIÓN”.
VIOLENCIA son los trabajos precarios en general, pero en particular los realizados por mujeres migrantes y autóctonas en el ámbito de los cuidados y que esconden la explotación, inseguridad laboral y humillaciones a las que son sometidas. “No podemos permitir que haya mujeres empobrecidas trabajando en condiciones de aislamiento. Las que antes venían de Extremadura, Andalucía y Galicia, ahora llegan de América Latina, África o Europa del Este” manifestaron alto y claro las Trabajadoras No Domesticadas en las V Jornadas Feministas de Euskal Herria.
VIOLENCIA es la existencia de miles de pisos vacíos en Euskadi mientras aumenta la población que vive en la calle tal y como denuncia la “ Iniciativa por el derecho a techo y contra la exclusión social de Gasteiz” compuesta por más de 20 colectivos sociales y sindicales, que el 5 de noviembre presentó en el Pleno del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz una moción solicitando el reconocimiento de una situación de auténtica “emergencia habitacional” y la puesta en práctica de alternativas habitacionales.
VIOLENCIA son las situaciones que sufren las ciento cincuenta mujeres presas en las cárceles de Euskal Herria. En estas cárceles, pensadas y diseñadas para hombres, en las que no existen módulos para madres, las mujeres presas son las últimas para acceder al escaso y precario trabajo remunerado, a los cursos formativos, a las visitas de las abogadas de oficio, etc..
VIOLENCIA Y RACISMO institucional es “… el conjunto de leyes que merman el acceso a los derechos tanto civiles como sociales de las personas por su origen, color, etnia o raza. Como por ejemplo la Ley de Extranjería, que contribuye a la vulnerabilidad de las mujeres”, tal y como explicó GARAIPEN (Asociación de mujeres inmigrantes) en las V Jornadas Feministas de Euskal Herria.
VIOLENCIA son la puesta en práctica de políticas punitivas, las amenazas y deseos de modificar el Código Penal para, mediante la represión y el miedo, convertir en delitos la reivindicación de los problemas sociales.
Estas violencias y otras más configuran el puzle de lo que Carlos Taibo llama el “ecofascismo” que sería un segundo capitalismo “…que sí tiene un proyecto de futuro, que es manifiestamente criminal y se asienta en la certeza de que en el planeta sobra gente, de tal manera que hay que marginar a quienes sobran…”
Omara Portuondo, cantante cubana que nos ha visitado recientemente, a sus 89 años magníficos años, nos deja la siguiente reflexión: “… en muchos países las mujeres sufren desprecio y malos tratos y eso, definitivamente, es algo que tenemos que erradicar de la sociedad. En mi caso, sufrí por el color de mi piel, pero tenemos que entre todos, hombres y mujeres, luchar para cambiar muchas cosas en nuestra sociedad”.
Bego Oleaga, Gasteiz 25 de noviembre, 2019
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