Tinta de calamar
Ya lo dijo hace años nuestro ínclito alcalde, de cuyo nombre no quiero acordarme:
“En el País Vasco hasta los niños de teta saben…”
Pues eso, que todas y todos sabemos de que trata el caso De Miguel, y por lo tanto las declaraciones de las y los líderes jetzales: Itxaso Atutxa, Andoni Ortuzar, incluso las de lehendakari Iñigo Urkullu, no son más que cortinas de humo, o como dijo ayer Arnaldo Otegi: tinta de calamar.
En vez de asumir que entre sus filas, aprovechándose de su puesto público, cargos del PNV actuaron como una auténtica mafia y extorsionando a empresarios, lo único que se les ocurre decir es aquello de…¡Y tú más!
“Yo corrupto, pero tú mucho más”…. “La verdadera corrupción en Euskadi estuvo en el cobro del Impuesto revolucionario”… Vamos, ¡menuda jeta!
Sin entrar a valorar el impuesto revolucionario, os daré la definición de corrupción:
En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores.
El tráfico de influencias, el soborno, la extorsión y el fraude son algunas de las prácticas de corrupción, que se ven reflejadas por ejemplo, en acciones como entregar dinero a un funcionario público para ganar una licitación o conseguir un terreno en un parque tecnológico.
Está bastante claro, ¿no? La corrupción se suele dar cuando no hay control en los órganos de poder, cuando el poder está en manos de sólo una opción política y cuando los partidos gastan más de lo que reciben honradamente.
Todavía me acuerdo de aquel concierto que Julio Iglesias ofreció en Valencia al módico precio de 1 millóm de euros….¿A cambio de qué?….Pronto lo vimos haciendo campaña con la Rita, el Camps etc. ¡Que en paz descansen!
Tinta de calamar para no asumir que en las instituciones vascas desde la transición se ha creado una red de clientelismo que hay que alimentar, y a veces hacen falta recursos extra.
De Miguel, Ochandiano,Tellería: esta vez os ha tocado. Sabíais que podía pasar, pero confiabais en que nadie se atreviera a denunciarlo, pero pasó.
Todavía queda gente honrada que se atreve a denunciar extorsiones, corruptelas, oposiciones amañadas, contratos “a la carta” etc…
A mí los calamares me gustan más a lo pelayo, pero si hay que usar la tinta, sólo en el plato, por favor.
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