Sin territorio no hay defensa y sin defensa no hay territorio
En mendialdea el monte despide ese color mojado que ha empapado la tierra quemada de sequía. El rastrojo amarillo apagado en su día ahora luce resplandeciente. Vuelven las hierbas a renacer en brote anunciando un otoño envuelto en primavera. Los tractores que antes surcaban las piezas agitando la tierra que sobrevolaba el campo en nube, ahora empiezan a arañarla para preparar la siguiente siembra de cereal, tractores ajenos a su caducidad programada por el capital.
Un vecino colocado llega al bar del pueblo llorando porque su mujer le ha echado de casa. Una madre llora por los desvaríos incontrolados de su hijo. Los zipaios decomisan unas plantas de marihuana para autoconsumo. En el concejo del pueblo, el presidente de la junta administrativa trata de humillar a una vecina, enfrentándose a ella cada vez que habla. El alcalde del ayuntamiento llama a otra vecina para desahogarse y decirle que su movimiento en contra de la ubicación de eólicos en los montes le está desgastando políticamente, porque ella y sus amigas lo están haciendo muy bien. Una trabajadora domiciliaria consigue que una anciana que llevaba tres años en la cama se levante. En la radio se escucha a Ramiro González decir que la central eólica de Azazeta en Montes de Vitoria sigue su curso porque se pueden hacer correcciones del proyecto que evitarían los impactos ambientales de este megaproyecto.
Arantxa Tapia da un paso al agilizar los proyectos eólicos y fotovoltaicos anunciando la exención de la realización de estudios de impactos ambientales en los dos años siguientes para estos propósitos. Se anuncia la próxima llegada de los fondos Next Generation al estado. Von der Leyen ya anunció que estos fondos están sujetos a condicionar la reforma laboral y las pensiones. Mientras, las transnacionales energéticas, reinventándose, sobrevuelan los cordales en busca de nuevos nichos de negocio verde. Iberdrola, de vez en cuando, se queja de que la tramitación de estas infraestructuras lleva demasiado tiempo y ellos no tienen tiempo que perder.
La transnacional energética noruega Statkraft traslada a Urkullu su deseo de construir dos centrales eólicas en Euskadi. Arabako Mendiak Aske realiza su primera mendi martxa del verano en Aramaio donde, anteriormente, esta empresa ya había mostrado su deseo de industrializar sus montes.
El periódico llamado español nos deleita con una entrevista a Ortuzar donde este ofrece un pacto en serio a la izquierda abertzale forzándola a elegir entre ideología o realismo; un acuerdo que deberá conciliar ecologismo con el impulso a la generación de estas nuevas fuentes de energía. El ayuntamiento de Azpeitia asegura que ha tenido contactos con esta empresa. Se abre el nuevo marco de colaboración público/privado/comunitario. Para el descontento y resistencias previstas proponen pedagogía y compensación. En una entrevista de la radio pública vasca Otegi habla de molinillos. Nos llenan de artículos pregonando las bondades de la empresa pública noruega. No aparecen las afecciones naturales. Nace una nueva plataforma en Azpeitia, ya lo predijo Arantxa. Iberdrola abre a la eólica la fórmula de las comunidades energéticas, anunciando para sus vecinos afectados precios más bajos de la energía. En el mismo artículo se habla de la central de Labraza. Se conforma Gipuzkoako Mendiak Aske. La empresa líder en energías renovables Siemens Gamesa avisa de despidos en Navarra y País Vasco. Urtaran contrapone un bosque a la ampliación de Mercedes. Se realizan las ekotopaketak a nivel de Euskal Herria. Desde el ecofeminismo se proponen alternativas que pongan en el centro a las diferentes formas de vida que subsisten al sistema capitalista. Los movimientos sociales hablan, también de alternativas. La amenaza sobre el territorio está desatada, siguen queriendo apropiarse de lo que queda de natural o comunal para mercantilizarlo, beneficiarse de ello, aunque esto suponga su destrucción.
Sin territorio no hay defensa y sin defensa no hay territorio. La lucha continua, compañeras.
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