Revolución tecnológica y complejo industrial-militar: apuntes sobre la forma capitalista de la tecnología.
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Inurri Gorria: Revolución tecnológica y complejo industrial-militar: apuntes sobre la forma capitalista de la tecnología.??:??:??
Con la nueva ofensiva imperialista y, en particular, la guerra en Ucrania, estamos asistiendo al papel creciente de los monopolios tecnológicos (los que comúnmente se conocen como Big Tech) en el “arte de la guerra” y en el desarrollo del complejo industrial-militar. Es decir, internet se ha convertido en un campo más de la guerra híbrida y de la ofensiva imperialista del Occidente Colectivo. Como ejemplos de ello, tenemos el papel de Microsoft o Amazon Web Services en la censura de los medios rusos Rusia Todoy y Sputnik y colaborar con los gobiernos de EE.UU y Ucrania para evitar ataques cibernéticos; el trabajo de Google, YouTube, Twitter y Facebook para ampliar la censura y hacer de policía digital a defensa de la propaganda de guerra OTANista; o la fundamental aportación de Starlink (de propiedad de Elon Musk) para suministrar internet por satélite a las fuerzas ucranianas en el frente de guerra.
Todo ello nos fuerza a actualizar nuestras reflexiones sobre el papel de la tecnología en el capitalismo. Papel que, evidentemente, no es nuevo. Porque tecnología, en la dictadura del capital, quiere decir guerra de clases. En efecto, y contrariamente a las lecturas “tecno-optimistas” (que subrayan el potencial emancipador de los avances tecnológicos), la tecnología, bajo el modo de producción capitalista, no es neutral. Marx decía que el problema de la tecnología es su «forma capitalista». Esta forma capitalista de la tecnología bajo el capitalismo no se puede separar del desarrollo de su complejo industrial-militar.
Toda innovación tecnológica bajo la dirección del capital produce saltos cualitativo no solo en los medios de producción y en las fuerzas productivas del capital, sino también en sus medios de destrucción y en las fuerzas destructivas. Decía Karl Marx: «En el desarrollo delas fuerzas productivas se da una etapa en la que las fuerzas y los medios de intercambio productivo son convertidos en entes que bajo las relaciones de producción existentes solo causan daño, y dejan de ser fuerzas productivas para pasar a ser fuerzas destructivas… Estas fuerzas productivas reciben bajo el sistema de propiedad privada un desarrollo únicamente unilateral, y en su mayoría se vuelven fuerzas destructivas».
La última revolución tecnológica abrió un nuevo ciclo de acumulación capitalista y supuso un desarrollo sin precedentes de estos medios de producción/destrucción. Esta revolución y el desarrollo de la ciencia cibernética no se limitó a un aumento tecnológico en el plano de la composición orgánica del capital, sino que constituyó un salto cualitativo en el poder de mando del capital, tanto en términos de disciplinamiento de clase, control social y producción de subjetividad, como en términos de potencial destructivo del complejo industrial-militar.
Esta dialéctica entre potencial productivo y destructivo de la tecnología bajo su forma capitalista, lo vemos con el ejemplo de la vinculación entre BigTech globales y complejo industrial-militar en la nueva ofensiva imperialista: mayor coordinación entre servicios de inteligencia, espionaje, control de los movimientos y comunicaciones enemigas, armas más sofisticadas para la «guerra híbrida», control del abastecimiento de internet, acumulación y centralización de datos, censura en redes sociales y construcción de la propaganda de guerra…
Frente a este desarrollo de la capacidad productiva y destructiva del capital, no sirve de mucho plantear una «democratización de internet» (la versión 2.0 del capitalismo con rostro humano). Si el problema de la tecnología es su FORMA capitalista (y no solo su uso), no se puede simplemente democratizar su uso, sino que hay que atacar su forma. Hay que volver a plantear la cuestión de la reapropiación de los medios de producción informáticos, como hace tiempo hizo el movimiento hacktivista, pero desde una perspectiva estratégica y dentro de una hipótesis de poder popular, socialista y anti-imperialista. En la etapa del capital como fuerza puramente destructiva -la fase imperialista global- la manifestación más alta de la forma capitalista de la tecnología es su uso de guerra, como parte del complejo industrial-militar.
Reconstruir una fuerza anti-imperialista internacional requiere desarrollar capacidades y saberes para «hackear» el potencial productivo/destructivo de la tecnología capitalista (uso socialista de la tecnología capitalista) y, más aún, poner las bases para producir nuestra propia tecnología y medios de producción informáticos (forma socialista de la tecnología).
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