«Retos… 8 de marzo y más» -Bego Oleaga-
En un encuentro informal de mujeres blancas, de clase media y feministas y, teniendo como telón de fondo la convocatoria a la Huelga Feminista del 8 de Marzo, surgieron varios interrogantes relacionados con las nuevas aportaciones al feminismo de mujeres feministas gitanas, árabes, musulmanas, negras, latinas…etc. que, sintetizando, plantean la necesidad de una ruptura con la visión hegemónica, eurocéntrica, racista y burguesa del feminismo mayoritario. Lo que llevó a plantearnos: ¿Está el movimiento feminista liderado mayoritariamente por mujeres blancas y de clase media? ¿»El feminismo debe
ser antirracista y anticapitalista» como manifiesta Angela Davis? ¿Debe tener en cuenta y responder a la cada vez mayor complejidad social? (mujeres de diferentes grupos de población que sienten deben realizar sus procesos a partir de sus grupos de pertenencia o referencia) ¿El feminismo es para todo el mundo? ¿Estamos todas? ¿Deben caber todas? ¿Pero caben?
En el Comunicado para la Huelga Feminista de Euskalherria se plantea que con esta huelga feminista se quiere “poner la vida en el centro frente a la violencia, la desigualdad, la precariedad, los modelos de sexualidad hegemónicos, la división sexual del trabajo, el modelo de consumo, la familia patriarcal, la jerarquía de los saberes, el racismo, el canon de belleza y todas las opresiones” y que la huelga se centrará “en cinco ejes: pensionistas, estudiantes, cuidados, empleo y consumo”.
Hoy, 7 de marzo quiero rescatar del menosprecio y del desconocimiento situaciones por las que atraviesan, diariamente, demasiadas mujeres autóctonas, extranjeras y pobres, en determinados periodos de sus vidas. Son las innombrables, las más vulnerables.
Me acerqué a una asociación en la que se relacionan con trabajadoras sexuales para charlar sobre la huelga feminista del 8 de marzo.
El feminismo, la huelga feminista, manifestaron, son conceptos prácticamente desconocidos que no llegan a su mundo. Estas mujeres se consideran personas trabajadoras, adultas y con responsabilidades familiares. Algunas trabajan en ámbitos como el servicio doméstico pero, esporádicamente, deben recurrir al trabajo sexual para llegar a final de mes.
Se sienten estigmatizadas, criminalizadas e infantilizadas. Consideran que socialmente se les juzga por el trabajo que realizan, ignorando y pasando por alto las situaciones humanas, familiares, de explotación y de rechazo administrativo que atraviesan. Opinan que es importante organizarse para defender sus derechos y, por ello, son críticas con el dictamen de la Audiencia Nacional declarando la nulidad de los Estatutos del Sindicato Organización de Trabajadoras Sexuales (OTRAS)
Reivindican que se les conozca, se les escuche y se les consulte. Y que en la medida que no puedan optar a otro tipo de trabajo, se reconozca legalmente el trabajo sexual como alternativa para poder salir de la ilegalidad y del ocultamiento, circunstancias que posibilitan la explotación.
En otro momento, en otra asociación y compartiendo café y un suculento bizcocho, me reuní con un grupo de mujeres que en la actualidad cumplen condena en la cárcel de Zaballa en Nanclares de la Oca-Araba. El motivo: conocer algunas facetas de su vida y su relación con las reivindicaciones de la huelga feminista del 8 de marzo.
Aproximadamente ciento cuarenta y tres mujeres cumplen condena en las cárceles de Euskal Herria. Unas noventa en la prisión de Zaballa constituyendo una clara minoría frente a los ochocientos hombres encarcelados y en un sistema penitenciario ideado para hombres.
Entre los aspectos más relevantes que aparecieron en el encuentro, destacaría el alto porcentaje de mujeres con algún tipo de trastorno o enfermedad mental, muchas no diagnosticadas, por tanto no tratadas y, en el caso de las personas tratadas, los recursos profesionales existentes son insuficientes. Todas comparten espacios comunes lo que provoca situaciones delicadas y de riesgo. Las mujeres que llegan a prisión tras vivir en la calle, cumplida la condena, vuelven a la misma. En las cárceles de Euskal Herria no existen módulos para madres, con lo cual, la futura madre será trasladada a otra cárcel de la península. En cuanto al acceso al trabajo en los talleres remunerados de la prisión, los encargados de los mismos son hombres presos y los mejores trabajos son para los hombres. La situación se repite con el acceso a los cursos de formación profesional. Las mujeres, son las últimas.
Frente al futuro ¿qué? Sentimientos encontrados: esperanza, miedo, inseguridad…porque hay que empezar de cero.
Para estas mujeres el feminismo, el 8 de marzo y los objetivos de la Huelga Feminista son algo vago y ajeno a sus vidas.
Sería deseable que desde los feminismos o el feminismo se planteara conocer, escuchar consultar y visibilizar a estas mujeres más allá del 8 de marzo.
Quiero concluir con una reflexión de Pastora Filigrana García, abogada y activista por los Derechos Humanos y que pertenece a la Red Antidiscriminatoria Gitana.
“Ante el análisis devastador de la realidad que habitamos lanzo una idea propositiva, una idea que vaya más allá del análisis y que de pistas para articular una estrategia emancipatoria que acabe con este dispositivo de opresión. Solo son pistas de donde puede estar la salida. La estrategia final será fruto de ese diálogo entre todas las identidades oprimidas, que partiendo desde las propias realidades y las respectivas estrategias de resistencia, hilará esa subversión colectiva”.
Hasta mañana. Nos vemos en las calles.
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