«Reflexiones sobre Cataluña»-Amancay Villalba-
Aunque mi primera idea no era centrar la escotilla en Catalunya, lo histórico del momento que estamos viviendo, lo intensa que está siendo la actualidad y lo rápido que se están desarrollando los acontecimientos, hace muy difícil abstraerse y cambiar el foco de centro precisamente el día después del pleno del Parlamento catalán en el que finalmente hemos tenido la tan esperada declaración de independencia, aunque acto seguido, haya sido pospuesta. Para quienes deseamos la materialización de la república catalana la primera sensación que nos deja esta declaración realizada con la boca pequeña es un tanto agridulce, aunque se trata de un desenlace momentáneo que hace que haya que esperar a ver como se siguen moviendo las piezas en el tablero de juego.
Así que hoy, finalmente, es Catalunya lo que ocupa la primera fila de mi cabeza y por eso quiero compartir algunas miradas sobre el proceso catalán, más allá de la última actualidad y de si se llegará o no a la aplicación del artículo 155.
La primera mirada tiene que ver con el sujeto que se ha movilizado en todo el proceso. Hace dos años estuve en las movilizaciones de la diada en Barcelona y lo que más me llamó la atención fue la cantidad de sectores que salieron a la calle: gente de todas las edades y de todos los perfiles. Recuerdo, por ejemplo, como había un cortejo Queer LGTBI, un cortejo ecologista… y este gran abanico de sectores y perfiles que han salido a la calle se ha repetido durante todas las movilizaciones, dando como resultado un sujeto variopinto y diverso, que, a mi entender, le da solidez y consistencia a un proceso constituyente, puesto que en él se reflejan todo tipo de realidades.
La segunda reflexión tiene que ver con la foto que no fue. Hubiera bastado un solo suceso de una persona manifestante agrediendo a un policía o un guardia civil el día del referéndum, para que la imagen del mismo hubiera sido completamente diferente. Sin embargo, el 1 de octubre, recibimos un increíble ejemplo de cohesión en la movilización, de dignidad y de saber estar por parte del pueblo catalán. Frente a la brutalidad de las fuerzas represoras, un pueblo digno y contundente, con una respuesta homogénea sustentada en la no violencia.
La tercera, es la maleabilidad del deseo de independencia, en este caso referida al pueblo catalán, aunque supongo que será trasladable a otras realidades, como por ejemplo, la de Euskal Herria. “El independentista no sólo nace, a veces también se hace”. Esto lo demuestra la gran cantidad de gente que se ha apuntado al carro del independentismo en Catalunya. Aunque habría que analizar con más detenimiento los motivos de este auge del independentismo, lo cierto es que si bien una parte tiene que ver con una respuesta de castigo al Gobierno español, otra parte se ha tornado favorable a la república catalana porque ha hecho suyas las ventajas respecto a la situación actual. Para quienes deseamos una Euskal Herria independiente y somos conscientes de que necesitamos sumar efectivos para ello, existe aquí un ejemplo inspirador.
La cuarta mirada tiene que ver, como diría Benedetti, con la táctica y la estrategia. El viejo lema de Emma Goldmann de “si no se puede bailar, no es mi revolución”, ha tomado cuerpo en todo el proceso. La sociedad civil catalana ha hecho gala de un espíritu “alegre y combativo” y ha demostrado una increíble astucia, humor, inteligencia e imaginación aplicada a todo el proceso, generando empatías que han traspasado las fronteras.
La quinta y última reflexión que quiero compartir hoy se centra en la dotación de modelos y contenidos de la futura República catalana. Su proclamación es una oportunidad para dotarse de un nuevo modelo político, económico y social, que permita abandonar el modelo capitalista heteropatriarcal para virar hacia un modelo que realmente permita poner la vida en el centro, como venimos reclamando desde diferentes movimientos sociales. Es urgente poner el énfasis tanto en la declaración de independencia como en la construcción de otro modelo para la nueva República. Y para todas aquellas personas, que no han sido pocas, que han criticado que mientras se ha estado trabajando en el procés no se ha hecho nada más, me gustaría traerles el ejemplo de la CUP, que se ha hecho eco de todo ello y que ha trabajado activamente en ambas direcciones, en la independencia y en el cambio de modelo, como lo demuestra la interpelación que realizaron a principios de septiembre en el Gobierno catalán sobre los límites del crecimiento y la necesidad de asumir las tesis del movimiento decrecentista y por la resiliencia, proponiendo una moción con una batería de medidas y políticas públicas concretas encaminadas a ello. Se trata, nuevamente, de una iniciativa sin precedentes en el Estado español, que nos puede servir de ejemplo y que, por ello, me hace pensar que no sólo quieren coger el timón del barco, sino que, además, están sobradamente preparadas para llevarlo hacia un buen puerto.
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