«¿Por qué las mujeres no van a la radio y a la televisión?» -Alicia Murillo-
El lenguaje, las faltas de respecto, la elección de los contertulios, la intimidación o los tipos de debates que se plantean son algunas de las cuestiones por las que las mujeres evitamos participar en tertulias audiovisuales.
Vía Pikara Magazine
—Hola, Alicia, te llamamos de Radio (la que sea). Queríamos saber si te apetece asistir a un debate sobre feminismo que estamos organizando.
Así empiezan muchas conversaciones telefónicas que recibo. Tengo la sensación personal (que no corresponde con las encuestas) de que la radio, a las feministas, nos quiere, sí, de una forma machista (que ahora analizaremos) pero al menos desde allí nos llaman con relativa frecuencia. La televisión ni siquiera eso, sobre todo al feminismo más alejado de lo institucional, al feminismo de calle, al gamberro, al de los esperáis, al alejado de lo hetero y de lo blanco. Pero ocurre que a veces, por despiste o equivocación de la redacción, nos invitan también a un plató y, cuando llegamos y nos quejamos de la escasa afluencia de mujeres, siempre escuchamos la frasecita dichosa esa de: “Nosotros os llamamos, pero sois vosotras las que no queréis venir”. Así que creo que ha llegado el momento de responder a la pregunta: ¿Por qué las mujeres no queremos asistir a los medios de comunicación audiovisuales? Voy a exponer las razones que yo misma tengo y las dirijo a las personas responsables de las redacciones de estos programas para intentar hacer una reflexión conjunta.
Intimidación asegurada
No nos sentimos tranquilas y no se trata de un miedo infundado. Todos los espacios públicos están masculinizados y los medios de comunicación no son una excepción. Las mujeres sabemos que en los debates y entrevistas vamos a ser tratadas con paternalismo, que vamos a tener que soportar más de un mansplaning, que se nos preguntará por nuestra vida sentimental en lugar de por nuestro trabajo, que habrá mayoría de hombres y un largo etc. Para muestra el minuto 15’ 20’’ de este vídeo.
Sólo cuando ya sea habitual, y no excepción, mediaciones tales como esta acudiremos relajadas a los debates.
Y antes de que nos llaméis exageradas os invito a consultar este estudio de Dolors Comas d’Argemir para el Consell de l’Audiovisual de Catalunya (CAC).
En conclusión, no basta con una buena planificación o con intentar invitar al mismo número de hombres que de mujeres. Además de eso hay que saber llevar a cabo una moderación del debate con perspectiva de género.
Elección de contertulios
Qué es machismo y qué no lo es sigue estando en debate. Esto podemos llegar a entenderlo, la cuestión es que nuestra paciencia tiene un límite. A nosotras nos cansa el ir a explicar a un programa cosas tan básicas como que “el feminismo no es lo mismo que el machismo pero al revés”. Es un esfuerzo, las feministas se nos exige tener una actitud pedagógica, se nos sigue viendo como las responsables de la educación de los hombres y ya no estamos dispuestas a desgastarnos más, entre otras cosas porque sabemos que nadie enseña, sólo se aprende. Si la persona que tienes delante está cerrada a verte como un ser humano de pleno derecho no merece la pena sentarnos a hablar de nada. ¿En serio creéis que resulta enriquecedor para nosotras ponernos frente a un católico radical o cualquier otro señor que nos sigue viendo como un ser humano que debe servirle y obedecerle? Hay cosas que, a estas alturas, no deberían estar ya en la mesa de debate porque los derechos básicos de las personas no se discuten y quien no lo haya entendido que no espere que se lo expliquemos. El feminismo no quiere pedir permiso para existir, no lo necesita.
Respeto a mis compañeras
Casi siempre que asisto a programas de radio o a mesas de debate todas las mujeres invitadas somos blancas y con estudios superiores. Esto me avergüenza frente a mis compañeras y me hace sentir una traidora. He llegado al punto de negarme a asistir a medios de comunicación o jornadas universitarias donde no se tengan en cuenta una visión transversal del feminismo. Y, ¿sabéis qué ocurre a menudo?, al no ir yo (haciendo específico el porqué de mi negativa), llaman a un hombre, blanco y hetero para que me sustituya. Todo mal. El colectivo de mujeres es plural y así queremos ser representadas. ¿Por qué os da tanto miedo llevar a nuestras ancianas, por ejemplo? ¿Por qué no queréis escuchar las voces de las mujeres sin estudios?
Lenguajes prestigiados
—Es que, además de ser mujeres, tienen que tener un discurso. —Me dijo en una ocasión un guionista de un conocido medio televisivo.
—…masculinizado. —Le terminé la frase.
“Tener un discurso”, “saber hablar en público” se sigue viendo a través de un prisma determinado. Los debates políticos deben realizarse desde una óptica académica, con uso de las expresiones prestigiadas por la sociedad patriarcal en la que vivimos. Que una abuela vaya y diga “me tenéis como una esclava” no vale, hay que decir “la economía de cuidados invisibiliza la labor de la mujer en el capitalismo”. Y es curioso porque lo primero lo entiende todo el mundo y lo segundo no, y aún así se sigue privilegiando el uso del lenguaje prepotente, académico y tecnicista (el de los hombres de clase media alta) frente al llano, directo, sencillo y potente de nuestras viejas.
Entiendo que llevar a una abuela o a una mujer gitana o a una mujer sin estudios o a una con síndrome de down para hablar de cualquier tema de actualidad es una apuesta arriesgada pero por eso os pregunto redactores de medios ¿queréis o no queréis crear nuevas formas de hacer televisión y radio?
Tipo de debate
En un debate feminista no hay tanto empeño en llevar razón como en los de la televisión mainstream. Bueno, siendo sinceras, a veces también la cagamos, pero al menos somos conscientes de ello. Obviamente el movimiento feminista ha adoptado formas patriarcales en su conformación interna, pero esto es algo que detestamos de nosotras mismas y que intentamos cambiar. En cambio en vuestros debates hacéis explícito la corrupción en los discursos como si no fuese algo malo. Nos pedís “intervenciones mordaces” o debate con “competición sana”. Nosotras no queremos ser mordaces ni competir, queremos construir juntas y no nos importa hacer explícitas nuestras dudas e inseguridades en una discusión.
Además me gustaría saber: ¿por qué sólo nos llamáis para hablar de feminismo? Las mujeres sabemos hablar de cualquier cosa y queremos poder estar en todo tipo de debates. Y cuando nos llamáis para hablar de otros asuntos, ¿por qué nos cedéis la palabra sólo para introducir la perspectiva de género? Parece que sólo existimos el 8 de marzo y el 25 de noviembre. Llamadnos también para hablar de fútbol, eso sí, hablemos tanto del fútbol hecho por mujeres como el otro, el de siempre. Messi nos agota.
En resumen, decir “sois vosotras las que no queréis venir” es culpabilizarnos de la discriminación que vosotros mismos ejercéis desde las posiciones de poder. Es necesario que en las redacciones de los medios de comunicación haya un proceso de autocrítica fuerte. Es verdad, somos nosotras las que no queremos ir a la los medios de comunicación, pero la razón es que nos negamos porque estos medios no nos gustan y nos resistimos a participar en espacios que perpetúen el machismo. No queremos cambiar las cosas “desde dentro” ¿sabéis por qué? porque exigimos que se nos respete desde antes de llegar.
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