Nos sobran las luces – Nos faltan las luces!
¡POR FAVOR!: ¡UNA NAVIDAD SIN FALSAS LUCES!
¡NOS SOBRAN LUCES – NOS FALTAN LUCES!
Da cierta vergüenza ser ciudadano cuando, ante perspectivas de poca agua y poca energía, se van tomando medidas de ahorro pero nos dicen que la derrochadora iluminación navideña de las calles de nuestras ciudades, “¡eso no se tocará! Y en algunos casos se ampliará”. Mientras, el secretario de la ONU avisa de “un invierno de descontento global por la inflación y las desigualdades”.
Para hacernos una idea: Madrid gastó el 2020 tres millones y medio en esa iluminación, Barcelona superó los dos millones, con unos cien kilómetros de calles iluminadas. Málaga o Vigo pasaron del millón, al que se acercan muchas otras poblaciones… Multipliquemos por el número de ciudades y quizá nos llegará a dar vértigo o vergüenza.
La sociedad de consumo prefiere recortar de lo útil, más que de lo inútil. ¿Hay que ahorrar energía? Pues que los pobres pasen frío, que no coman caliente y que sus hijos se gasten la vista tratando de estudiar con poca luz. Ya hicimos algo así para salir de la crisis del 2007 y no nos fue tan mal.
.- Con esa realidad metida en nuestras vidas es imposible andar con subterfugios y no afirmar que en el «oasis» vasco la pobreza existe, aumenta cada año y afecta al 6,1% de la población y a un 9% en riesgo de exclusión severa. Si a estos datos añadimos las 4.456 personas sin hogar, los más de 300 desahucios y las 70.000 familias con pobreza energética, la sociedad que se refleja es una injusticia permanente. ¡STOP al consumo y al despilfarro!… que yo voy a completar Lo quiero completar con unos versos de Neruda que como buen comunista escribió, «te sigo, pobreza, te vigilo, te disparo». Krugman, Premio Nobel de Economía, habló sin eufemismos ni tapujos del proceso de «enriquecimiento gradual de los más ricos y el empobrecimiento de todos los demás».
Las navidades tiene que ser una celebración de lo que es profundamente humano, por eso tenemos que celebrarlas de una forma profundamente justa y equitativa. Ahora bien: si la Navidad deja de ser también una fiesta de la mejor calidad humana, entonces “apaga y vámonos” y ¡Nunca mejor dicho!
Hoy la luz del mundo, ya no es el Niño del portal de Belén, es el consumo. Y se iluminan calles y plazas para que la gente compre. Nada más. Con ello, las navidades van dejando de ser también la fiesta de lo verdadera y profundamente humano.
Siempre quedarán mil brasas o rescoldos de humanidad auténtica, en muchos de nuestros hogares y ciudades, sobre todo en relaciones o reencuentros familiares y en algunos usos tradicionales de verdadera celebración de humanidad y de Paz.
De un viejo “pico de oro” (= Crisós-tomo) de la iglesia primitiva y auténtica tiene frases muy duras sobre la inhumanidad del rico, y descripciones impresionantes de la situación infrahumana en que se mueven muchos pobres. De él y de siempre aprendí a dividir al género humano en “inhumanos e infrahumanos”. Pero si pretendemos celebrarlas con el derroche arbitrario e insolidario de algo que otros tanto necesitan, solo celebraremos el nacimiento de lo antihumano, que irá deshumanizándonos a todos.
Como no hay mal que por bien no venga, y aunque suba todo eso del megavatio hora, si continúa esa injusta iluminación de las ciudades, aprenderemos que quien manda en este país no son los llamados gobiernos, sino otros poderes económicos disfrazados, que son los que tienen la verdadera “cracia” de eso que llamamos demo-cracia (poder del pueblo). Es decir en la verdadera calidad de lo humano, para una huelga radical de consumo navideño. Aunque sea “anti festivo y anti ciudadano” considero que ese derroche energético de casi mes y medio es una estupidez. ¡Pues hombre!, al menos por respeto y amor profundo a todos esos que serán los verdaderos “paganos” de esta estupidez injusta, tratemos de hacer una huelga de presencia y de consumo en todos aquellos parajes urbanos vestidos de luz. O, al menos, que ese despilfarro se reduzca a la semana anterior a Navidad. Cosa que ningún alcalde parece haber pensado y sopesado.
LA GUINDA: La cueva de belén recuerda una Navidad distinta a la consumista y comercial».
¡Estamos locos, estamos tremendamente locos! Está muy claro que “Jesusito de mi vida” no nacerá ni estará en la cueva del Belén de la Florida. No podrá admitir acomodarse en una cueva en la que se ha gastado casi medio millón de Euros en adecentarla y modernizarla. ¡MEDIO MILLÓN CON LAS NECESIDADES QUE HAY EN VITORIA EN MUCHAS FAMILIAS, PERSONAS, NIÑOS (A LOS QUE Él ACOGE SIN DISTINCIÓN). Por todo eso no estará seguro en esa Cueva. (España, incluido Euskadi, es el segundo país de la U.E. en pobreza infantil).
Y esos días, miremos de sacar lo mejor de dentro de nosotros, en lugar de comprar lo que sea de fuera de nosotros.
LA ALEGRÍA DE VIVIR ES EL MÁS GRANDE PODER CÓSMICO DEL UNIVERSO. POR ESO EL SENTIDO DE LA VIDA ES AMAR. VIVIR Y ABRAZAR, SIEMPRE PERO ESPECIALMENTE EN NAVIDAD, ESO TE, NOS LLEVARÁ A VIVIR CON UNA ALEGRÍA PROFUNDA Y VERDADERA.
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