«Miedo»-Imanol Olabarria-
MIEDOS
El pasado 21 de abril, la librería Zapateneo y el colectivo Súkubo nos invitaban con motivo de la presentación del sexto número de la Revista “LA MADEJA”, a una exposición-debate sobre los miedos desde los feminismos, contenido de dicha revista.
Días más tarde, tras la lectura de su editorial y una parte de sus colaboraciones, decidí hacerme eco de su contenido, aireando una temática poco abordada, miedos desde los feminismos, tal como sus protagonistas nos los exponen. ¿Cuáles son los miedos que sentimos?, se preguntan. ¿Qué quieren decirnos? ¿Cómo nos sentimos? ¿Qué hacemos cuando nos afectan? ¿Qué tienen que ver los miedos con el poder…? ¿Porqué reflexionar sobre ellos desde los feminismos?
Estas y más preguntas incluyen la editorial de la susodicha revista. Los miedos, como otras cuestiones, tienen que ver con las distintas relaciones que mantenemos, o momentos que travesamos. Y hasta hay miedos, que tienen que ver con nuestros privilegios. Pues, no da igual, ser blanca, negra, nativa, extranjera, o tener trabajo o carecer de él, tener o no cargas familiares, ser hombre, mujer, o gitano. Lo miedos pueden tener un contenido de clase, de género, de orientación sexual, y esto a veces se nos olvida. Y a veces también olvidamos, que todos tenemos miedos, y que cada miedo puede tener recorridos distintos, que hay miedos que nos bloquean, y miedos que nos catapultan nos espolean y hasta nos enriquecen.
Hay miedos, vinculados al espacio que ocupamos, a la edad, como el miedo a la vejez, a la soledad o a la muerte. Hay fronteras físicas y no físicas. Las no físicas, son las que van unidas al miedo, al rechazo, a salir de la “normalidad impuesta” a no encajar en un mundo heteropatriarcal, miedo a salir del armario, o a asumir identidades cambiantes en el tiempo. Y hay fronteras físicas, que dificultan empatizar, con gente de culturas, lenguas, posiciones sociales, pensamiento, y religiones diferentes. Lo dicho hasta ahora es más bien una síntesis muy personal de dicha revista. Vaya mi aplauso a sus colaboradoras, pues exteriorizar los miedos en una sociedad tan mediática supone desprenderse de máscaras que ocultan nuestros desasosiegos, que nos obligaban a vivir con la sonrisa permanente a flor de labios.
Intentaría ahora ahondar, a título personal en cuestiones ya mencionadas. Como “hay miedos que tienen que ver con nuestros privilegios”, o más concretamente con el miedo a perderlos. Frente a quienes en el Sur, nacieron, vivieron y murieron y morirán, sin salirse de la crisis, hoy en este Norte nuestro, enriquecido por las guerras y el expolio del resto del mundo, y que ha hecho de sus caprichos un derecho, se tambalea nuestro buen vivir. Hechizados por el poder, y su despilfarro provocador, iniciamos la búsqueda de los responsables de nuestro malestar, entre nuestros sectores más desfavorecidos. Incapaces de enfrentarnos al PODER, buscamos cabezas de turco para nuestro desfogue y entretenimiento.
Hoy, surgen miedos que nos afectan a sectores cada vez más amplios, el paro, los desahucios, las reestructuraciones laborales, desnutrición, deslocalizaciones empresariales, contaminación, pensiones y trabajos que no permiten vivir dignamente, y sentimientos de no ser sino “un no necesario” ni siquiera para ser explotado, a los que sigue la soledad y los suicidios en aumento. Creímos en la democracia, y renunciamos a nuestro protagonismo y nos volvimos creyentes y votantes; interiorizamos que los derechos conquistados con la lucha no tendrían caducidad y bajamos la guardia; renunciamos a sueños compartidos y abandonamos las trincheras. Y hoy constituimos una muchedumbre de solitarios, reducidos al papel de espectadores que tememos por nuestro propio fin.
Vivimos en un Occidente, blanco, cristiano, demócrata, “antiterrorista” que ha perdido su norte:
– Como cuando el negocio de la vivienda nos lleva al sinsentido de dejar sin casa a tanta gente cuando hay más de 8millones de casas vacías a nivel estatal, convirtiendo la abundancia en escasez;
– Como cuando la guerra, “INDUSTRIA DE LA MUERTE”, acapara ella sola un tercio del total de las inversiones de los I+D+I, y constituye la principal fuente de los inventos tecnológicos con los que saquea, extorsiona países y hasta continentes;
– O como cuando, sesenta y cinco millones de personas vagan sin destino empujadas por el hambre y la guerra, y teniendo por causa no la escasez sino un reparto interesado e inconfesable. Si bien esta problemática social transciende, rebasa el terreno de género, no podemos menos de reconocer que la mujer sigue siendo su principal víctima. Carecemos de horizontes comunes. Se impone, frente a un pasado que nos enseñó a pensar por uno mismo, un aprender a pensar con otros, para trabajar juntos lo que nos pasa.
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