La conquista del hogar
Esto no lo iba a predecir ni el oráculo de Delfos ni la pitonisa de ese canal de televisión que todas sabemos que está ahí pero que evitamos como la peste. Y qué ironía, creo que estos días, estas semanas y estos meses que se nos vienen encima más de una va a descubrir mundos inhóspitos y maravillosos dentro de su humilde hogar. Y no sólo dentro de la caja tonta.
Es momento de mirar hacia dentro, hacia los rincones sin aprovechar que todas tenemos en casa, a esas tareas y proyectos que hemos ido postergando año tras año y a esas estanterías que no hacen más que albergar nuevas comunidades de ácaro cada semana. Y ya de paso a saber a qué se dedican tus gatos cuando tú no estás en casa. Pequeño spoiler que os va a quitar la emoción de un plumazo: entre las trescientas setenta y cinco siestas, veinte acicales y diez deposiciones que hacen al día no tienen tiempo más que para preguntarse qué haces todo el día en casa, en su casa.
Y es que parece que estar encerradas en casa, en el caso de las personas que estamos sanas, sea la peor de las maldiciones. Parece el peor destino para una sociedad acostumbrada a digerir en menos de una semana series y novelas que nos hablan de mundos apocalípticos en los que hay que luchar para sobrevivir. Pero claro, quedarnos en casa nos parece una tortura.
Con todo esto quiero acotar bien el cerco: me refiero a personas sanas que tienen los medios y las condiciones para permanecer en un hogar seguro durante el confinamiento. Por eso quiero hacerles ver que este periodo es un periodo de aprendizaje para todas y que estar en nuestros hogares puede ser una experiencia de lo más placentera.
Tenemos mil opciones tras haber realizado las tareas de limpieza y mantenimiento de la casa y nuestro trabajo a distancia. Por ejemplo, cortar la cadena de producción de ácaro y otras nuevas especies de seres aficionados a agruparse en torno a cada esquina de la casa y de nuestras baldas con el simple hecho de optar por la lectura. Coged esos libros y dedicaos a pasar agradables tardes en mil universos llenos de aventuras que ojalá consagren a más de una nueva lectora. Bailad y cantad al ritmo de esos discos que ocupan cajas y más cajas, tocad esa guitarra que teníais abandonada, aprended a cocinar nuevos platos, estudiad, hablad con vuestras amigas, con parientes lejanos, con vosotras mismas.
Quizás adquiráis nuevos hábitos, nuevas pasiones y nuevas aficiones y con todo ello estaremos enriqueciéndonos, conociéndonos más y por que no, parando el acelerado ritmo de vida que llevamos y dejándole tiempo al silencio, a la tranquilidad y a la compañía de una misma.
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