• Tania Siriany: De Black Panther II, de alianzas (decoloniales) entre oprimidas y de que siempre la realidad supera la ficción
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El otro día fuimos con una amiga al cine a ver Black Panther II. Aunque ya te haces a la idea de que no es que Disney sea revolucionario la peli estuvo entretenida; ver a tantas mujeres fuertes y buenas actrices te reconforta; que por una vez el avance tecnológico y científico no estén en el mundo de los blancos hasta te hace ilusión. Que haya más de alguna alegoría en la que geopolíticamente se plantee la resistencia de los pueblos oprimidos, la colonización de occidente, o el saqueo de recursos y la manipulación tan obvia de las potencias mundiales fue muy apropiado. Que no todo sea heterosexualidad, ni personajes blancos en la medida de siempre resulta agradable vamos a decir, y otras cuestiones que no mencionaré porque no pretendo hacer spoiler.

Sin embargo, salí con una sensación incómoda y a disgusto del cine, porque el argumento central no deja de ser la lucha entre dos pueblos oprimidos, el antagonista de la peli es otro pueblo oprimido, que ha sido saqueado, asesinado y obligado a “desaparecer” por los blancos. A pesar de que tanto Wakanda como Talocan (mezcla de la Atlántida y Mesoamérica) comparten esa historia de expolio y genocidio se enfrentan entre ellos y son enemigos.

Me da rabia y pena que esta historia sea real en varios casos… que los pueblos oprimidos, o las personas oprimidas nos enfrentemos entre nosotras en lugar de crear juntas estrategias para defendernos o responder al enemigo común. En la vida real hay un sistema colonial moderno que es machista, racista y que mediante el capitalismo está acabando con la naturaleza y con la vida. Seguro que a quienes estáis escuchando se os vienen varios ejemplos actuales a la cabeza, de divisiones entre gente que enfrentamos una misma situación, en lugar de unión.

En ámbitos cercanos y en el día a día, en Gasteiz misma, entre las personas migradas hay racismo. Más allá de ese sistema de privilegios blanco sustentado por las instituciones y que encuentra calado en el racismo social de la gente autóctona, europea. Entre la gente migrada hay jerarquías y muchos prejuicios. Entre culturas que tienen en común el ser consideradas de menor status en esta sociedad hay resquemores.

Cuantas veces, y más allá de la historia colonial que nos precede y que nos sigue marcando, la gente de América Latina se ha considerado que tiene más estatus y es más aceptada que gente de las comunidades árabes o africanas. Se “integran más” dicen y nos vemos rodeadas de “beneplácito” en lo que a creencias religiosas se refiere, en el aspecto y/o vestimenta, en la comida y con otras cuestiones culturales (igual somos más “asimilables”…) La gente de América Latina asumimos esa “mirada blanca” de extrañeza y lejanía con las comunidades musulmana y africana y en algunos casos hasta de discriminación. Ya un ex alcalde de Gasteiz marco una jerarquía clara entre personas migradas que hizo mucho daño a la ciudad.

Tampoco es mi intención ahondar en estas heridas; pero si, señalar la necesidad de revisarnos los privilegios, aún entre la gente que somos migradas, tomando conciencia de nuestro lugar en este sistema racista de jerarquías para ¡¡romperlo de una vez!! y caminar hacia el “diferentes pero iguales”. Reconocer que las comunidades árabes y africanas tienen mayores desventajas en este sistema, que la lengua, el color de la piel, las creencias religiosas, y en general la cultura y formas de hacer marcan relaciones de poder con las personas, con la administración, en lo social, lo laboral, etc. y que por lo tanto viven más racismo puede ayudarnos a tomar consciencia y hacer cambios para acercarnos entre nosotras.

Y después de tomar consciencia, de que todas las comunidades, de América Latina, de África, de Asia, etc. que vivimos en el norte global (aun ocupando posiciones del sur…) visibilicemos, que compartimos mucha historia, que nuestro lugar en este sistema de privilegios blanco establecido en las colonizaciones, en la modernidad que aún persiste en la actualidad, que nos afecta a todas, aunque de maneras distintas, quizá podamos construir alianzas (decoloniales), aquí y ahora para enfrentarnos a ese enemigo común que es este sistema. Ojalá y un día podamos estar más unidas todas, podamos autoorganizarnos. Ojalá y en Black Panther III veamos juntas a Wakanda y Talocan enfrentando a los colonizadores.