«Cambios Alentadores» -Jesús Valencia-
Comenzaré precisando que los cambios a los que me refiero no tienen nada que ver con el relevo gubernamental español. Ni los salientes ni los entrantes me provocan el menor entusiasmo. Respiré aliviado cuando vi que Rajoy y sus huestes salían a trompicones por la puerta de atrás pero la triunfal entrada de los nuevos gestores, más que entusiasmo, me provocó desencanto. No necesitamos concederles un margen de cien días para verificar sus intenciones; basta con refrescar sus currículos. Entre ellos iba Borrell, el caudillo que lideró a los fascistas en su asalto al proces; Meritxel Batet, empeñada en retocar la Constitución para que no quepa la autodeterminación; Dolores Delgado que, en su anterior condición de fiscal, pidió largas condenas contra ejemplares militantes vascas; Grande –Marlaska, el juez que no apreció señales de tortura ni en el desfigurado rostro de Unai Romano.
Los cambios que me provocan aliento y esperanza, son otros y muy diferentes: la emergencia de nuevos sujetos transformadores y su voluntad de confluencia. Comenzó este año con la insurgencia de los pensionistas. Tras muchas convocatorias escasamente respaldadas, han conseguido contagiar conciencia y provocar movilización; sus citas regulares y sus jornadas especiales llenan las calles de canas y dignidad. Algo parecido ocurrió con el movimiento feminista: sus pintorescas marchas de otros años se convirtieron el último 8 de Marzo en una huelga general cargada de contenidos y de gentes. Aunque a veces discreta, la llama del feminismo revolucionario que nos deslumbró aquel día, se mantiene viva; basta recordar la contundente respuesta que dieron a la injuriosa sentencia de la Manada. El tercer sujeto rebelde que ha irrumpido con fuerza en nuestro adormilado escenario, es el pueblo de Alsasua. Muchos de nuestros jóvenes habían sido detenidos con anterioridad y su encarcelamiento provocó mucha rabia y escasa rebeldía; en esta ocasión, la ciudadanía de Alsasua se ha constituido en poder popular y desafía sin complejos a la podrida justicia española. A mediados de abril encabezaron una de las mayores manifestaciones que ha conocido Iruña y todavía ha sido mayor la reciente del 16 de junio.
El segundo aspecto que quisiera destacar, es la voluntad de confluencia en todos estos movimientos rebeldes; corrientes de dignidad y compromiso que mutuamente se reconocen y respaldan para tener más fuerza. Maider Iantzi lo expresaba con belleza en el Gara del 27 de Mayo: “Langile, gazte, emakume, erretiratu….batasun zoragarria”. Era verdad: numerosas plataformas de pensionistas dejaron a un lado sus diferencias y caminaron juntas el día anterior acompañadas por jóvenes. Estos expresaron así su sintonía con el pensionariado en el Parque de la Florida de Gasteiz: «Queremos agradeceros por darnos, una vez más, una lección de dignidad y de vida. Gracias porque para nosotras fuisteis, sois y seréis un ejemplo de lucha. La lucha por unas pensiones dignas es de todas y todos».
También Alsasua ha despertado corrientes de simpatía y respaldo en muchos otros lugares. Quienes participábamos en la gigantesca manifestación de Iruña, aplaudimos con entusiasmo una pancarta amiga: gentes que se habían desplazado desde Madrid para apoyar a los jóvenes brutalmente castigados. La nueva movilización masiva del 16 de Junio, ha suscitado el respaldo de muchas otras personas y organizaciones. Algunas, convocaron actos de solidaridad en sus respectivos territorios. Otras, no contentas con eso, acudieron a Iruña para estar presentes en la manifestación. Son todos estos gestos los que, de verdad, alientan la esperanza.
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