Alerta antifascista: apuntes sobre terrorismo de extrema derecha y blanqueamiento mediático
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Inurri Gorria: Alerta antifascista: apuntes sobre terrorismo de extrema derecha y blanqueamiento mediático00:08:03
El monstruo ha vuelto y, silencioso, se mueve entre nosotros. Asistimos como cada día blanquean al fascismo en los medios y en los parlamentos. Pero hoy nos vamos a centrar en una expresión concreta del fascismo: el TERRORISMO de extrema derecha.
En las últimos semanas ha habido diferente actos de terrorismo de extrema derecha, en Estados unidos y en el estado francés. El mas mediatico fue el de Buffalo (EEUU), donde Payton Gendro, joven supremacista blanco, entró armado en un supermercado y asesinó a 10 personas. Cuando fue detenido, declaró que la suya fue una acción frente a la sustitución étnica y que eligió Buffalo por su alta concentración de personas negras.
Lo que más sorprende de este y muchos otros casos de terrorismo fascistas son las reacciones políticas y de los medios de comunicación: se tratan como casos aislados, desde una perspectiva «psicologicista»; serían jóvenes aburridos, trastornados, tormentados, desequilibrados y con problemas relacionales. Además se caricaturiza y difumina su ideología, bajo el paraguas de “conspiracionistas”: personas problemáticas, que se han radicalizado mediante «teorías conspiranóicas que circulan en la web”.
Si miramos a los datos, la situación está muy lejos de esta caricatura: no estamos frente a casos aislados, ni a individuos desequilibrados. La psicología barata nos esconde un fenómeno mucho más arraigado: una ideología supremacista extremamente peligrosa, que se está difundiendo en todo occidente y que, desde hace años, se traduce en actos de terrorismo global.
Hay un claro fenómeno de radicalización extremista que tiene su epicentro en Estados Unidos pero que está contagiando a todo occidente. Sí EEUU. Actualmente en la “cuna de la democracia occidental” hay más de 1400 grupos organizados alrededor del supremacismo blanco. Entre ellos, grupos que declaran abiertamente su ideología neo-nazi (más o menos el 25% del total), como American Front, American Guard, National Alliance, National Socialist American Labor Party, National Socialist Vanguard, Nsdap/Ao, White Aryan resistance.
Como dicho, esta ideología y estas organizaciones tienen su materialización práctica en actos de terrorismo masivo. En efecto, en los últimos años EEUU ha sido teatro de muchos de estos presuntos “casos aislados”. Casos aislados como el de Christopher Paul Hasson, exteniente de la Guardia Costera de EEUU, detenido mientras organizaba una red de terroristas supremacistas y planificaba atentados contra políticos y periodistas.
Casos aislados como Kyle Rittenhous, joven supremacista, integrante de las “patrullas blancas” de su ciudad y que se fue armado a una manifestación del Black Lives Matter y empezó a disparar a los manifestantes, matando a dos personas en Wisconsin. Casos aislados como el de John Earnest, supremacista que en 2019 entró armado en una sinagoga de San Diego y empezó a disparar a los presentes y que reivindicó en su Manifiesto nazi que unos meses antes había dado fuego a una mezquita en la localidad californiana de Escondido.
Casos aislados como el del neonazi James Alex Fields, que en 2017 se lanzó contra una manifestación antiracista en Charlottesville, matando a una mujer e hiriendo a 35 personas. Gesto emulado luego por numerosos supremacistas en diferentes manifestaciones del BLM. Y otras decenas de “casos aislados” que hemos vivido en estos últimos años. Sin seguir con este largo listado, solo citar la BBC, que habla de que el 70% de atentados y complots son cumplidos por el «terrorismo supremacista blanco”. Otros datos hablan de que casi el 75% de las víctimas de atentados terroristas en EEUU se puede atribuir al terrorismo de extrema derecha.
Pero el problema no se limita a EEUU: el cáncer neonazi lo vemos actuar cada dos por tres también en Europa: Estado francés, Estado español, Reino Unido, Noruega, Italia… No hay país de Europa en el que no se hayan dado casos de atentados en nombre de ideas supremacistas y racistas.
Hoy en día, si miramos a los hechos, es innegable que hay una red de terrorismo internacional de extrema derecha -que se organiza sobre todo a través de las redes sociales-, con sus organizaciones, medios de comunicación, apoyos políticos, influencers y medios de captación y radicalización. Lo que es inexplicable es el trato que este terrorismo recibe por parte de las fuerzas políticas y por los medios de comunicación.
Volvamos al discurso usado para caricaturizarlos: estos nazis y fascistas serían “conspiracionistas” que “actúan de forma aislada”. Respecto a lo primero, ¿Qué idea fascista y supremacista no se ha desarrollado a partir de un ideario e imaginario “conspiracionista”? Todas tienen en su base la idea de una conspiración y un peligro para su raza, que va a ser «ensuciada» por la mezcla y sustituida. Lo que el nazismo de ayer hacía con los judíos, el supremacismo de hoy lo hace con los musulmanes y con las personas racializadas. Lo que en 1930 era la conspiración de los “Protocolos de los Sabios de Sion” hoy es el “Plan Kalergi”. Quien no ve la similitud es porque no quiere.
Respecto a lo segundo -que estos nazis actuarían «de forma aislada”-: por un lado, no es cierto, porque esta gentuza está organizada, tanto en organizaciones formales, como en las nuevas redes sociales. Y, aún pudiendo haber casos de «personas» que se han radicalizado y actúan de forma aislada sin tener detrás una red formal, sigue siendo terrorismo. Terrorismo organizado y premeditado.
Entendemos que los que no consideran esta violencia de extrema derecha terrorismo, harán lo mismo tambien con el terrorismo islamista (que serian casos aislados de jovenes problemáticos). Porque, me pregunto yo:
¿En qué se diferencia los «casos aislados» del terrorismo supremacista de los del terrorismo islamista? ¿Os acordáis de cuando nos pintaban como “terrorismo jihadista” de carácter global que un joven árabe de segunda generación francesa (sin contactos formales con el ISIS) sacara un cuchillo en medio de una plaza del Estado francés, gritando en favor de Allah? ¿Donde está la diferencia entre estos y los que, “de forma aislada”, escriben y publican manifiestos supremacistas, cogen un arma y van a disparar a minorías étnicas y a enemigos políticos?
La verdad es que, si queremos ver una diferencia, yo la vería en que el terrorismo supremacista parece mucho más coherente, organizado y premeditado que el terrorismo jihadista. Si miramos todos actos de terrorismo global de extrema derecha y los analizamos junto con el resurgir de organizaciones fascistas de masas, con el blanqueamiento de medios e instituciones y con el revisionismo histórico con el que nos están bombardeando, podemos decirlo claro: el fascismo no está llegando, el fascismo ya está aquí, entre nosotros.
Antonio Gramsci decía “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”. El monstruo ha vuelto. Está ya aquí y se mueve entre nostros.
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