Construir respuestas donde el deseo sea colectivo y transformador y no individual y consumista
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Sejo Carrascosa: Construir respuestas donde el deseo sea colectivo y transformador y no individual y consumista00:05:08
Dice Charles Dickens en el comienzo de su obra “Historia de dos ciudades”: Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. La verdad es que la situación no es la mejor.
Y es cierto que vivimos tiempos convulsos, pero mejor seria decir, como Dickens. que todos los tiempos han sido convulsos, y que es en eso en lo que se basa la historia de nuestra especie.
La pandemia de COVID parece ser que es ideal para que en esta época se acentué esta convulsión de los tiempos que nos ha tocado vivir y es que las diferentes posturas de nuestra sociedad ante un problema que debería reducirse a salud publica, y no hay que caer en la ingenuidad para saber que intereses económicos son los que están detrás de este concepto, nos dibujan un panorama bastante desesperanzador.
Un sector de la sociedad cuestiona, con diferentes razones, la gestión que desde las administraciones se esta haciendo de la pandemia. Entre este sector se encuentra una amalgama de opiniones creencias y criticas que se pueden, o no, compartir. Desde la utilidad de las vacunas, hasta la imposición del pasaporte COVID, pasando por la necesidad del uso de las mascarillas.
Debajo de ese cuestionamiento de las vacunas, puede haber un debate interesante. No seré yo quien niegue que detrás de lo que llamamos ciencia y método científico se esconde unas visiones machistas, colonialistas, capacitistas y heterocentradas que bajo el paradigma de lo natural han promovido jerarquías, exclusiones y desigualdades criminales. Hay otras epistemes, otros conocimientos obviados y olvidados, y que se deberían estudiar y promover, que han servido a la humanidad para evitar el sufrimiento y la enfermedad. Pero ante mi falta de conocimientos solo puedo decir desde una visión particular, que en mi memoria tengo mas muertes por ausencia de medicación que por un uso indebido de ella. Como sobreviviente de la pandemia del SIDA y consciente de lo que muchas enfermedades han producido, y producen, en los países empobrecidos, no me queda mas argumentación y deseo que la medicina pueda ser generalizada a toda la población ajenamente al sitio en que se nace, sea este el de los privilegios colonialistas o no.
Y me llama la atención, que personas que están en contra de las vacunas por que piensan que es un atentado a su sistema inmune, no duden en ponérsela cuando ven imposibilitada su opción, que nada tiene que ver con una necesidad irreductible, a viajar. Contradicciones que se tienen cuando se antepone lo personal a lo colectivo.
También me parece llamativo que quien se queja del control social del llamado pasaporte covid, no cuestione los diferentes documentos de identidad y los apartados que se registran en ellos, como el sexo, la nacionalidad y sus progenitores entre otros. Datos que determinan un nivel de ciudadania jerárquico y excluyente.
Y creo que quien al final sale ganando de estos falsos debates es un sistema que debe ser cuestionado desde sus raíces. El pensamiento critico, que debemos tener como sociedad, parece haberse quedado en soluciones individuales, en una escenificación de las singularidades que abandona lo colectivo, lo político, para convertirse en un caldo de cultivo para las ideologías del odio y el desprecio que se nos avecinan.
Quizás debiéramos plantearnos, si en estos tiempos convulsos, no somos como personas sociales lo suficientemente criticas y solidarias para aprovecharlos e intentar construir respuestas donde el deseo sea colectivo y transformador y no individual y consumista.
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