«Como un diario» -Imanol Olabarria-
Entre mi anterior escotilla, 21 de mayo, y la presente, hoy 25 de junio, la Rueda que siguió girando nos ha deparado nuevos amos, Pedro Sánchez y su equipo, a viejos esclavos, reducidos al papel de meros espectadores.
Un gobierno de mayoría femenina, un Ministerio de la Igualdad,… diseñado por expertos estilistas de formas y envoltorios, pero que ocultan un contenido caduco.
El mismo día en que se repetía en la Audiencia Nacional un juicio anulado por el Tribunal Supremo, por no haberse investigado por parte del Juez Instructor las denuncias por torturas de Iñaki Zapirain y Beatriz Etxebarria, ese Juez Instructor, que tres años antes tampoco quiso contemplar la denuncia por torturas de Igor Portu (ingresado en la UCI) y Martin Sarasola, este mismo Juez, Grande Marlaska, era nombrado Ministro de Interior del actual Gobierno socialista, y Josep Borrel, furibundo ariete de independentistas catalanes, Ministro de Asuntos Exteriores.
Un par de días más tarde la Ministra de Educación y Portavoz del Gobierno…Isabel Celaá, sentenciaba que “la integridad territorial, constituía el principal problema de España”. Para añadir a continuación por, si alguien no lo entendía, que “con la Constitución en una mano y el diálogo en otra, habría que abordar los asuntos pendientes, quedando la Autodeterminación fuera. La Ministra de Educación, conoce, que en el mundo animal el pez grande se come al chico, pero parece haber olvidado que a veces el chico se resiste. Silenciar, negar, reprimir, amordazar la disidencia en la especie humana puede traer un coste, y no es la mejor forma de asegurar la convivencia.
Tan solo dos días más tarde, 175.000 personas en el País Vasco recordaban a propios y extraños que nuestro futuro, GURE ESKU DAGO (está en nuestras manos).
Al día siguiente, 11 de Junio, el Aquarius con 629 inmigrantes era dejado a la deriva en las costas italianas. Zarandeados, sin norte, despojados de sus tierras, expulsados de sus países y hasta de su continente por la guerra y el hambre, vagan como desechos humanos sin futuro, y sin derecho alguno.
Jean Zeagler, investigador especial de la ONU por el derecho a la alimentación, afirma que el hambre dejó de ser problema convirtiéndose en delito. Pues nuestro desarrollo agrícola actual puede alimentar a doce mil millones de seres humanos con 2.700 calorías por día.
El Ministro de Fomento del Gobierno socialista, Jose Luis Abalos, la víspera que el Aquarius tocara el puerto de Valencia, desenmascara su discurso engañoso de manos abiertas para con los seiscientos veintinueve inmigrantes, diciendo, “tendrán una autorización especial durante 45 días, a partir de ese momento se les tratará con la legalidad en la mano, sin excepciones”. Apenas brilló un instante la broma, el juego macabro, para nuevamente echarse la noche.
En un intento de husmear, empatizar, acercarnos, rozar, escuchar a los pasajeros del barco que se acercaba a nuestras costas, y cuyo destino en parte GURE ESKU DAGO, os invito a la escucha del poema de Pablo Neruda titulado
EL BARCO
Pero si ya pagamos nuestro pasaje en este mundo /¿por qué, por qué no nos dejan sentarnos y comer?/ queremos mirar las nubes,/ queremos tomar el sol y oler la sal,/ francamente no se trata de molestar a nadie es tan sencillo… somos pasajeros.
Todos vamos pasando y el tiempo con nosotros:/ pasa el mar, se despide la rosa,/ pasa la tierra por la sombra y por la luz,/ ustedes y nosotros pasamos, pasajeros.
¿Entonces, qué les pasa?/¿Por qué andan tan furiosos?/ ¿A quién andan buscando con revolver?
Nosotros no sabíamos/ que todo lo tenían ocupado,/ las copas, los asientos, / las camas, los espejos,/ el mar, el vino, el cielo.
Ahora resulta/ que no tenemos mesa./ No puede ser, pensamos./ No pueden convencernos./ Estaba oscuro cuando llegamos al barco./ Estábamos desnudos./ Todos llegábamos del mismo sitio./ Todos veníamos de mujer y de hombre./ Todos tuvimos hambre y pronto dientes./ A todos nos crecieron las manos y los ojos/ para trabajar y desear lo que existe.
Y ahora nos salen con que no podemos,/ que no hay sitio en el barco,/ no quieren saludarnos,/ no quieren jugar con nosotros.
¿Por qué tantas ventajas para ustedes?/ ¿Quién les dio la cuchara cuando no habían nacido?/
Aquí no están contentos,/ así no andan las cosas.
No me gusta en el viaje/ hallar, en los rincones, la tristeza,/ los ojos sin amor o la boca con hambre.
No hay ropa para este creciente otoño/ y menos, menos, menos para el próximo invierno./ Y sin zapatos ¿cómo vamos a dar la vuelta/ al mundo, con tanta piedra en los caminos?
Sin mesa ¿dónde vamos a comer,/dónde nos sentaremos si no tenemos silla?/ Si es una broma triste, decídanse señores/ a terminarla pronto, a hablar en serio ahora.
Después el mar es duro./ Y llueve sangre.
(Pablo Neruda)
Imanol Olabarria
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