Otoño Innovador
Llueve en mendialdea, agua que rocía el territorio, limpia la capa de polvo que ha dejado el verano, empapa la tierra agostada, incorpora las hojas muertas al sustrato, protegiéndolo, alimentándolo, preparándolo, sin urgencia, en una quietud aparente.
Llueve sobre el pueblo despoblado, sobre la vejez abandonada, sobre la juventud ahuyentada, sobre las trabajadoras rurales, sobre pequeñas agricultoras y ganaderas, sobre nómadas en busca de techo; llueve sobre trabajadoras sin derechos, sobre montes comunales, sobre lenguas propias, sobre salarios inexistentes, sobre niñas abusadas en espacios seguros. Agua inerte de nubes opacas que se mueven por el lugar con destreza, apagando fuegos de existencia. Agua adulterada con sucedáneos vitales para crear territorios hidropónicos.
Territorios hidropónicos pensados para ser iguales entre sí, distribuidos en compartimentos estancos, desposeídos de base sustentadora, sin tierra en la que afirmarse, sin cobijo propio y dependientes de la programación de mecanismos digitales que inyectan el sustento necesario para que la cosecha sea la esperada.
La luz que esconden estas nubes opacas es sustituida por una iluminación contínua que oculta las noches de luna. Y para armonizar el espacio se recomienda escuchar una música suave, alejada del ruido que produce el canto de los pájaros, alejada del agresivo silbido del aire fresco en los días de otoño.
En la explotación del territorio hidropónico surgen períodos de debilitamiento, de enfermedad, de desánimo. No obstante, para estas dolencias hay preparado de antemano un arsenal de remedios específicos que, dosificándolos correctamente, conducen a un nuevo estado de alivio individual.
La energía producida para el desarrollo de esta empresa de construcción de territorios hidropónicos deberá certificarse como limpia.
Con este tipo de cultivos se busca, sobre todo, la buena presencia del producto, su uniformidad, que tenga las medidas adecuadas para su comercialización y que dé unos beneficios rápidos. Para lograr su objetivo, es necesario desechar la raíz con memoria que se escabulle buscando suelo, así como la que se expande fuera de su nicho asignado, para no desbaratar el resultado global. Estos desechos añaden valor al producto final, como muestra comparativa.
El fruto conseguido con el empleo de este recurso objetivo, razonable, vendible y, que a su vez, pueda ser sostenible en el tiempo, nos da la capacidad de exportarlo como idea a otros territorios sin perspectivas cercanas de hidroponías, o, simplemente, como lugar a visitar.
Bienvenidos a Rural Citizen 2030, laboratorio de innovación social en los pueblos despoblados de nuestra tierra.
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