Iberdrola renovable
Iberdrola planea de nuevo sobre el territorio que ocupa Arraia-Maeztu. No se trata de una especie a proteger, como veréis, sino más bien de una especie invasora. Se ha fijado en nuestra zona ya que hace diez años que salió trasquilada de este lugar y hoy vuelve con la fantasía de pensar que sus habitantes, aletargados por su poca potencia innovadora, se han quedado sin memoria.
Memoria que nos vincula a pensarnos como parte de un continuo común que también nos afecta individualmente. Memoria para poder trasmitir la inevitable dependencia con el entorno natural. Memoria de logros cosechados por esfuerzos colectivos.
Ahora regresa Iberdrola con sus zarpas afiladas y decididas a incautarse del antiguo sueño quebrado, Montes de Iturrieta, y de su nueva aspiración, Azazeta. Sigue planeando desafiante sobre estos dos lugares de Medialdea cuyo valor ecosistémico a salvaguardar se encuentra sobradamente acreditado, tanto a nivel legal, social como cultural.
Sin embargo, la única manera que tiene de apropiarse de espacios naturales es, revistiendo sus actuaciones con un envoltorio deslumbrante que propague a los cuatro vientos la adhesión de sus centrales eólicas a la lucha contra el cambio climático. Una batalla que está dispuesta a dar con armas de destrucción de biodiversidad, con levantamiento de barricadas entre espacios interconectados de vida, con apropiaciones de tierras comunales, con sabotajes a las gobernanzas locales, con muchísimo dinero público, con bombas industrializadoras de cumbres.
Aires de renovación eficiente para las viejas y trasnochadas energías que continuamente han sobrellevado estos montes. Aires de renovación cuya entrada está auspiciada por representantes municipales y gubernamentales que se creen con el derecho de dar un aire de legitimidad al latrocinio privatizador normalizado de la colaboración público privada.
Aixeindar le llaman ahora a la antigua Eólicas de Euskadi, empresa que obtuvo el preciado premio gordo con la venta por el gobierno vasco de su participación pública en las centrales de producción de energía eólicas que industrializaron las cumbres del territorio hace más de diez años.
Vuelta a empezar que el negocio no debe parar,
economía verde circular para alegrar de nuevo al capital.
Y acabo, volviendo a Arraia-Maeztu, territorio cuya cantera de Laminoria ya supone una herida sin retorno y un expolio a su población por parte de una familia, los Echave. También vais a patrocinar biodestruir las cumbres de la zona?
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